Mons. Mestre: "La respuesta al enemigo es amor, perdón y devolver bien ante el mal"

  • 22 de febrero, 2023
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata, en su reflexión dominical, se refirió a ese principio central de las enseñanzas del Señor.

El obispo de Mar del Plata, mosneñor Gabriel Mestre, en su reflexión para el séptimo domingo del tiempo ordinario, aludió a uno de los principios fundamentales enseñado por el Señor: “Amar a todos, incluso a los enemigos”, desglosado en tres puntos de meditación.

¿Quiénes son los enemigos?
En este punto, luego de reconocer que “no es sencillo responder a esta pregunta” y de hacer un repaso de todas las formas de enemistad posibles, el diocesano marplatense se terminó cuestionando: “¿Cuál sería el elemento común del concepto de enemigo para el discípulo del Reino?”.

A lo que contestó: “Es enemigo todo aquel que busca hacernos el mal y que de alguna forma ejerce violencia contra Jesús y su Evangelio”.

Amar hasta el extremo
En cuanto a este aspecto, monseñor Mestre recordó: “El discípulo de Jesús debe ser absolutamente original y posee una sola respuesta ante el enemigoamar hasta el extremo, perdonar siempre y devolver bien ante el mal recibido”.

En ese sentido, resaltó: “Se hace necesario romper con el espiral de odio y venganza en el cual a veces estamos insertos”. Y se preguntó: “¿Cómo hacerlo?, ¿devolviendo mal por mal, ojo por ojo y diente por diente?, ¿violencia con más violencia; mentira con más mentira?, ¿calumnia con más calumnia?”.

Y subrayó: “La respuesta al enemigo es amor, perdón y devolver bien ante el mal. Este es uno de los núcleos principales de nuestra fe. No incubar odio y resentimiento, no desarrollar sentimientos de violencia sino respuesta de amor y de bien. Superar la tentación de la venganza”.

Para concluir este apunto, hizo hincapié en que “Jesús ama hasta el extremo, y por eso entrega su propia vida en la Cruz para salvar a la humanidad”.

Perfectos como el Padre
En relación con esto, precisó que “no se trata de una imitación material exacta de la perfección de Dios, dado que nunca la vamos a lograr. Somos creaturas limitadas y pecadoras. Se trata de tender sostenidamente hacia esa perfección, con la gracia de Dios”.

Y prosiguió, ampliando el concepto: “’Tender a la perfección del Padre’ es no bajar los brazos cuando caemos, es tener capacidad de recurrir a la gracia de Dios, levantarnos y ponernos en camino nuevamente”.

Al lo que añadió para concluiir: “No es nuestro esfuerzo humano puesto en primer lugar lo que nos va a ayudar a ser perfectos. Es Dios en nuestra vida, su fuerza y poder operantes en nuestro corazón lo que nos permitirá estar siempre en tensión de ser perfectos, íntegros en la vivencia del mandamiento del amor.+

El texto completo de la reflexión puede leerse siguiendo este link.+