"Para que haya conversión, lo primero es siempre el amor incondicional"
- 2 de noviembre, 2022
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
Lo subraya el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, en su reflexión sobre la conversión de Zaqueo. También destaca el "modo de proceder evangélicamente genial" de Jesús.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó sobre el pasaje evangélico del encuentro de Jesús con Zaqueo y aseguró: "Siempre sorprende. Desde el dato simpático de la estatura que tiene y la trepada al árbol, hasta el modo cómo Jesús elige hacerse presente en la vida de Zaqueo".
"Esto último es clave. No es que Jesús no tenga protagonismo. Lo tiene, y decisivo. Zaqueo quiere verlo; pero, en definitiva, es Jesús el que lleva la iniciativa. Es un modo de proceder evangélicamente genial: Jesús juega todo en una cercanía de amistad incondicional. Todo lo demás es consecuencia", sostuvo.
"Esa cercanía pone en marcha lo que a Jesús más le interesa: la conversión de Zaqueo. Y la alegría es el sello de todo este proceso hondamente humano y divino. Es salvación en acto".
El prelado consideró que "en sus palabras y gestos no hay moralina. Ni siquiera condiciona su presencia a un eventual arrepentimiento del pecador".
"Jesús sabe que, para que haya conversión, lo primero es siempre el amor incondicional. Es lo que Él ha bebido en el seno del Padre, y lo que ha traído al mundo", destacó.
“Y Jesús le dijo: 'hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido'", recordó citando el texto de Lucas.
Monseñor Buenanueva terminó su reflexión afirmando: “Como Zaqueo, también yo te busco, Señor Jesús. Quiero verte. Sé que vos me buscás y querés cruzar tu mirada con la mía. La puerta de mi casa está abierta y sé que querés entrar, para que la alegría sea completa. Te siento cerca, Señor. Solo te queda mirar hacia arriba y decir mi nombre. Amén”.+