Mons. García Cuerva: 'Cromañón, una espada que sigue provocando un profundo dolor'
- 31 de diciembre, 2023
- Buenos Aires (AICA)
"Es una espada afilada de injusticia, es una espada punzante de tristeza, es una espada cortante de bronca e impotencia", sostuvo en una misa, a 19 años de la tragedia en la que murieron 194 personas.
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió una misa en la catedral porteña por las víctimas de la tragedia de Cromañón, al cumplirse este sábado 30 de diciembre el 19º aniversario del siniestro en el local del barrio de Once, donde murieron 194 personas, en su mayoría jóvenes, durante un recital del grupo de rock Callejeros.
"Aquí nos volvemos a convocar, con una espada que atraviesa nuestros corazones desde hace 19 años; una espada que sigue provocando un profundo dolor, un dolor que no queremos anestesiar con otras noticias, o distraer detrás de algún escándalo mediático o farandulero. Es una espada afilada de injusticia, es una espada punzante de tristeza, es una espada cortante de bronca e impotencia", aseguró en la homilía.
El arzobispo porteño consideró que esa tragedia de diciembre de 2004 "es una herida abierta en la ciudad, que sigue sangrando en sus calles y en la vida de tantos".
"Su testimonio clama por una sociedad que sea madre solidaria, como quienes entraron y salieron varias veces del boliche para rescatar a quienes estaban adentro y morían asfixiados. Sin embargo, parece que no aprendemos más. Hoy siguen muriendo adolescentes y jóvenes, asfixiados por la exclusión y la violencia, por el consumo de drogas, por el hambre y por la trata de personas", advirtió.
"Los mercaderes de la muerte se reinventan, se cambian la careta, pero siguen matando y haciendo negocio con la vida de tantos. Por lo tanto, la memoria colectiva de Cromañón es un clamor profético que exige más justicia, más compromiso, más fraternidad, más empatía; en definitiva, más amor", agregó.
Monseñor García Cuerva subrayó: "Nosotros también, con todo el dolor a cuestas, con los años que se suman a nuestras vidas, con el cansancio en las espaldas, volvemos a gritar que tenemos esperanza; no un optimismo berreta; sino una esperanza que nace de la cruz, porque la esperanza cristiana es activa, y exige paciencia y fortaleza".
"La vida de los 194 hermanos víctimas de la tragedia son un clamor al cielo contra la impunidad y la resignación. La muerte no tiene la última palabra. Por eso, podemos recordar a nuestros seres queridos y pensar que hace 19 años que la muerte nos los arrebató; o renovarnos en la esperanza del reencuentro", concluyó.
La misa fue concelebrada por el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, y los sacerdotes Francisco Vello, César Femia y Nicolás Viel.
Cercanía espiritual
El Papa Francisco ha enviado en varias oportunidades mensajes, alentando a renovar la esperanza e intentando consolar a quienes llevan las heridas, físicas o emocionales, de esa tragedia a cuestas.
Monseñor Lozano, quien al momento del siniestro era obispo auxiliar de Buenos Aires, viene desde entonces acompañando espiritualmente a familiares y sobrevivientes.
En su momento, en diciembre de 2004, apenas unas horas después de la tragedia, llegó un telegrama del entonces papa Juan Pablo II, manifestando su "profundo pesar" por los numerosos jóvenes muertos.
Por su parte, en la madrugada del 31 de diciembre, el entonces arzobispo, cardenal Jorge Bergoglio, visitó a los heridos y demás internados en los hospitales porteños, mientras encomendaba a monseñor Eduardo García, otro de sus colaboradores y hoy obispo de San Justo, celebrar una misa en la intersección de las calles Bartolomé Mitre y Ecuador, frente al local nocturno donde había ocurrido la tragedia, lugar en el que en la actualidad hay un espacio para recordar a las víctimas mortales.
La Iglesia viene acompañando, desde el momento mismo de la tragedia, a los sobrevivientes y a los padres de los jóvenes muertos. Todos los meses, en cada aniversario, se celebra una misa conmemorativa en la catedral metropolitana.+