Francisco: Nuestra Señora de Guadalupe es "nuestra madre mestiza y quiere quedarse con nosotros"

  • 12 de diciembre, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El papa encabezó la santa misa con motivo de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, que "vino para consolar, para atender las necesidades de los más pequeños, sin excluir a nadie, para arroparlos".

El papa Francisco encabezó el 12 de diciembre la misa en la basílica de San Pedro por la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, que fue celebrada por el prefecto del dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cardenal Marc Ouellet; y concelebrada por el prefecto del dicasterio para la Evangelización y presidente de Caritas International, cardenal Luis Antonio Tagle, junto con obispos, sacerdotes y seminaristas latinoamericanos.

Hoy, como hace casi 500 años con Juan Diego, la Virgen María quiere encontrarse con nosotros. Francisco, en su homilía recordó que Ella está “en medio de ese pueblo americano amenazado en su identidad por un paganismo salvaje y explotador, herido por la predicación activa de un ateísmo práctico y pragmático”. Y pidió que no permitamos que el mensaje de la Madre se “destile en pautas mundanas e ideológicas”.

El Santo Padre recordó que “nuestro Dios conduce la historia de la humanidad en todo momento”. Él “se hace presente a través de un gesto, de un acontecimiento o de una persona y no deja de asomarse a nuestro mundo, necesitado, herido, ansioso, para asistirlo con su compasión y su misericordia”.

El Pontífice se remontó a casi cinco siglos atrás, cuando en un momento “complicado y difícil para los habitantes del nuevo mundo”, el Señor quiso “transformar la conmoción que suscitó el encuentro entre dos mundos diversos, en recuperación de sentido y de dignidad, en apertura al Evangelio”. Transformarla en “encuentro”, enviando "a María, su Madre".

Así, recordó, Nuestra Señora de Guadalupe llegó a las bendecidas tierras de América presentándose como la “Madre del verdaderísimo Dios por quien se cree”, y “vino para consolar, para atender las necesidades de los más pequeños, sin excluir a nadie, para arroparlos como madre solícita con su presencia, su amor y su consuelo. Es nuestra Madre mestiza”.

El papa recordó que “la Virgen Madre y mestiza, sigue dándonos a su Hijo, que nos llama a ser hermanos, a dejar de lado el egoísmo, la indiferencia y el antagonismo, invitándonos a hacernos cargo ‘sin demora’ los unos de los otros, y a ir al encuentro de los hermanos y hermanas olvidados y descartados por nuestras sociedades consumistas y apáticas”.

“Hoy como ayer -subrayó Francisco-, Santa María de Guadalupe quiere encontrarse con nosotros, como un día con Juan Diego en el cerrito del Tepeyac. Quiere quedarse con nosotros. Nos suplica que le permitamos ser nuestra madre, que abramos nuestra vida a su Hijo Jesús y acojamos su mensaje para aprender a amar como Él”. 

Seguidamente, el pontífice aseguró que la Virgen de Guadalupe "vino para acompañar al pueblo americano en estos caminos tan duros de pobreza, explotación, colonialismos socio-económicos y culturales".

“Ella está en medio de las caravanas que, buscando libertades, bienestar, caminan hacia el norte. Ella está en medio de ese pueblo americano amenazado en su identidad por un paganismo salvaje y explotador, herido por la predicación activa de un ateísmo práctico y pragmático. Y Ella está allí. ‘Soy tu Madre’, nos dice. La Madre del amor por quien se vive”.


A la Madre no se la ideologiza
El Papa exhortó a los miembros de la Iglesia que peregrina en América a participar “con verdadero espíritu guadalupano”, y reconoció que “me preocupan las propuestas de tinte ideológico-cultural de diverso signo que quieren apropiarse del encuentro de un pueblo con su Madre, que quieren desmesticar, maquillar a la Madre”. 

Y pidió, por favor, que “no permitamos que el mensaje se destile en pautas mundanas e ideológicas”. “El mensaje es simple, es tierno. ‘¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?’. Y a la Madre no se la ideologiza”.

Finalmente, el Papa pidió que Jesucristo, “el deseado de las naciones, por intercesión de Nuestra Madre de Guadalupe, nos conceda días de alegría y serenidad, para que la paz del Señor habite en nuestros corazones y en el de todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.+