Mons. Urbanczyk: 'Nuestra tarea más urgente es evitar la guerra nuclear'

  • 2 de agosto, 2023
  • Viena (Naciones Unidas) (AICA)
El representante de la Santa Sede lo afirmó en un discurso durante la reunión del comité preparatorio de la conferencia de revisión, en 2026, del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares.

"Las armas nucleares amenazan la paz, la seguridad y la supervivencia": tal fue la la alarma dada por el representante permanente de la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), monseñor Janusz Urbanczyk, en su discurso en Viena, con motivo del primer Comité Preparatorio de la Conferencia de Revisión, en 2026, de las Partes del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares

“Casi ochenta años después de Hiroshima y Nagasaki y sesenta después de la crisis de los misiles en Cuba, todavía no hemos entendido la lección, bien descrita en la encíclica Pacem in terris del Papa Juan XXIII – ‘las armas nucleares deben ser prohibidas’, – y retomada por el Papa Francisco, quien afirmó que ‘la posesión de armas nucleares es inmoral'”, observó con amargura monseñor Urbanczyk.

Confianza mutua y diálogo
Ante la amenaza que representan las armas nucleares, es fundamental que crezca la confianza mutua en el seno de la comunidad internacional, la cual sólo puede construirse a través de “un diálogo verdaderamente dirigido al bien común y no a la protección de intereses ocultos o particulares”. 

Citando las palabras del Papa Francisco, el representante del Vaticano ante la OSCE ofreció la visión de la Santa Sede al reiterar que “todo conflicto armado, especialmente la guerra en Ucrania, nos recuerda que la búsqueda del diálogo debe ser constante y que las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva representan un multiplicador de riesgos que solo ofrece una ilusión de paz”.

Las razones de la prohibición de las armas nucleares
El arzobispo Urbanczyk enumeró luego las razones del compromiso por un mundo libre de armas nucleares: en primer lugar, la insuficiencia de esos sistemas de defensa “para responder a las amenazas a la seguridad nacional e internacional en el siglo XXI”. De ahí las consecuencias “catastróficas” del uso de las armas nucleares; el despilfarro “de recursos humanos y económicos para su modernización”, recursos que podrían ser utilizados para lograr objetivos como la paz, el desarrollo y la seguridad integral. De nuevo, el clima de miedo y desconfianza que genera su mera posesión y, finalmente, “los riesgos de una escalada de conflictos armados convencionales con el uso de armas nucleares”.

A esos motivos, monseñor Urbanczyk añadió “la escalada de una ‘guerra nuclear olvidada'”, llevada a cabo en el planeta “con impunidad, a través de la prueba de miles de dispositivos nucleares, que han afectado tanto a las poblaciones como a los ecosistemas terrestres, provocando efectos negativos para las generaciones futuras por cientos y miles de años por venir”. La cuestión de las armas nucleares es un problema, continuó, que involucra a todos los Estados y a toda nuestra casa común. Su reducción representa “un desafío y un imperativo moral y humanitario”, y exige “una ética de la solidaridad”.

Renovar urgentemente el compromiso con el desarme
La Santa Sede renueva así, por tanto, su llamamiento a los Estados, “para que adopten una renovada convicción de urgencia y compromiso, para alcanzar acuerdos concretos y duraderos hacia la no proliferación y el desarme nuclear”. Para el diplomático vaticano “la implementación de la arquitectura legal del desarme nuclear” es inaplazable, y para ello, es necesario que los estados individuales reconozcan “que algunos temas trascienden los estrechos intereses y agendas individuales, en virtud de su contribución al bien común”.

“Nuestra tarea más urgente es evitar la guerra nuclear”, concluyó el arzobispo Urbanczyk. Y agregó que, para asegurar la supervivencia de la humanidad y el bien de las generaciones futuras, “debemos crear un mundo de fraternidad, solidaridad y justicia”.+