Recordaron a dos juristas católicos de trayectoria destacada

  • 21 de agosto, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
La Corporación de Abogados Católicos honró a sus expresidentes Jorge Joaquín Llambías y Jorge Adolfo Mazzinghi en un acto realizado en su sede.

La Corporación de Abogados Católicos rindió homenaje a dos juristas eminentes, los doctores Jorge Joaquín Llambías (1911-1981) y Jorge Adolfo Mazzinghi (1923-2016), laicos de profunda fe que fueron maestros del derecho e influyeron en el mundo jurídico argentino, en un acto realizado en su sede de avenida Santa Fe 1206, primer piso, en el barrio porteño de Retiro.

La conferencia se dio el martes 15 de agosto, día de la Asunción de María Virgen, dentro del ciclo “Grandes católicos argentinos contemporáneos 2023” y fue abierta por el presidente de la Corporación, Pedro Javier María Andereggen. Ambos juristas homenajeados presidieron esa institución, fundada en 1935.

El derecho y la contemplación
Andereggen señaló que la lectura de los tratados de esos dos juristas laicos traslucen “la relación entre el derecho y la contemplación, es decir de cómo el primero puede conducir a Dios”.

“Obviamente –precisó– la intención principal de sus obras era el análisis de nuestra legislación civil a la luz de la ciencia jurídica, que se vale, principalmente, de los antecedentes legislativos, la doctrina, la jurisprudencia y la lógica. Pero en el católico cabal, como lo era cada uno de ellos, no puede pasar desapercibido, además de sus conocimientos jurídicos eminentes, el trasfondo de una gran espiritualidad, que se percibe incluso en niveles místicos, sin la cual sus tratados no hubieran tenido esa impronta".

“Es que la ciencia jurídica puede elevar y alabar a Dios, tanto como lo hacen las artes, las ciencias naturales y las maravillas del universo”, destacó.

Un orden social justo
El presidente de la entidad observó que en su Tratado de Derecho Civil, al referirse al contenido moral del acto jurídico, Llambías enseñaba que “la moral mentada por el Código Civil es la moral católica, es decir la que define la Iglesia y enseñan los teólogos y doctores. Ya Dalmacio Vélez Sarsfield se pronuncia a favor de una moral de base religiosa, y no laica, en su nota al artículo 530, donde nos dice en un estilo no exento de elegancia que “en el lenguaje del derecho se entiende por buenas costumbres el cumplimiento de los deberes impuestos al hombre por las leyes divinas y humanas”.

Subrayó además lo que sostenía Mazzinghi en su Tratado de Familia, en cuanto “el derecho procura establecer un orden social justo, esto es, disponer las relaciones sociales conforme el criterio ético”.

Un yerno y un profesor adjunto
Luego se refirieron a los juristas homenajeados dos abogados y profesores de Derecho que tuvieron una relación estrecha y personal con ellos. Así, el doctor Fernando Posse Saguier fue alumno de Llambías y trabajó en la sala donde ejercía como camarista, “sin tener nada que ver” y sin pensar que su profesor terminaría siendo su suegro. Llambías, casado con Julia Rosa Moyano Llerena, tenía una familia numerosa, de 14 hijos, y Posse Saguier se casó con una de sus hijas.

A su vez, el doctor Alberto Gowland empezó a trabajar como abogado instalándose en una oficina unos pisos abajo del estudio de Mazzinghi, y poco después, al abordar su primer caso de familia le tocó litigar contra su profesor admirado. No obstante haber defendido a partes contrarias, Mazzinghi lo incorporó a su cátedra como asistente y luego adjunto. "Él era muy vehemente, muy pasional", recordó; y otra vez que un pleito los volvió a enfrentar, Gowland le pidió licencia por un año en su cátedra. A la que se reincorporó y donde admiró su coherencia, su influjo orientador en el equipo de pensamiento que dirigía y su amor por la familia (tenía seis hijos, varios de ellos abogados, y una hija monja). Asistía a sus cumpleaños y celebraciones familiares. “Con 25 años de diferencia lo consideraba mi amigo”, dijo Gowland, que sucedió en la cátedra a Mazzinghi cuando se retiró.

Llambías y los Cursos de Cultura
Posse Saguier, profesor de Contratos y de Familia que integró la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, destacó la formación católica sólida de Llambías, que no le venía de su familia, que no era practicante, sino de su inquietud personal que lo llevó a una activa participación en los Cursos de Cultura Católica, que dejaron huella en el país –con figuras como Tomás Casares, Atilio Dell’Oro Maini, Octavio N. Derisi, César Pico, Mario Amadeo, Santiago de Estrada, Leopoldo Marechal y otros, así como su hermano, Héctor Llambías, abogado más volcado a la filosofía- y fructificaron en la Universidad Católica Argentina (UCA) en 1958.

