Cristianos, judíos y musulmanes piden una inteligencia artificial regida por la ética
- 10 de enero, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Representantes de las tres religiones monoteístas firmaron el documento "Rome Call for AI Ethics", elaborado en 2020 por la Pontificia Academia para la Vida. El Papa los recibió en audiencia.
El gran rabino jefe Eliezer Simha Weisz y el jeque Abdallah bin Bayyah, representando al judaísmo y al islam respectivamente, firmaron este martes 10 de enero, en el Vaticano, su adhesión a la declaración “Rome Call for AI Ethics” (Llamamiento de Roma por la ética de la Inteligencia Artificial). El acto tuvo lugar en presencia del presidente de la Pontificia Academia para la Vida, arzobispo Vincenzo Paglia, quien calificó el gesto como “un gran gesto de paz”.
El rabino Weisz es miembro del Consejo del Gran Rabinato de Israel, mientras que el jeque Bin Bayyah, que intervino a través de un video, preside el Foro para la Paz de Abu Dhabi y el Consejo emiratí para la Sharía Fatwa. El acto contó con la presencia del presidente de Microsoft, Brad Smith; el vicepresidente mundial de IBM, Darío Gil; y el economista jefe de la FAO, Máximo Torero Cullen, organismos firmantes todos ellos, junto al gobierno italiano, de este “Llamamiento de Roma” elaborado por la Pontificia Academia para la Vida el 28 de febrero de 2020.
La declaración Rome Call for AI Ethics "aboga por un marco que regule y sirva de referencia” a una “ética digital”, que debe promover el uso de la tecnología “en beneficio de la humanidad y el medio ambiente”. Elaborado hace dos años por la Academia Pontificia para la Vida, el escrito proporciona los seis principios básicos que deben presidir una Inteligencia Artificial basada en criterios éticos.
Audiencia con el Papa
Tras la firma, los participantes fueron recibidos por el papa Francisco, quien se alegró por el hecho de que las tres religiones estén de acuerdo en promover “una ética compartida” sobre la inteligencia artificial.
“Me alegra saber -dijo el pontífice en su discurso- que también se quiere implicar a las demás grandes religiones del mundo y a los hombres y mujeres de buena voluntad para que la algorética, es decir, la reflexión ética sobre el uso de algoritmos, esté cada vez más presente no sólo en el debate público, sino también en el desarrollo de soluciones técnicas”.
Francisco recordó que toda persona debe poder disfrutar de un desarrollo humano y solidario y que, por tanto, hay que “estar vigilantes”, para que “el uso discriminatorio de estos instrumentos no se arraigue a costa de los más frágiles y a expensas de los excluidos. Se puede tomar el ejemplo de las solicitudes de asilo: no es aceptable que la decisión sobre la vida y el destino de un ser humano se confíe a un algoritmo”, dijo el Santo Padre.
Fundación RenAIssance
La Santa Sede lleva tiempo trabajando para concienciar sobre los desafíos que plantea la Inteligencia Artificial. En abril de 2020 constituyó la Fundación RenAIssance, entidad dependiente de la Pontificia Academia para la Vida, para trabajar en este campo. En el acto de esta mañana, el sacerdote Paolo Benanti, profesor de Ética de las Tecnologías en la Pontificia Universidad Gregoriana y director científico de RenAIssance, hizo una exhaustiva presentación sobre la evolución de la tecnología en la historia de la humanidad y reflexionó sobre lo urgente que es el desarrollo presente y futuro de la citada “algorética”.
En febrero de 2020, tras la presentación del documento al que hoy han adherido judíos y musulmanes, el papa Francisco ya se refirió a los desafíos que la Inteligencia Artificial plantea al hombre de hoy. Lo hizo tras las Plenarias de la Pontificia Academia para la Vida dedicadas a este tema. En su discurso de ese día a los participantes, el Santo Padre dijo que “la “galaxia digital”, y en particular la llamada “inteligencia artificial”, están “en el corazón mismo del cambio de época que estamos atravesando y que la dicha inteligencia artificial “está cambiando nuestra forma de pensar y actuar”.
Francisco advirtió también sobre “los peligros” que esta conlleva -el control de los datos reduce a las personas a meros consumidores, sometidos a los intereses privados de unos pocos y adormece el pensamiento crítico y el ejercicio de la libertad, según dijo- pero, al mismo tiempo, subrayó su “gran potencial”. Estamos ante “un don de Dios, es decir, ante un recurso que puede dar frutos de bien”, señaló el pontífice.+