El Vaticano se adhiere a los acuerdos de la ONU y de París
- 5 de octubre, 2022
- Ciudad del Vaticano (AICA)
La Santa Sede presentó al Secretariado de las Naciones Unidas su adhesión al Convenio Marco de las Naciones Unidas de 1992 y al Acuerdo de París firmado en 2015.
El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, anunció que la Santa Sede, en nombre del Estado de la Ciudad del Vaticano, se unió a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucci), adoptada en 1992, y al Acuerdo de París firmado en 2015. El anuncio tuvo lugar en el encuentro “Cuidado de la casa común”, organizado por la Secretaría de Estado, en colaboración con las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales.
“En este momento particular de nuestra historia, marcado por conflictos cada vez más preocupantes, que hacen peligrar el multilateralismo, es necesario consolidar nuestros esfuerzos a favor de la ecología integral. Un tema que, como el cambio climático, corre el riesgo de quedar ensombrecido”, expresó el cardenal Parolin en el encuentro, celebrado el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís.
Un momento importante de reflexión e intercambio, con participación presencial y en línea, se realizó también en vista de Cop27 en Sharm el-Sheikh del 6 al 18 de noviembre. Pero sobre todo tuvo lugar en el primer aniversario del acto "Fe y ciencia: Hacia la COP26" que, celebrado en el Palacio Apostólico el 4 de octubre de 2021, concluyó con la firma de numerosos líderes religiosos y científicos de diversas tradiciones y campos científicos, de un llamamiento conjunto a transitar con decisión y convicción de la “cultura del descarte” a una “cultura del cuidado” del planeta.
En este camino, el acto celebrado en la víspera es un nuevo paso adelante: “Con la adhesión de la Santa Sede, la Cmnucci casi alcanza su universalización con 198 estados”, comenzó diciendo el Secretario de Estado. La consecución de este objetivo es el resultado de "un largo proceso de estudio y análisis" con la Gobernación y en "colaboración" con los Departamentos de la Curia Romana.
La encíclica Laudato si’ de Francisco fue citada varias veces por los distintos invitados, empezando por el cardenal Parolin, quien recordó cómo el documento llama a una colaboración "a diferentes niveles" entre "disciplinas", "países", "diferentes componentes de la comunidad internacional (Estados, organizaciones, autoridades locales, sector privado, científicos, sociedad civil)” y, sobre todo, “colaboración entre generaciones”. Porque “cuando hablamos de cuidar la casa común debemos preocuparnos” por quienes van a habitar el mundo.
Es con esta mirada al futuro que el Papa, recordó el cardenal Parolin, aseguró el compromiso del Estado de la Ciudad del Vaticano de reducir las emisiones a cero antes de 2050 y, al mismo tiempo, promover “una educación en ecología integral” que pueda estimular “nuevos estilos de vida, basados en el desarrollo y la sostenibilidad, la fraternidad y la cooperación entre los seres humanos y el medio ambiente”.
“La llamada crisis socioecológica es un momento propicio para nuestra conversión y para decisiones impostergables”, comentó el Secretario de Estado. La ciencia es clara: “Cada vez hay menos tiempo para mitigar el efecto del cambio climático y adaptarse a él”. El impacto es "profundo" y no afecta sólo a la naturaleza sino también a la economía y la sociedad.
También lanzó un grito de alarma el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: “La situación mundial es más desesperada que hace siete años. A pesar del Acuerdo de París, la meta de un aumento de temperatura de solo 1,5 °C es prácticamente inalcanzable; el planeta ya está 1,2 °C más caliente. Sin embargo, muchos proyectos nuevos de combustibles fósiles se están lanzando de forma imprudente, lo que contradice el llamamiento de la Agencia Internacional de la Energía”.
En este escenario el cardenal Czerny vislumbra una luz que es Laudato si', que, 7 años después de su publicación, “sigue inspirando y guiando a las personas de buena voluntad hacia un enfoque ecológico cada vez más integral”.
Por su parte, el Departamento para el Desarrollo Integral “apoya todos los esfuerzos para conectar, recoger y compartir las voces de la sociedad civil”, aseguró el prefecto. Un ejemplo es la Plataforma de Acción Laudato Si' que actualmente reúne a más de 6.000 participantes, entre escuelas, familias, comunidades religiosas de América, Europa, Asia y África.
El cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Gobernación, enumeró las iniciativas que se están llevando a cabo en la Gobernación, tales como: recolección selectiva en las gerencias y oficinas (residuos orgánicos y especiales, metales, plásticos, pilas), para la racionalización de recursos, o nuevas técnicas de riego para el ahorro de agua. Otras intervenciones se refieren al control de la energía, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, la instalación de paneles solares, la implementación de sistemas domóticos que, por ejemplo, en ausencia de personal, apagan la iluminación.
“El nuestro -dijo el cardenal Vérgez- es un esfuerzo colectivo al que todos estamos llamados a contribuir en el cambio de los estilos de vida, convencidos de que el clima es un bien común de todos y para todos”.
“Escuchar la voz de la creación”
Durante el encuentro se proyectó un video realizado por el Dicasterio para el Desarrollo Humano en colaboración con el Dicasterio para la Comunicación, con testimonios de los cinco continentes. Las conclusiones fueron confiadas a monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y moderador del encuentro, quien explicó las razones por las que la Santa Sede decidió adherirse al Convenio Marco y al Acuerdo de París: en primer lugar, “coherencia con la doctrina social de la Iglesia sobre ecología”, luego el deseo de “fortalecer el multilateralismo en la crítica situación actual”.
“O ganamos juntos o perdemos juntos”, dijo el arzobispo, quien destacó que el camino hacia las metas del Acuerdo de París “es largo” y aún queda mucho por hacer en temas como los migrantes climáticos que carecen de protección internacional, el incremento de actos climáticos severos, medidas de resiliencia. La esperanza es que la COP27 pueda conducir a "mitigar pérdidas y daños, como lo solicitan muchos países en desarrollo".
"Es una cuestión de justicia e igualdad que tendrá consecuencias en todos los países", dijo monseñor Gallagher. “Necesitamos poner fin a la cultura del descarte que domina nuestras sociedades y que es tan obviamente insostenible”.
A través de Zoom, durante el encuentro -abierto por el cardenal Peter Turkson y Joachim von Braun, canciller y presidente de las Academias Pontificias respectivamente- intervinieron los ministros de Fiyi, Senegal y Múnich. También estuvo conectado Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Secretaría de Cambio Climático de la ONU, quien agradeció a la Santa Sede por este acto “valiente”. Se necesitan pasos como este, dijo, para "efectuar un cambio transformador y evitar una catástrofe global" que "cambiará nuestro clima, nuestro mundo y nuestras vidas". Para peor, para siempre".+