Recordó que en 1950 Llambías fue designado director del Instituto de Derecho Privado, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación. Ya había idea de hacer un proyecto de nuevo Código Civil y encaró esa tarea, con el trabajo diario de un equipo de colaboradores, entre los cuales estuvo el joven Mazzinghi. Eso se plasmó en el anteproyecto de Código Civil de 1954, que no llegó a hacerse realidad, pero influyó en reformas posteriores. Destacó que en 1968 –año de la reforma del Código que impulsó Guillermo Borda, con quien Llambías compartió trabajo, debates doctrinarios y amistad en la Cámara Nacional de Apelaciones- aquel anteproyecto fue difundido al ser impreso por el Instituto de Derecho Civil y Comparado de la Universidad Nacional de Tucumán, que dirigía el doctor Fernando López de Zavalía.

Posse Saguier dijo que Llambías tenía una inteligencia clara, diáfana, profunda, y estaba inmerso en los valores cristianos. Era un trabajador incansable. Curiosamente, teniendo una amplísima versación jurídica, no tenía el título de doctor.

Mazzinghi, iusnaturalista
Gowland, profesor de Derecho de Familia, ex vicepresidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, calificó a Mazzinghi como “un hombre excepcional”. Hombre de Iglesia, que integró entre 1988 y 1993, con su esposa, Mariqué Rodríguez Egaña, el Consejo Pontificio para la Familia; autor de un tratado de Derecho en cuatro tomos y de numerosísimas publicaciones en La Ley, El Derecho, Jurisprudencia Argentina y otros periódicos jurídicos, no sólo fue abogado sino poeta, que a los 22 años en 1945 fue distinguido por la Comisión Nacional de Cultura con el premio Iniciación por su obra El peregrino, a la que siguieron otras. Fue decano de Derecho y vicerrector de la UCA, y vicerrector de la Universidad Austral. Fue secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires y subsecretario de Relaciones Exteriores y Culto. Gowland ponderó de modo especial su gestión en la revista El Derecho, de la UCA, que dirigió entre 1997 y 2001.

Gowland señaló que siendo joven abogado no le parecía fácil encontrar coherencia entre la fe y la realidad de lucha, confrontativa y difícil, del mundo jurídico y social, y que encontró un ejemplo en Mazzinghi, que en su vida y en su obra trasladó su pensamiento católico y iusnaturalista al derecho. Destacó cómo no tenía ningún miedo a expresarse en polémicas en diarios; mencionó, por ejemplo, la que sostuvo con Ernesto O'Farrell, sobre el divorcio. Y citó algunos casos judiciales concretos más actuales de cómo algo de su pensamiento –para el cual el derecho positivo debía abrevar en la naturaleza, en el derecho natural- penetró en la jurisprudencia, más allá de que la legislación haya ido discurriendo por caminos contrarios. “Hay una ley superior”, hubiera dicho Mazzinghi.

Poesía, ópera, fútbol, bridge, turf
No faltaron referencias a aspectos característicos de la humanidad de ambas grandes figuras jurídicas. Mazzinghi era amante del arte, de la lengua italiana, del Dante, de Florencia, de la ópera, recordó Gowland. Y por su parte Posse Saguier comentó que su suegro era un gran jugador de bridge, que le fascinaba y era cita obligada los sábados, con sus amigos, y los domingos, con sus familiares. También le gustaban el fútbol y el golf –a su vez, aunque Gowland no entró en ello, Mazzinghi fue muy buen deportista: remero y rugbier en sus años jóvenes, golfista todas las semanas hasta los 80 y tantos años, y apasionado hincha de Boca-. Y cuando Llambías llegó a la Cámara dejó de lado su afición al turf, que hasta le llevaba a escuchar la transmisión de carreras por la radio.

Posse Saguier comentó que los domingos a la tarde, cuando los partidos de fútbol se transmitían en diferido, en la televisión en blanco y negro, Llambías se concentraba en el living de su casa. Y no quería que nadie le dijera el resultado del partido, que ya se había jugado. Trataba de ser y mostrarse imparcial y no decía de qué club era, pero su yerno infiere, por algunos datos, que era de River.

Asistentes
Asistieron al acto varios ex presidentes de la Corporación: Alberto Solanet, Eduardo Bieule, Eduardo Sambrizzi, Enrique Ramos Mejía y Cosme María Beccar Varela (actualmente vicepresidente). Se encontraban asimismo miembros de la Junta Directiva actual: Carlos Mosso (secretario), Jose Luis Rinaldi, Juan Díaz Madero, Juan Marcos Pueyrredón y Miguel Haslop. Entre los presentes estaban también el presbítero doctor Hugo Adrián von Ustinov, ex presidente del Tribunal Interdiocesano Bonaerense, y el doctor Juan Navarro Floria, profesor en la Universidad Católica Argentina (UCA).

Auspiciaron el homenaje el Centro de Estudios Cruz del Sur, la Fundación Emilio Komar, el Centro Cultural Universitario Ars Iuris, la Academia del Plata, la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA), la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA),la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), la Sociedad Argentina de Cultura, la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino (Argentina) y la Universidad FASTA.

Finalmente, los presentes compartieron un ágape, ofrecido por familiares de ambos homenajeados. Por parte de Mazzinghi, estuvieron sus hijos Jorge y Gabriel, que continúan su estudio de abogados, y Laura, con su marido, el abogado Alejandro Molina, y varios nietos.+ (Jorge Rouillon)