El Papa invitó a los jóvenes del mundo a ir a la JMJ de Lisboa
- 12 de septiembre, 2022
- Ciudad del Vaticano (AICA)
"Son la esperanza de una nueva unidad", escribió el pontífice en el Mensaje para la 37ª Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en la capital de Portugal del 1 al 6 de agosto de 2023
“María se levantó y partió sin demora”, es el lema del Mensaje del Santo Padre a los jóvenes con motivo de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en las Iglesias particulares el 20 de noviembre de 2022 y a nivel internacional en Lisboa del 1 al 6 de agosto de 2023, difundido este lunes 12 de septiembre por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El texto, firmado por el papa Francisco en el día de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, concluye el ciclo de tres mensajes que acompañan a los jóvenes en el camino entre la JMJ de Panamá 2019 y la de Lisboa 2023, todos ellos centrados en el verbo levantarse.
“La prisa buena siempre nos empuja hacia arriba y hacia los demás. También existe una prisa que no es buena, como por ejemplo la que nos lleva a vivir superficialmente, a tomar todo a la ligera, sin compromiso ni atención, sin participar realmente en las cosas que hacemos; la prisa de cuando vivimos, estudiamos, trabajamos, salimos con los demás sin poner en ello la cabeza y, mucho menos, el corazón”, escribe el Santo Padre en su mensaje.
El Papa recuerda que “la prisa buena” impulsó a la Madre de Jesús a ayudar a su prima Isabel olvidándose de sí misma, y que el Señor que vive en medio de nosotros, “es la respuesta de Dios a los desafíos de la humanidad en cada época”, como los desafíos que la humanidad afronta hoy con la guerra y la emergencia sanitaria.
Al mismo tiempo, el obispo de Roma ofrece como respuesta la plenitud, esa que se produce cuando Dios entra en la vida de cada persona, tal como le ocurrió a María, puesto que: “A partir de la anunciación, desde que fuera por primera vez a visitar a su prima, María no deja de cruzar espacios y tiempos para visitar a sus hijos necesitados de su ayuda solícita. Nuestro caminar, si está habitado por Dios, nos lleva directamente al corazón de cada uno de nuestros hermanos y hermanas”
Hacia la cita en Portugal
El Papa recuerda que el camino de los jóvenes de todo el mundo hacia Portugal estuvo marcado por otros mensajes: “El tema de la JMJ de Panamá fue: ‘He aquí la sierva del Señor: hágase en mí según tu palabra’. Después de ese acontecimiento, retomamos el camino hacia un nuevo destino –Lisboa 2023– dejando que haga eco en nuestros corazones la apremiante invitación de Dios a levantarnos. En 2020 meditamos la palabra de Jesús: “¡Joven, a ti te digo, levántate!”. El año pasado nos inspiramos en la figura del apóstol san Pablo, a quien el Señor Resucitado le dijo: “¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto".
Por esta razón el Papa escribe: “En el tramo que aún nos queda antes de llegar a Lisboa, caminaremos junto a la Virgen de Nazaret que, inmediatamente después de la anunciación, se levantó y partió sin demora para ir a ayudar a su prima Isabel.
“El verbo común a los tres temas es levantarse, una expresión que –es bueno recordar– adquiere también el significado de resurgir, despertar a la vida”
Francisco añade: “En estos últimos tiempos, que fueron tan difíciles, cuando la humanidad, probada ya por el trauma de la pandemia, se ve desgarrada por el drama de la guerra, María reabre para todos y especialmente para ustedes, que son jóvenes como ella, el camino de la proximidad y del encuentro”. Y subraya: “Espero, y creo firmemente, que la experiencia que muchos de ustedes vivirán en Lisboa en agosto del año próximo representará un nuevo comienzo para ustedes, jóvenes, y –con ustedes– para toda la humanidad”.
El Santo Padre manifiesta a los jóvenes que “experimentar la presencia de Cristo resucitado en la propia vida, encontrarlo vivo, es la mayor alegría espiritual, una explosión de luz que no puede dejar a nadie quieto”. Les explica asimismo que “nos pone en movimiento inmediatamente y nos impulsa a llevar esta noticia a otros, a dar testimonio de la alegría de este encuentro”.
“Es lo que animó la prisa de los primeros discípulos en los días siguientes a la resurrección: Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos”.
“María se convirtió en el templo de Dios, imagen de la Iglesia en camino, la Iglesia que sale y se pone al servicio, la Iglesia portadora de la Buena Noticia”
En su mensaje el Santo Padre alude a las grandes tentaciones que viven los jóvenes, y escribe textualmente: “La Madre del Señor es modelo de los jóvenes en movimiento, no inmóviles frente al espejo contemplando su propia imagen o ‘atrapados’ en las redes”.
En efecto Francisco escribe que María “estaba totalmente orientada hacia el exterior. Es la mujer pascual, en permanente estado de éxodo, de salida de sí misma hacia el gran Otro que es Dios y hacia los demás, los hermanos, especialmente los más necesitados, como lo fue su prima Isabel”.
De ahí que el Santo Padre recuerde que “María se dejó interpelar por la necesidad de su prima anciana”. Y que si bien los jóvenes “no pueden resolver todos los problemas del mundo”. Tal vez “puedan empezar con los más cercanos, con los problemas de su propia zona”.
