Mons. Buenanueva llamó a la moderación para construir una mejor política
- 30 de septiembre, 2022
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una reflexión titulada "Elogio de la moderación política".
Con el título "Elogio de la moderación política", el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, invitó a los fieles a reflexionar sobre "El Parlamento: la casa de la palabra, el consenso y la moderación".
Para comenzar, el obispo afirmó que los populismos -de izquierda o de derecha- "deforman la democracia en varios sentidos". Uno de ellos, detalló, "es transformar la confrontación entre posturas distintas (normalmente bipolares: izquierda-derecha, conservadores-progresistas, etc.) en una exacerbación de los extremos".
"La confrontación propia de las democracias liberales hace a la dinámica de la vida política de las sociedades que adoptan ese sistema de gobierno y de convivencia ciudadana. Se sustentan sobre un fundamento sólido: la aceptación sin reservas de la pluralidad, cuyo núcleo ético es el reconocimiento de la dignidad personal de cada ciudadano o miembro del pueblo", definió. "Es el reconocimiento del otro como sujeto igual a mí", añadió.
"Por eso, las confrontaciones democráticas, incluso las más encendidas, no tienen que poner en riesgo la unidad siempre en tensión dentro de la comunidad ciudadana. Al contrario, bien vividas, la expresan y la refuerzan", consideró.
Al respecto, hizo una aclaración: "Obviamente, siempre y cuando ese núcleo ético que es el reconocimiento del otro no desaparezca ni se debilite. Se trata de un valor fundamental, pero también sumamente frágil, confiado al cuidado de la conciencia y libertad de cada ciudadano y de toda la sociedad".
"Una convivencia así requiere de una mística anclada en sólidos valores espirituales y éticos. Para algunos de nosotros es el Evangelio; para otros, otras fuentes espirituales", explicó. "La Iglesia católica, por ejemplo, en cuanto sujeto social (y también político) mantiene una oposición crítica hacia muchas leyes (el aborto, por ejemplo). Acepta la legitimidad de las reglas de la democracia, pero mantiene su postura sin romper ni amenazar la cohesión de la sociedad. Y, como ella, tantas otras organizaciones o espacios espirituales, culturales y políticos", ejemplificó.
El populismo, continuó el obispo, "procede deliberadamente de otra manera. Exacerba las diferencias que se dan dentro de la sociedad; niega subjetividad al otro, al que arroja fuera del espacio, considerándolo 'no pueblo' y, por eso, siempre rompe la unidad y cohesión del pueblo al que dice servir. Incluso se echa mano de símbolos, expresiones o conceptos religiosos para darle una pátina mística a sus pretensiones de hegemonía".
"No solo en la Argentina, sino en varios rincones del globo, la democracia aparece amenazada por estas formas de entender la convivencia social", alertó.
En ese sentido, valoró que "la enseñanza social de la Iglesia católica, a la vez que busca respetar la dinámica y consistencia secular de la política, ofrece el horizonte inspirador del humanismo que se desprende del Evangelio y de su también secular forma de interpretar racionalmente la condición humana".
"En su reciente encíclica Fratelli tutti, el Papa Francisco ha hecho foco en dos conceptos que abrevan en esa fuente: el de 'fraternidad' y el de 'amistad social'. Desde allí invita a transitar los caminos de -como él lo llama, con acierto- la 'mejor política'", señaló monseñor Buenanueva.
"Se trata de un verdadero 'elogio de la moderación' en la política. Supone afirmarse con notable fortaleza interior en los instrumentos más políticos que conocemos: el diálogo, la búsqueda de consensos y acuerdos; la superación paciente e inteligente de los conflictos con una mirada de largo alcance; la sensibilidad hacia los más vulnerables, como motivación para atenuar el impulso del egoísmo en aras del interés común".
"Tradicionalmente todos estos valores se asocian al 'centro' de las distintas expresiones políticas: centro izquierda o centro derecha. Entre nosotros se ha puesto de moda bajarle el precio a esta búsqueda de un territorio común para construir el bien común, hablando de 'Corea del centro'. Ni fu ni fa. Es una chicana casi infantil", aseguró.
"Nuestro país arrastra una profunda crisis social, económica y política que tiene raíces humanas y éticas. Sin un deliberado consenso, buscado con fortaleza y magnanimidad, será imposible diseñar el futuro", advirtió.
"Como he dicho otras veces: en esto, todos los ciudadanos tenemos que sentirnos responsables, pero, una responsabilidad histórica la tienen los hombres y las mujeres de la política. Esa es su vocación. Yo añadiría ahora: y de aquellos hombres y mujeres que hacen de la 'moderación' su mística al servicio de todos", sostuvo. "Y es ahora, no mañana, pues entonces puede ser demasiado tarde", añadió.
"La hora es grave y supone riesgos reales, que hemos visto realizarse en otros países y sociedades. No sería extraño que, en las próximas elecciones, buena parte de los ciudadanos, acosados por lo que implica sobrevivir al día a día y desinteresados de la política (a la que juzgan -y con razón- alejada de su vida e intereses reales), a la hora de entrar en el cuarto oscuro, se decanten por opciones radicalizadas, que ofrecen la ilusión de patear el tablero. Sabemos su destino: nuevas frustraciones, más rabia y menos discernimiento", lamentó.
"¿Será posible romper ese círculo vicioso?", planteó el obispo. "Creo que sí. A la moderación política le cabe la responsabilidad. Y que tenga también imaginación para hacérnoslo comprender", concluyó.+