Mons. Mestre: '¿Qué tipo de sed experimentamos en nuestra vida?'
- 16 de marzo, 2023
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata, en su reflexión dominical, se refirió al diálogo de Jesús con la Samaritana y a la pedagogía implícita en él.
El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, en sus consideraciones para el tercer domingo de Cuaresma, aludió al Evangelio del día, que narra el encuentro de Jesús con la Samaritana.
Al respecto, el diocesano decidió centrarse en tres puntos, sintetizados en las palabras sed, agua y diálogo.
La realidad humana de “experimentar sed”
Respecto del primer aspecto, expresó: “El relato nos pone en contacto con la sed de Jesús y la sed de la Samaritana, ambos se acercan al pozo para poder beber agua. Todos nosotros experimentamos la realidad de tener sed”.
Y agregó: “Partiendo de esta experiencia fisiológica, que nos lleva al deseo de beber agua o líquido, preguntémonos qué tipo de sed experimentamos en nuestra vida”.
Y alertó acerca de que “los pozos del poder, de la superficialidad, del consumismo, de la mediocridad, del individualismo, de la vanidad, nunca sacian el corazón”.
Jesús se revela como Agua de Vida
En relación con este segundo aspecto, el obispo recordó: “El agua cotidiana sacia momentáneamente nuestra sed. Luego de un tiempo hay que volver a tomar para ser saciados”.
“Con Jesús no ocurre así. Él es el Agua de Vida que sacia totalmente el corazón del ser humano, hasta tal punto de que nunca más volverá a tener sed. Jesús como Agua de Vida no solo viene a saciarnos, sino que también purifica nuestra experiencia de sed marcada por el mal y el pecado con la fuerza de un manantial que brota hasta la Vida Eterna”.
En efecto, es preciso tener en cuenta que “Jesús es Agua de Vida totalmente apetecible y a la medida de los anhelos más profundos del corazón de la humanidad”.
Dejarse llevar por Jesús en el diálogo de la salvación
En cuanto a este punto, monseñor Mestre subrayó: “Todo el relato es un largo diálogo en el que Jesús va llevando a la Samaritana desde su realidad de pecado a la vida nueva del Evangelio”.
“Ella misma va dando las señales de su cambio: pasa de ver en Jesús primero solo un hombre judío, luego un profeta y finalmente el Mesías y Salvador del mundo. Jesús infunde en ella el don de la fe y enciende en ella el fuego de su amor divino, como dice el prefacio de la Misa de este día”, señaló.
Y aclaró: “Este diálogo de Jesús con la Samaritana es el del Señor con cada uno de nosotros y, es modelo de diálogo con los hermanos en todos los ámbitos vinculares de la vida”.
Para finalizar, el prelado marplatense citó la exhortación apostólica Evangelii gaudium y una frase de San Agustín (contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica), que termina así: “La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él" (cf. San Agustín, De diversis quaestionibus octoginta tribus 64, 4).
El texto completo de la reflexión puede leerse aquí.+