El custodio de Tierra Santa: 'Nadie puede cancelar la Navidad'
- 23 de diciembre, 2023
- Jerusalén (Tierra Santa) (AICA)
Lo afirmó en un videomensaje el padre Francesco Patton OFM, con motivo de la Navidad.
“En este periodo, muchos nos han preguntado si hemos cancelado la Navidad. No hemos cancelado la Navidad, porque la Navidad ya pasó y, gracias a Dios, nadie puede cancelarla. La Navidad consiste en que el Hijo de Dios entró de una vez por todas en nuestra historia, se hizo uno de nosotros, nos fue dado, dio sentido a nuestra vida y así nos salvó”. Así lo afirma el Custodio de Tierra Santa, padre Francesco Patton OFM, en su videomensaje navideño desde la Gruta de la Natividad en Belén, difundido hoy por el Christian Media Center de la Custodia de Tierra Santa.
Una cueva vacía, dice el Custodio, “al igual que las calles y plazas de la ciudad están vacías. Cuando María y José vinieron a registrarse, no había ni siquiera un lugar para ellos. Hoy, todas las habitaciones de Belén están disponibles, esperando que termine la guerra, que regresen los peregrinos, que las luces y las voces de los niños vuelvan a animar las calles de la ciudad".
Sin embargo, subraya el padre Patton, “podemos encontrarnos en medio de las peores y más difíciles situaciones, en medio de la oscuridad de la historia; podemos encontrarnos en medio de la oscuridad de la guerra y el odio; pero incluso si las tinieblas no acogen la luz, la luz continúa brillando y no puede ser sofocada".
En efecto, observa el franciscano, "cuanto más nos encontramos inmersos en esta noche, personal y colectiva, más necesitamos que la luz brille. Y necesitamos, a partir de esta cueva, que la luz se difunda por todas partes, para mantener viva la esperanza de un mundo nuevo, salvado gracias al nacimiento de este niño: Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros".
De ahí la invitación: "En esta Navidad sofocada por las tinieblas del odio y de la guerra, nos arrodillamos ante el pesebre vacío, en el que María colocó al niño Jesús después de darlo a luz y lo envolvió en pañales, y hacemos nuestra la oración" de san Juan Pablo II:
“¡Secas, niño Jesús, las lágrimas de los niños!
¡Acaricia a los enfermos y a los ancianos!
¡Empuja a los hombres a deponer las armas
y unirnos en un abrazo universal de paz!
Invita al pueblo, Jesús misericordioso,
a derribar los muros creados
por la pobreza y el desempleo,
por la ignorancia y la indiferencia,
por la discriminación y la intolerancia.
Eres Tú, Divino Niño de Belén,
quien nos salva, librándonos del pecado.
Tú eres el verdadero y único Salvador,
a quien la humanidad busca a menudo a tientas. Dios de la paz,
don de la paz para toda la humanidad,
ven a vivir en el corazón de cada hombre y de cada familia.
¡Sea nuestra paz y nuestra alegría! ¡Amén!" +