Diplomado en protección a menores y personas vulnerables
- 2 de agosto, 2022
- Bogotá (Celam) (AICA)
El Celam y la CLAR, inauguraron oficialmente el Diplomado en cuidado y protección de niñas, niños, adolescentes y personas vulnerables en Bogotá.
“Escuchar a quienes experimentaron un dolor tan profundo en nuestra Iglesia, nos proporciona un camino para cambiar nuestra forma de entendernos,” son las palabras del cardenal Sean Patrick O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la protección de menores en su intervención durante la apertura del Diplomado en Cuidado y protección de niñas, niños, adolescentes y personas vulnerables efectuada este 1 de agosto en la sede del Celam.
El prelado destacó este programa formativo impulsado por el Celam, Cebitepal y la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) previsto del 1 de agosto al 25 de noviembre que, tras dos años de trabajo virtual, marca el regreso a la presencialidad del Cebitepal, centro de formación del Celam. Coordinado por los religiosos César Henríquez, Jesús García y Alejandra Elbaba contará con estudiantes de México, El Salvador, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil y la Argentina.
El cardenal O’Malley recordó que desde los inicios de la Comisión los organismos mencionados fueron socios en la implementación de programas destinados a la salvaguarda de los derechos de menores y personas vulnerables en el continente; resaltó el esfuerzo colectivo adelantado para asegurar que la Iglesia siga las normas profesionales en la atención pastoral a quienes generalmente son las más propensas a convertirse en víctimas del delito de abuso tanto en el interior de la iglesia como en la sociedad.
El acto de inauguración se realizó en la sede del Celam bajo la coordinación de la hermana Alejandra Elbaba y contó con la participación de monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y miembro de la Pontificia Comisión para la protección de los Menores, los sacerdotes Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Celam, Ronald La Barrera, vicedirector de Cebitepal, Israel Arévalo, secretario adjunto de la CLAR y la hermana María Rosaura González , coordinadora de la Comisión de Cuidado y protección de Niñas, niños y adultos vulnerables.
A su turno monseñor Luis Manuel Alí Herrera, recordó que quienes asumieron la defensa de los menores y la prevención del abuso como misión, saben que es necesario trabajar con cuatro ases bajo la manga.
El primero de ellos es la atención a las víctimas, el segundo asumir los protocolos de protección, el tercero consiste en afrontar el problema y el cuarto en aprender de los errores.
Igualmente advirtió que una de las características de este camino pastoral es que hace más humildes a quienes lo adoptan y les invita a trabajar en redes. Aquí la sinodalidad se hace carne al descubrir que no podemos actuar solos porque garantizar la Iglesia como un lugar seguro, supone trabajar en unidad.
El padre Pedro Brassesco, indicó que el Celam desea renovar su compromiso de hacer todo lo necesario para que la Iglesia crezca en la conciencia de brindar ambientes seguros para todos, especialmente a los menores de edad. Por eso avanza en la elaboración de las políticas y protocolos de cuidado y protección para todas sus áreas de funcionamiento.
“Los animo a que esta respuesta que han dado a Dios sea un compromiso en un servicio tan importante para nuestra Iglesia y para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse,” indicó.
Igualmente, el padre Ronald La Barrera, manifestó su alegría al retornar a las actividades presenciales y agradeció a la CLAR su deseo de organizar de manera conjunta este Diplomado del que se esperan muchos frutos, producto de la metodología sinodal que abordará en las diferentes actividades.
El padre Israel Arévalo, les dio la bienvenida a los estudiantes, anunciando que, a lo largo de las próximas 17 semanas, serán discípulos de una experiencia de salvación. Un compromiso con la cultura del buen trato que, a través de esta comunidad de aprendizaje, les ayudará a empoderarse desde el conocimiento, recibiendo las herramientas necesarias para ser capacitadores que aceptan la invitación del Espíritu para escuchar a Jesús; comprometidos con el buen trato y dispuestos a caminar juntos como una Iglesia que se deja transformar para servir mejor.
Finalmente, la hermana Rosaura María González Casas, reiteró la importancia de la conversión pastoral que implica un cambio de actitud y apertura para respetar el enfado de las victimas ante los errores cometidos por la Iglesia. Proceso que solo puede alcanzarse si existe un proceso de conversión personal que permita acoger a las víctimas reconociendo primero nuestra propia vulnerabilidad.+