Mons. Mestre: "La vocación cristiana es ser la sal y la luz de Cristo en el mundo"
- 2 de febrero, 2023
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Con motivo de la Semana Vocacional, del 5 al 14 de febrero, el obispo de Mar del Plata ofreció un mensaje a sus fieles como ayuda para "meditar y rezar especialmente en estos días".
“Salir de nosotros mismos para muchos puedan conocer la luz de Jesús, que ilumina a toda la humanidad”, es la invitación que el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Antonio Mestre, hizo a los fieles de su diócesis en un mensaje con motivo de la Semana Vocacional que se celebrará del 5 al 14 de febrero.
“Esta será especialmente una semana de oración por las vocaciones, por lo que invitamos a todas las comunidades a hacernos eco de las palabras del Señor: ‘Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha’”, pidió el obispo en su mensaje en el que ofrecer una reflexión a partir de los siguientes tres puntos:
Jesús es la luz del mundo
En el primer punto, monseñor Mestre manifestó que Jesús es la luz del mundo, porque “Él es el único que puede iluminarnos y dar luz al camino de nuestra vida”. “Jesús siempre irrumpe como luz del mundo, que da claridad y sentido a la vida. A la luz de la Palabra, somos invitados en primer lugar a contemplar a Dios como luz”, agregó.
En esa sintonía, expresó que el Señor “disipa toda oscuridad y toda tiniebla”, al tiempo que pidió “preguntamos con serenidad: ¿Qué me provoca saber que Jesús es realmente la luz del mundo?, ¿dejo que Jesús sea luz en mi vida hoy?”:
Ustedes son la luz del mundo
Como segundo punto, el prelado manifestó que “no tenemos dudas que Jesús es realmente la luz del mundo. En su amor para con nosotros, nos permite participar de esa luz, y por eso nos dice ‘ustedes son la luz del mundo’”.
“Desde el bautismo, somos otros cristos y, por lo tanto, somos también, por gracia de Dios, luz para los demás. La luz de Dios está presente en nuestros corazones”, continuó el obispo de Mar del Plata, quien agregó además que “a la luz de la Palabra, somos invitados a ver nuestra común vocación cristiana como el desafío de llevar la luz de Cristo a los demás.
Asimismo, instó a reflexionar sobre qué implica ser la luz del mundo y de qué forma “puedo ser mejor luz de Dios para los demás”. “Si aún no he definido mi vocación, ¿qué me está diciendo Cristo, aquí y ahora, para que sea luz del mundo para todas las personas como laico, consagrado o sacerdote?”, continuó.
Ustedes son la sal de la tierra
Finalmente, en el último punto, el obispo recordó que la sal era muy importante en la cultura antigua y que, dentro de las muchas funciones que tenía y tiene, “podemos destacar tres: realza el sabor, lo invade todo y es noble”, indicó.
En ese sentido, además, destacó que la nobleza de la sal se refiere a que su uso sanaba algunas enfermedades, era antiséptica para otro tipo de dolencias y, además, permitía conservar los alimentos por más tiempo. "Que Jesús nos diga en plural a nosotros, sus discípulos, que somos 'la sal de la tierra' implica que debemos asumir el desafío de ser sal para dar sabor; el sabor de la alegría, de la esperanza y del amor que nos vienen de Jesús; debemos ser sal que invada cada realidad que vivimos y tocamos con el sabor del Evangelio de Jesús, y debemos ser nobles y fieles como la sal, refugio seguro para el que lo necesita”.
“La vocación cristiana es ser la sal y la luz de Cristo en el mundo. Es salir de nosotros mismos, para que muchos puedan conocer la luz de Jesús que ilumina a toda la humanidad y gustar de la Buena Noticia del Reino. Es vivir la alegría del anuncio del Evangelio con la claridad que nos regala la fe”, destacó.
Finalmente, pidió que “sigamos caminando juntos en clave sinodal, renovando en Jesús nuestro servicio evangelizador y catequético”.+