Reflexión breve sobre el Avemaría de Mons. Aguer

  • 9 de junio, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo emérito de La Plata la definió como "la oración más difundida para invocar a la Madre del Señor". Tras sostener que es "típicamente católica", explicó cada una de sus partes.

Monseñor Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata, hizo una reflexión breve del Avemaría,  a la que definió como "la oración más difundida para invocar a la Madre del Señor.

El prelado señaló que "constituye el elemento esencial del Santo Rosario", por lo que la consideró "una plegaria popular, en el mejor sentido de la expresión, referida al pueblo de Dios, la Iglesia".

"Es típicamente católica", sostuvo, y detalló: "Es una plegaria que reúne los datos evangélicos con una composición eclesial fundada en la tradición. La primera parte está tomada del tercer Evangelio -el de san Lucas-: el saludo del ángel a María en la Anunciación y la exclamación de Isabel, su anciana parienta madre del Bautista, al recibir la visita de Nuestra Señora en la Visitación".

Monseñor Aguer señaló que "la versión castellana usual dice 'Dios te salve', una versión ambigua de jáire kejaritoméne, 'alégrate, llena de gracia'", y diferenció: "La traducción francesa es más correcta: 'Je Vous salue'; mientras que en italiano se conserva el 'Ave'".

"Jaire puede ser comprendido como una fórmula común de saludo al presentarse; en tanto que kejaritoméne es 'llena de gracia' o 'plenamente agraciada', es decir, 'colmada de járis', gracia o favor divino", explicó.

Asimismo, precisó que "la segunda parte del Avemaría, añadida por la Iglesia a los pasajes evangélicos, incluye el título por excelencia de María: 'Madre de Dios', theotókos, empleado por el Concilio de Éfeso, en el año 431: Cristo es personalmente Dios, y su Madre es quien lo dio a luz, por tanto, se justifica el título. 'Ruega': ella es la Omnipotencia Suplicante".

Monseñor Aguer puntualizó que "el ruego que nosotros formulamos al rezar el Avemaría no puede prescindir de reconocer que Ella descubrió, o advirtió la necesidad, a saber, de que el vino se había acabado. Sin ser nosotros conscientes, descubre nuestras carencias, por ejemplo, el vino de la alegría", e hizo notar: "Al tironear el manto de María con la plegaria, nos reconocemos pecadores; ella es el refugio de los pecadores, es decir, 'auxilio de los cristianos', que somos pecadores redimidos en el bautismo".

“Ahora y en la hora de nuestra muerte”
En referencia a esta frase de la oración, el prelado sintetizó: "Ahora indica, por cierto, el momento en que se hace la súplica, que puede ser una circunstancia apurada en que nos aferramos al salvavidas del Avemaría, pero también se refiere al tiempo de la vida presente, que es un instante que aguarda la eternidad. Esa medida con relación a la eternidad, nos afianza en el absoluto de Dios. Como apuntó Sören Kierkegaard en su 'Ejercitación del Cristianismo': 'Lo Absoluto consiste únicamente en escoger la eternidad'. Y rezar el Avemaría es una ejercitación del cristianismo".

“'En la hora de nuestra muerte': en ese gran momento de la vida, buscamos el refugio en los brazos de la Madre. Ella, que estuvo junto a la Cruz y acompañó a su Hijo, la Mater dolorosa, acompaña el éxodo de sus hijos. Que el Avemaría sea súplica final para apelar a su defensa en el juicio y nos atraiga la misericordiosa acogida del Señor", prosiguió.

"El 'Amén' es la forma o el sello que ratifica lo dicho, la verdad y el amor de la plegaria", concluyó.+