En el Día del Diácono, los obispos valoran el servicio que realizan en las diócesis
- 10 de agosto, 2022
- Buenos Aires (AICA)
Hoy, 10 de agosto, la Iglesia celebra a San Lorenzo diácono y mártir, y en su figura, a los diáconos permanentes. Los obispos valoraron la entrega y el servicio de este especial ministerio.
Con ocasión de la fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir, que la Iglesia recuerda el 10 de agosto, se celebra hoy el Día del Diácono, referido particularmente a los diáconos permanentes.
San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma que, en el siglo III, ayudaban al papa Sixto II, quien lo nombró administrador de los bienes de la Iglesia y le permitió distribuir ayuda a los pobres y necesitados.
Aunque no es sacerdote, el diácono no es un simple "ayudante", sino que ejerce su ministerio habiendo recibido el Orden Sagrado en un grado menor.
En esta ocasión, algunos obispos enviaron sus saludos a los diáconos permanentes que acompañan a la Iglesia diocesana.
El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, envió un mensaje manifestando su gratitud a los 40 diáconos permanentes, con una mención especial a quienes, por razones de edad o de salud, continúan con restricciones propias de la pandemia, pero "siguen conectados con sus parroquias y comunidades, con otros hermanos diáconos y de diversas maneras con la diócesis."
Asimismo, dirigiéndose a todos, reconoció que "son tiempos sin duda desafiantes y más que nunca es necesaria la presencia de una Iglesia que asuma toda ella un «rostro diaconal», que en verdad siga los pasos del Cristo servidor. A ustedes, que han sido llamados de modo especial a reflejar ese rostro, ¡gracias por el servicio perseverante, principalmente en medio de los pobres y los enfermos!". » Texto completo del mensaje
El obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, envió un saludo agradecido, invitando especialmente a los 110 diáconos permanentes de la diócesis a que "sean los que de un modo particular se pongan al hombro la pastoral bautismal en estrecho vínculo con sus sacerdotes y consejos pastorales".
"En cada parroquia tendrán que velar para recibir el regalo de la vida nueva, y acompañar la fe de nuestro pueblo creyente que presenta a sus hijos para ser bautizados. Facilitarle todos los medios a nuestro alcance para que realmente sea una celebración de la familia, donde el bautizado, los padres y padrinos, particularmente, son los protagonistas, y el Espíritu Santo el principal actor de ese primer encuentro con Cristo", exhortó, en este tiempo en que el Bautismo es el sacramento más solicitado.
Además, mencionó especialmente "a los diáconos enfermos, a los diáconos con muchos años y con dificultades para el servicio presencial: les agradezco el ofrecimiento de sus oraciones y sufrimientos por todo el pueblo de Dios. El Señor los fortalezca con su Espíritu e hizo extensivo el saludo a las esposas e hijos de los diáconos permanentes, "porque comparten el tiempo y la vida de ese hombre consagrado a Dios, esposo y padre, para que todo el pueblo cristiano se enriquezca con su ministerio". » Texto completo del mensaje
El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, saludó a los diáconos permanentes de la diócesis, Hugo Massola y Julio Villarreal. "La Providencia nos los ha traído y desde su llegada han aportado sus carismas en algunas parroquias donde prestan servicio".
"La calidad y calidez de sus personas les han hecho ganar los corazones de muchos y ahora, junto conmigo, estamos en el lento y firme trabajo del armado de la 'Escuela Diaconal' para la diócesis a fin de dar lugar a quienes van sintiendo ese llamado particular, junto a sus familias, preparando y haciendo posible el camino de su formación".
"El diaconado es, como cada vocación, una gracia para la Iglesia. Y San Luis necesita que ese brote de vocación particular crezca y se haga firme", consideró el prelado. "Necesitamos todos ser contagiados de ese espíritu de servicio y de ese don que tuvo el mártir San Lorenzo, sirviendo a los pobres hasta dar la vida por ello", y pidió oración por los diáconos y las vocaciones.
El obispo prelado de Cafayate, monseñor Darío Rubén Quintana OAR, saludó a todos los diáconos en su día, especialmente a los de la prelatura, Roberto Faciano (Seclantás-Molinos) y Pedro Rueda (Cafayate).
El orden diaconal
En la historia de la Iglesia los diáconos siempre han sido de gran ayuda para los sacerdotes.
El diácono recibe el sacramento del Orden con el que ejerce el ministerio de la Palabra, la liturgia y la caridad. Su función principal es la asistencia cualificada al sacerdote en las celebraciones y no es simplemente un “ayudante”.
Algunas de las competencias de los diáconos son: administrar el Bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, ser ministros de la exposición del Santísimo y de la bendición eucarística, ser ministro ordinario de la Sagrada Comunión, portar el viático a los moribundos, en nombre de la Iglesia asistir y bendecir el matrimonio, leer las Sagradas Escrituras a los fieles, administrar los sacramentales como el agua bendita, bendición de casas, imágenes y objetos, presidir el rito fúnebre y la sepultura.
El diaconado considerado en sí mismo como ministerio permanente decae en Occidente después del siglo V, y este primer grado del sacramento del Orden se convierte en una etapa para llegar al grado sucesivo, es decir, al sacerdocio. Tras el Concilio Vaticano II fue restablecido "como un grado particular dentro de la jerarquía".+