Los obispos valoran la invitación del Papa a vivir sinodalmente los grandes desafíos

En una carta al pontífice, también detallan lo actuado durante el plenario episcopal y reiteran que desean hacer su aporte como Iglesia para "construir juntos" una Patria de hermanos.

Los obispos que participan de la 121ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que se desarrolla en la ciudad bonaerense de Pilar, enviaron una carta al papa Francisco, en la que valoran su “significativa” invitación a vivir sinodalmente los grandes desafíos de la hora presente.

Tras manifestarle que los llena de alegría su reciente viaje apostólico a Bahréin, donde testimonió el valor perenne de la paz y el lugar destacado de las religiones por el diálogo, los prelados argentinos detallan lo actuado durante el plenario episcopal.

“En este tiempo de reflexión y discernimiento eclesial que nos propones, valoramos esta significativa invitación a vivir sinodalmente los grandes desafíos de la hora presente, no solamente en un preciso acontecimiento eclesial sino como una dinámica permanente de escucha, de todo el pueblo de Dios, del Espíritu Santo, en un clima de estrecha comunión y participación para la misión”, sostienen.

“Nos encomendamos a tu oración mientras te aseguramos las nuestras. Queremos ser fieles a Dios y testimoniarlo con amor evangélico. Como te sucede tantas veces, no resulta fácil hacerlo en tiempos duros, donde todo es interpretado de modo sesgado y según miradas e intereses que nos son ajenos. Pero no podemos ni queremos dejar de hacer nuestro aporte como Iglesia, para construir juntos la Patria de hermanos que Dios ha querido que fuéramos”. 

Los obispos argentinos cierren su carta con un abrazo fraterno y confiándole a la Madre de Luján que “cuide tus desvelos de buen pastor por toda la Iglesia y en su mirada, te acerque nuestros corazones de hermanos y compañeros de camino”.

Firman la misiva, el obispo de San Isidro y presidente de la CEA, monseñor Oscar Vicente Ojea, y el obispo auxiliar de La Plata y secretario general, monseñor Alberto Germán Bochatey OSA.

Texto de la carta al Papa
Querido Padre,

Los obispos argentinos, reunidos en Asamblea plenaria, queremos saludarte y expresarte con afecto nuestra cercanía fraterna en el pastoreo del santo Pueblo de Dios.

Nos llena de alegría tu reciente viaje apostólico a Bahréin, en el cual has podido llegar a tantos hermanos y hermanas, para testimoniar el valor perenne de la paz y el lugar destacado de las religiones a fin de poner todo su empeño en alcanzarla para bien de los pueblos. Ello también nos desafía a nosotros, como pastores y fieles, aquí en nuestra Patria, a buscar en el diálogo, esa herramienta imprescindible y siempre necesaria para fortalecer la cultura del encuentro. 

En estos días, hemos tenido un importante intercambio pastoral, donde pusimos en común, además de las dificultades del contexto actual, la vida y el trabajo sinodal de las Iglesias particulares. A lo largo de la semana, continuaremos con distintos temas que nos interpelan y piden una respuesta pastoral creativa; entre ellos, la atención y acompañamiento de los jóvenes, la formación para el ministerio sacerdotal y otros itinerarios formativos para la vida y la misión de la Iglesia. 

En este tiempo de reflexión y discernimiento eclesial que nos propones, valoramos esta significativa invitación a vivir sinodalmente los grandes desafíos de la hora presente, no solamente en un preciso acontecimiento eclesial sino como una dinámica permanente de escucha, de todo el pueblo de Dios, del Espíritu Santo, en un clima de estrecha comunión y participación para la misión.

Nos encomendamos a tu oración mientras te aseguramos las nuestras. Queremos ser fieles a Dios y testimoniarlo con amor evangélico. Como te sucede tantas veces, no resulta fácil hacerlo en tiempos duros, donde todo es interpretado de modo sesgado y según miradas e intereses que nos son ajenos. Pero no podemos ni queremos dejar de hacer nuestro aporte como Iglesia, para construir juntos la Patria de hermanos que Dios ha querido que fuéramos. 

Con nuestro abrazo fraterno, te confiamos a nuestra Madre de Luján; que Ella cuide tus desvelos de buen pastor por toda la Iglesia y en su mirada, te acerque nuestros corazones de hermanos y compañeros de camino.

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