Solemnidad de la Epifanía del Señor

  • 5 de enero, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Cada 6 de enero, la Iglesia celebra la "manifestación" del Mesías esperado, quien se revela a todos los pueblos de la humanidad, representados en los sabios de Oriente (o Reyes Magos).

Dentro del tiempo litúrgico de Navidad, el 6 de enero, la Iglesia celebra la solemnidad de la Epifanía del Señor, la "manifestación" del Hijo de Dios como Salvador y Mesías.

El término "epifanía" es la transliteración del griego επιφανεια, cuyo significado es precisamente "manifestación", "darse a conocer", acto que Dios llevó a cabo por primera vez ante los sabios de Oriente, en representación de toda la humanidad. 

El Evangelio que se lee en la solemnidad (Mateo 2, 1-12) nos presenta a esos personajes conocidos popularmente como los Reyes Magos, quienes dejan atrás su tierra de origen y su cultura para salir al encuentro de Aquel que vino al mundo para devolver la esperanza al género humano.

Desde muy antiguo, se ha transmitido que los Reyes Magos eran tres y que sus nombres eran Melchor, Gaspar y Baltasar. Un famoso mosaico, hallado en Ravena (Italia) y que data del siglo VI d. C., corrobora el uso tradicional de estos tres nombres, que aparecen allí grabados con toda claridad.

La Epifanía del Señor a los Reyes Magos
El Evangelio de Mateo narra:

“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: '¿Dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo'.

Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban pontífices y escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacía mucho tiempo.

Ellos contestaron: 'En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén tierra de Judá/ de ningún modo eres la menor/ entre las principales ciudades de Judá/ porque de ti saldrá un jefe/ que será el pastor de mi pueblo Israel'.

Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: 'Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y, cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a adorarlo'.

Los Reyes Magos se marcharon, y la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.

Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”

Origen de la fiesta
El 6 de enero se celebraba, desde tiempos inmemoriales, en el Cercano Oriente, una fiesta con un sentido pagano: en Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero, se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno, que se calculaba hacia el 6 de enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios griego Dionisio en favor de sus devotos.

La fiesta de la Epifanía sustituyó esos festejos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, pasando a celebrarse ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que llegaron desde Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

Significado de la fiesta
Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos, y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.

Con la venida de Cristo, se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía, con la manifestación a los Magos, celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos: Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.+