Mons. Lozano: '¡La tumba está vacía!, ¡Cristo Resucitó!'

  • 11 de abril, 2023
  • San Juan (AICA)
"También es Pascua para nosotros. Somos llamados a mirar nuestros fracasos y las injusticias padecidas desde el grano de trigo, que cae en tierra para morir y dar mucho fruto", recordó el arzobispo.

Monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), señaló que la mañana de la resurrección de Cristo “comenzó, poco a poco, a afianzarse la alegría y desplazarse la confusión. El gozo de la fe corrió las tinieblas de la duda. La comunidad reunida tuvo la experiencia de la irrupción del Resucitado entre ellos. Jesús mismo les decía: ‘Ánimo, no tengan miedo’”.

“Los que son reconocidos como héroes por sus pueblos tienen sus tumbas trabajadas como monumentos importantes. También muchos de los santos. Podemos identificar el sepulcro de san Francisco de Asís, san Juan Pablo II, san José Gabriel del Rosario Brochero…, y expresarles nuestra devoción”, indicó, y precisó: “De Jesús nos queda como monumento recordatorio, allá en Jerusalén, el sepulcro vacío”.

“Es una manera muy elocuente de expresar que la muerte ha sido vencida; y que, junto con ella, fueron derrotados sus signos y operadores: el odio, el rencor, la mentira, el desprecio, el egoísmo”, agregó, y completó: “La vida nueva de Jesús resucitado da lugar al amor, la verdad, la paz, la solidaridad, el compromiso por los hermanos, el cuidado de la casa común”. 

El arzobispo sanjuanino invitó a rezar “especialmente por los pueblos que están en guerra, por los barrios de nuestra patria atravesados por la violencia, que trae dolor y muerte”.

“La palabra Pascua significa ‘paso’, ‘tránsito’: Jesús pasó de la vida a la muerte, y de la muerte a la vida en plenitud. Y este triunfo de Cristo es también para nosotros, que tenemos sed de plenitud, de eternidad”, sostuvo, y añadió: “Hay vida en Jesús. Él murió y resucitó”.

Monseñor Lozano invitó a repasar algunas historias de vida a la luz de la Pascua, y se preguntó: “¿Cuántos hombres y mujeres han vivido y muerto en fracasos aparentes?, ¿cuántos han sufrido la burla y el desprecio a causa de mantener sus ideales evangélicos?, ¿cuántos fueron martirizados?”.

“La dinámica de la Pascua es la del grano enterrado para dar mucho fruto. Los primeros cristianos fueron perseguidos, torturados y asesinados; pero afrontaron la muerte no como derrota, sino como siembra. La sangre de los mártires, decían, y lo afirmamos, es semilla de nuevos cristianos”, destacó.

“También es Pascua para nosotros. Somos llamados a mirar nuestros fracasos y las injusticias padecidas desde el grano de trigo, que cae en tierra para morir y dar mucho fruto. Jesús aseguró que ‘el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que la entrega, la ganará’. Salvar el pellejo no es buen negocio. ¡Feliz Pascua!, la muerte no tiene la última palabra”, concluyó.+