Mons. Stanovnik invita 'a escuchar el grito de Dios, que nos llama al encuentro'

El arzobispo de Corrientes presidió la celebración del Domingo de Ramos, en la que pidió dedicar más tiempo a estar con Jesús, a dejar que Él nos hable y nos sacuda de nuestra modorra espiritual

Casi en simultáneo, en las iglesias de la capital correntina y del interior de la provincia se realizó, este domingo 2 de abril, la tradicional bendición de ramos, que recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, y que marca el comienzo de la Semana Santa.

“Después de haber preparado nuestros corazones desde el comienzo de Cuaresma, por medio de la oración, la penitencia y las obras de caridad, hoy nos congregamos para iniciar con toda la Iglesia la celebración del misterio pascual de Nuestro Señor. Este sagrado misterio se realiza por su muerte y resurrección, y para ello Jesús ingresó a Jerusalén, la ciudad Santa", explicó el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFM Cap, desde el atrio de la iglesia Jesús Nazareno, ante un nutrido número de fieles, sacerdotes y scouts.

"Nosotros, llenos de fervor y de gran fe, recordando esta entrada triunfal, sigamos al Señor, para que por la gracia que brota de la Cruz lleguemos a tener parte en su resurrección y en su vida”, resaltó finalmente el prelado.

La bendición, las oraciones y el mensaje dieron paso a una procesión hasta la Catedral Nuestra Señora del Rosario, donde monseñor Stanovnik presidió una misa concelebrada.

Durante la homilía, el arzobispo invitó a recordar los dos momentos en que Jesús grita antes de morir en la cruz. El primero, cuando dice: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”, y el segundo, al que se alude de esta manera: “Entonces Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, entregó su espíritu”.

"Es Dios que grita, para que escuchemos y comprendamos que es a Él a quien hemos olvidado. Es el grito desgarrador que denuncia el terrible sufrimiento que provoca el mal que se enquista en el corazón de los hombres y devasta todo, hasta producir la muerte", reflexionó el prelado, añadiendo: "Pero es, al mismo tiempo, el impresionante grito de la confianza total en Dios, a quien Jesús entrega su espíritu".

"Con la muerte de Jesús, algo oscuro y misterioso se ha roto definitivamente; y algo nuevo y luminoso se ha instaurado para siempre: la muerte de Jesús nos liberó del abismo del pecado y nos aseguró la esperanza de una vida nueva", indicó el arquidiocesano, al tiempo que animaba a los presentes "a escuchar el grito de Dios, que nos llama al encuentro con Él antes de que sea tarde". 

"Además del descanso que nos proporcionan estos días, dediquémosle más tiempo a estar con Jesús, a dejar que Él nos hable y nos sacuda, tal vez, de nuestra modorra espiritual", invitó.

El miércoles 5 de abril se celebrará la tradicional misa Crismal a las 20, en la catedral, presidida por monseñor Stanovnik y concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor José Adolfo Larregain; por el arzobispo emérito, monseñor Domingo Salvador Castagna; y por todos los sacerdotes de la arquidiócesis.

El Jueves Santo, monseñor Stanovnik presidirá también la misa de la Cena del Señor, en la que rememorará el lavatorio de los pies, a las 20 en la catedral. El Viernes Santo, también en la Catedral, se rezará el tradicional viacrucis de las familias a las 10. Por la tarde, la Pasión del Señor será conmemorada a las 15, presidida una vez más por el arzobispo, y a las 19 se desarrollará el tradicional viacrucis de la ciudad, por la avenida Costanera.

El Sábado de Gloria, el arzobispo presidirá además la solemne Vigilia Pascual en la Catedral, a las 21.

El obispo auxiliar, en tanto, presidirá las celebraciones de la Semana Santa en el convento de las Hermanas Clarisas. El jueves, la Misa de la cena del Señor la celebrará en el convento a las 18; mientras que el viernes, la Pasión del Señor la oficiará a las 15; y el sábado, la Vigilia Pascual comenzará a las 20. El domingo de Pascua presidirá la Eucaristía a las 18. Todas estas celebraciones son también abiertas a la comunidad.+