Murió el sacerdote que llevó el Evangelio a los más vulnerables, sencillos y humildes
- 16 de marzo, 2023
- Trenque Lauquen (Buenos Aires) (AICA)
Residía en Trenque Lauquen desde hacía 15 años y durante más de 20 años guió a la comunidad treslomense de la Patagonia, abriendo caminos de ser y actuar misioneros.
La diócesis de Nueve de Julio comunicó que el martes 14 de marzo falleció monseñor Luis Ernesto Diehl en Trenque Lauquen, ciudad en donde había residido los últimos 15 años.
Monseñor Diehl animó y acompañó las misiones juveniles de la comunidad treslomense en la Patagonia por más de 20 años, abriendo caminos de ser y actuar misioneros. Quienes le conocieron aseguraron que fue un escritor prolífico, se preocupó apasionadamente por hacer comprensible la Sagrada Escritura y la Liturgia a los fieles, especialmente a los más sencillos o alejados.
La misa exequial se celebró en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Trenque Lauquen el miércoles 15, y fue presidida por el obispo, monseñor Ariel Edgardo Torrado Mosconi. Concelebraron con el obispo, el párroco local, presbítero Juan Carlos Pellegrino, y sacerdotes del presbiterio diocesano.
Participaron de la Eucaristía, familiares, amigos, consagrados y fieles laicos de las comunidades por donde monseñor Diehl había pasado.
En la homilía, monseñor Torrado se refirió a la “paternidad” del presbítero Diehl, “que tanto bien hizo y que marcó la vida de las comunidades por donde pasó y la de la Iglesia diocesana en su conjunto, junto a las de los recordados padres Pedro (Traveset) y “Caíto” (Carlos Mateos). Por todo lo cual, tenemos sentimientos encontrados: agradecidos por su vida y ministerio, pero un poco huérfanos por su partida”.
Luego, el prelado destacó la “pasión por dar a conocer, explicar y difundir la Palabra de Dios, fruto de la escucha atenta y la oración prolongada”, del fallecido sacerdote.
Finalmente, subrayó: “En los últimos tiempos ya no pudo escribir más. Su último testimonio silencioso fue de aceptación. Cuando se le preguntaba: ‘¿cómo estás?’, contestaba 'esperando', nada más, sencillamente. Y esa fue su última gran lección de siervo bueno y fiel”.
Por su parte, el párroco Juan Carlos Pellegrino agradeció la participación de los presentes y de cuántos acompañaron de una manera u otra al presbítero Luis Dehl en los últimos tiempos, y dio su propio testimonio sobre la vida del sacerdote fallecido, recordando algunos aspectos de su personalidad, valorando, sobre todo, su amor a la Iglesia que “no dejó de vivir y testimoniar aún en los momentos de 'noche oscura' y prueba”.
Las cenizas del padre Diehl reposarán en el cinerario de la parroquia de Trenque Lauquen.
Una vida dedicada a servir a la Iglesia y a anunciar el Evangelio
El presbítero Luis Ernesto Diehl nació en Morón el 21 de junio de 1935, menor de una familia de doce hermanos hijos de Ernesto y Enriqueta Berrondo. Se graduó y ejerció como abogado, luego de una intensa actividad en grupos juveniles misioneros, ingresó en el seminario de Villa Devoto por su diócesis de origen. Recibió las ordenaciones diaconal y presbiteral de manos de monseñor Miguel Raspanti y pasó a ejercer su ministerio en la diócesis de Nueve de Julio el año 1960, siendo su primer destino la parroquia de Trenque Lauquen. Párroco sucesivamente en “Nuestra Señora de Luján” en Tres Lomas, de la Iglesia catedral “Santo Domingo de Guzmán” en Nueve de Julio, de “San Bernardo” en Roberts, y de “Nuestra Señora del Rosario” en 25 de Mayo.
Colaboró en diversas parroquias de Carlos Casares y Trenque Lauquen, en las cuales dejó un imborrable recuerdo de persona íntegra, sacerdote bondadoso y de consejo. Animó y acompañó las misiones juveniles de la comunidad treslomense en la Patagonia por más de 20 años, abriendo caminos de ser y actuar misioneros.
Desde su retiro como párroco, se dedicó casi a tiempo completo a la tarea de hacer comentarios y adaptaciones pedagógicas, tal como él mismo las denominaba, a la Palabra de Dios para su uso en la oración, la catequesis y la pastoral. En la misma línea, cabe destacar su aprecio y valoración de la religiosidad popular, motivo de su reflexión, así como de su preocupación en la actividad parroquial y misionera concretas.
Asimismo, participó durante muchos años en un grupo de reflexión teológico-pastoral en Buenos Aires, junto a destacados especialistas en tales cuestiones. En su primer destino pastoral, formó parte del cuerpo de Bomberos Voluntarios. Se refería a ello simpáticamente como ‘su pecado de juventud’, siendo un testimonio aún recordado y valorado por esa comunidad, agregó el prelado.
Muchos sacerdotes de la generación intermedia del clero diocesano lo recuerdan y aprecian como referente y consejero de su ministerio. En el año 2000 fue distinguido con el nombramiento pontificio de “Prelado de Su Santidad”.+