Mons. Olivera: 'María es imagen de tantas mujeres que están de pie frente a tantos sufrimientos'
- 26 de septiembre, 2023
- San Miguel de Tucumán (AICA)
El obispo castrense presidió en Tucumán la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, patrona y generala del Ejército Argentino: "Que ella libere nuestros corazones de ataduras y esclavitudes", pidió.
El obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, presidió la Eucaristía el domingo 25 de septiembre en la basílica de Nuestra Señora de la Merced en la ciudad de San Miguel de Tucumán por la fiesta de esa advocación mariana, patrona y generala del Ejército Argentino.
Concelebraron la misa, los capellanes castrenses, los presbíteros Gerardo Chiumiento y Vicente Vélez; monseñor José Antonio Passarell y sacerdotes de la arquidiócesis de Tucumán. Participaron también fieles y representantes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad asentadas en esa provincia.
En la homilía, monseñor Olivera destacó: “Para mí, como obispo castrense, es motivo de mucha alegría poder celebrar esta fiesta y en este lugar, bajo el amparo de la Virgen de la Merced. Esta Eucaristía la estamos celebrando por las Fuerzas Federales y Provinciales de Seguridad y también por las Fuerzas Armadas”.
Luego, recordó que el obispado castrense argentino “tiene la misión de acompañar la vida espiritual y pastoral de los hombres y mujeres de nuestras fuerzas y de a sus familias”.
“Damos gracias a Dios -dijo monseñor Olivera- por la vida de tantos hombres y mujeres que abrazan no solo una profesión, no solo un medio de sustentación, porque no negamos que es sin duda un recurso también que hace a la profesión y a la vida digna, sino que también abrazan esta vocación de ser servidores públicos, sirviendo a nuestra patria”.
Y agregó: "Con mucha alegría los acompaño, me da mucho gozo celebrar juntos la fe y reconocer a nuestra Madre, a la Virgen de la Merced, Madre también de esta arquidiócesis que la tiene como patrona, así como son bienaventurados los que caminan juntos con la santísima Madre de la Merced”.
El obispo castrense expresó luego: “Bienaventurados todos nosotros que al pie de la cruz hemos recibido a la Madre de Dios, a lo mejor de Jesús que era su Madre, sin lugar a dudas para que sea Madre nuestra. María al pie de la Cruz" y se preguntó: "¿Qué habrá significado en el corazón de la Virgen el acompañar a su Hijo, el hijo de sus entrañas, pero este Hijo que era también en este misterioso plan de Dios, su propio Hijo, el Hijo de Dios, el Emmanuel, el Dios con nosotros, el Verbo hecho carne, el que entregó su vida para rescatarnos, para salvarnos, ¿para liberarnos?”.
En otro pasaje de su homilía manifestó monseñor Olivera: “María, allí de pie, es también imagen de tantas mujeres que están de pie frente a tantos sufrimientos que nos toca en esta vida de peregrinos. Me agrada siempre hacer la relación cuando vemos a la Virgen al pie de la Cruz, cómo la mujer por lo general, en nuestras familias y en nuestras realidades son las que están al pie de la cruz”.
“Ella se tomó muy enserio ser la Madre de todos nosotros, Ella obedeció a su Hijo en la Cruz, porque es la primera discípula, la mejor obediente al proyecto de Dios. Ella es la que nos invita y nos susurra siempre como lo hizo en Caná a hacer lo que Jesús nos pide y nos dice, ella nos invita con su corazón de Madre, con su corazón tierno y cercano a mirar nuestra vida según Jesús, a volver a Jesús, a ir al Padre”, explicó.
Además, señaló, “en este día de la fiesta de la Virgen también ponemos nuestra mirada en tantos dolores y sufrimientos, ni que hablar de la desgracia de nuestro Ejército Argentino allí en San Martín de los Andes, los cuatro difuntos, a sus familias acompañándolas en el dolor, los que están heridos y los tantos que sufren a lo largo y ancho del país, los queremos poner a los pies de la Virgen de la Merced, para que los consuele y los renueve, para que nos renueve en la certeza de hacer lo que Jesús nos pide”.
Monseñor Olivera recordó que “nuestras raíces, nuestra historia argentina está fundada en la fe de nuestros próceres y siempre tendremos que defenderlas contra todo atentado que quieran borrarlas”.
Finalmente, animó: “Pidamos a nuestra generala, a nuestra patrona que nos susurre siempre en nuestro corazón, que hagamos lo que Jesús nos dice, porque haciéndolo nos liberamos de todo mal, nos encamina hacia la fraternidad, a la justicia y la paz. Abrazar la vida cristiana es justamente abrazar esta vocación del encuentro, esta vocación de la fraternidad, esta vocación de ser verdaderamente hermanos”.
Al finalizar misa, monseñor Santiago se trasladó hasta la plaza Belgrano en Barrio Sur de la San Miguel de Tucumán, donde participó de un acto cívico junto al arzobispo local, monseñor Carlos Sánchez; y el obispo auxiliar, monseñor Roberto Ferrari. Allí colocaron los escapularios de la Virgen de la Merced a los cadetes presentes del quinto año del Liceo Militar General Gregorio Araoz de Lamadrid.+