“A la Madre Teresa le dijeron una vez: Lo que usted hace es sólo una gota en el océano. Y ella respondió: Pero si no lo hiciera, el océano tendría una gota menos”
Y añade que “ante una necesidad concreta y urgente, hay que actuar con rapidez: “¡Cuántas personas en el mundo están esperando la visita de alguien que los atienda! ¡Cuántas personas mayores, cuántos enfermos, presos, refugiados necesitan nuestra mirada compasiva, nuestra visita, un hermano o una hermana que rompa las barreras de la indiferencia!”
De “la prisa de la joven de Nazaret -afirma el papa- que es la de quienes han recibido dones extraordinarios del Señor y no pueden dejar de compartir, de hacer desbordar la inmensa gracia que han experimentado. Es la prisa de los que saben poner las necesidades de los demás por encima de las suyas”.
“María es un ejemplo de persona joven que no pierde el tiempo buscando la atención o la aprobación de los demás –como ocurre cuando dependemos de los ‘me gusta’ en las redes sociales– sino que se mueve para buscar la conexión más genuina, la que surge del encuentro, del compartir, del amor y del servicio”
El Santo Padre escribe, además, que “nuestro caminar, si está habitado por Dios, nos lleva directamente al corazón de cada uno de nuestros hermanos y hermanas”. Y recuerda los muchos testimonios “de personas visitadas por María, Madre de Jesús y Madre nuestra”, y los numerosos y remotos lugares de la tierra que a lo largo de los siglos recibieron la visita de la Madre de Dios.
La prisa mala
Francisco también destaca lo que puede ocurrir en las relaciones interpersonales, “cuando no escuchamos realmente a los demás ni les dedicamos tiempo”; “cuando esperamos que un amigo nos entretenga y satisfaga nuestras necesidades, pero lo evitamos inmediatamente y acudimos a otro si vemos que está en crisis y nos necesita; e incluso en las relaciones afectivas, entre novios”, con poca paciencia para “conocerse y entenderse a fondo”.
“Podemos tener esta misma actitud en la escuela, en el trabajo y en otros ámbitos de la vida cotidiana. Pues bien, todas estas cosas vividas con prisas es poco probable que den fruto. Existe el riesgo de que permanezcan estériles”
De ahí que, con el libro de los Proverbios, que dice: “Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita -la prisa mala- acaba en la indigencia”, les hace una sugerencia: “Pregunten a sus padres y abuelos, y también a los miembros mayores de sus comunidades, qué significa para ellos ser hospitalarios con Dios y con los demás. Les hará bien escuchar la experiencia de los que les han precedido”.
No olvidar las lecciones de la historia
El Santo Padre también los invita a “volver a emprender sin demora el camino de los encuentros concretos, de una verdadera acogida de los que son diferentes a nosotros”, puesto que sólo así superaremos las distancias entre generaciones, clases sociales, etnias y categorías de todo tipo, e incluso las guerras”.
“Los jóvenes son siempre la esperanza de una nueva unidad para la humanidad fragmentada y dividida”
“Pero sólo si tienen memoria, sólo si escuchan los dramas y los sueños de sus mayores” añade el Papa. Y escribe: “No es casual que la guerra haya vuelto en Europa en el momento en que la generación que la vivió en el siglo pasado está desapareciendo.
“Es necesaria una alianza entre los jóvenes y los ancianos, para no olvidar las lecciones de la historia, para superar las polarizaciones y los extremismos de este tiempo”
Reafirma que “Jesús es la respuesta de Dios a los desafíos de la humanidad en cada época”. Y les dice: “¡Mi mensaje para ustedes, jóvenes, el gran mensaje del que es portadora la Iglesia, es Jesús! Sí, Él mismo, su amor infinito por cada uno de nosotros, su salvación y la nueva vida que nos ha dado”.
“Y María es el modelo de cómo acoger este inmenso don en nuestras vidas y comunicarlo a los demás, haciéndonos a su vez portadores de Cristo, portadores de su amor compasivo, de su generoso servicio a la humanidad que sufre”
¡Todos juntos en Lisboa!
Al concluir su mensaje Francisco dice a los queridos jóvenes: “María era una joven como muchos de ustedes. Era una de nosotros”.
“A cada uno y cada una de ustedes les renuevo mi calurosa invitación a participar en la gran peregrinación intercontinental de jóvenes que culminará en la JMJ de Lisboa en agosto del próximo año; y les recuerdo que el próximo 20 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey, celebraremos la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares de todo el mundo. A este respecto, el reciente documento del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida -Orientaciones pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares- puede ser de gran ayuda para todas las personas que trabajan en la pastoral juvenil”.
Y se despide afirmando: “Que el Espíritu Santo encienda en sus corazones el deseo de levantarse y la alegría de caminar todos juntos, en estilo sinodal, abandonando las falsas fronteras. ¡El momento de levantarse es ahora! ¡Levantémonos sin demora! Y, como María, llevemos a Jesús dentro de nosotros para comunicarlo a todos. En este hermoso momento de sus vidas, sigan adelante, no pospongan lo que el Espíritu puede hacer en ustedes. De todo corazón bendigo sus sueños y sus pasos”.+