Zárate-Campana realizó una nueva peregrinación al santuario de Luján

  • 7 de noviembre, 2023
  • Zárate (Buenos Aires) (AICA)
Acompañados por el lema "Con María, resplandecer, escuchar y no tener miedo", los peregrinos diocesanos llevaron sus intenciones a los pies de la patrona de los argentinos.

La diócesis de Zárate-Campana realizó, el sábado 4 de noviembre, la 46ª peregrinación a pie al santuario de Nuestra Señora de Luján. 

Acompañados por el lema “Con María, resplandecer, escuchar y no tener miedo”, los peregrinos partieron hacia la basílica de Luján en distintas columnas, desde diversos sectores del territorio diocesano y en distintos horarios.

A la madrugada del día siguiente y una vez que hubieron arribado todas las columnas, el obispo de Zárate-Campana, monseñor Pedro Laxague, celebró la Eucaristía. Concelebraron su obispo auxiliar, monseñor Justo Rodríguez Gallego, y un grupo numeroso de sacerdotes de la diócesis.

En la homilía, monseñor Laxague, se refirió al lema de la peregrinación y recordó que fue inspirado en unas palabras que el Papa Francisco dirigió a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud de Portugal, celebrada este año.

“Resplandecer -la primera palabra- quiere decir ser luz, iluminar –Jesús lo dice muchas veces en el Evangelio-, y a mí me parece que podemos decir también que resplandecer es ser verdaderamente lo que somos: hijos de Dios, personas de fe. ¡Cuánta fe hay reunida hoy en esta basílica! La fe de cada uno de ustedes es la fe de la Iglesia, esa fe hermosa que nos hace caminar juntos y encontrarnos, siendo de diferentes partes de la diócesis”.

“Esa fe que brilla es la fe de los hijos de Dios, que ponemos hoy a los pies de mamá María, sin miedo ni vergüenza. ¡Qué lindo esto! Mientras los acompañé durante toda la noche, me conmovió ver la alegría y fuerza –pese al cansancio- con el que llevaban las imágenes de la Virgen: todas distintas pero hermosas … los vi brillar, resplandecer en el camino”, continuó.

Entonces, dijo, “cuando recordamos que Francisco nos decía que hay que resplandecer, es porque no tenemos que avergonzarnos de vivir la fe que existe en nuestro corazón, hay que mostrarla, que ilumine a los demás, dado que es un don de Dios”.

Luego, señaló: “La segunda palabra del lema es escuchar. Para mí han sido horas de escucha: tantas historias, tantos pedidos y motivos diversos por los cuales venir caminando a Luján. Esto es muy edificante, me llevo en el corazón sus anécdotas y cariño”.

Y manifestó: “Hay que aprender a escuchar a los demás, justamente porque Dios nos habla a través de todos sus hijos: no piensen que habla solamente a través del obispo, del sacerdote o diácono”. 

“Estemos atentos para poder discernir lo que nos dice Dios, en diferentes momentos de nuestra vida, a través de nuestros hermanos. La escucha que hemos vivenciado en esta noche, en este caminar, tenemos que intentar seguir viviéndola en nuestra vida de comunidades, en nuestra vida de Iglesia”, enfatizó.

Por último, dijo, “el lema concluye con la expresión ‘No tengan miedo’, y el Papa invitó a los jóvenes a no tener miedo. Ustedes seguramente saben que hoy se habla mucho del miedo: en los medios se escucha reiteradamente que, por miedo a tal cosa, suceden tales otras; inclusive, que por miedo la gente votará a uno u otro candidato. Les pido y los aliento a no tener miedo: el miedo paraliza, nos hace huir o retroceder; juntos, el miedo se achica. Con María y en comunidad, no estamos solos”.

El prelado aseguró además que el cristiano “tiene la certeza de que el Señor venció el mal y nos dio una nueva vida: una vida muy brillante y bella en el día de nuestro Bautismo, que culminará en el cielo. Con esta convicción, ante alguien asustado, tenemos que animarlo y alentarlo: nuestra Argentina hoy necesita eso”.

“Vamos a pedirle a María tratar de vencer los miedos y alentarnos mutuamente; poder vencer las dificultades que tenemos, poder seguir juntos con alegría y brillando como hijos de Dios, no mandándose la parte, ser humilde, cercano, con un corazón lleno de bondad y misericordia para con el que sufre, sin juzgar o condenar al otro, por más desgraciado que sea. El Señor no nos enseñó a condenar, nos enseñó a perdonar, y a caminar juntos, como su familia que somos en la Iglesia, y a alcanzar la felicidad”, subrató.

Y finalizó: “Aquí, todos reunidos, está la familia de Dios que queremos celebrar: gracias, María; gracias, familia de Zárate-Campana, por poder expresar juntos nuestra fe delante de la Virgencita de Luján”.+