Mons. Rossi aseguró que la grandeza de la Patria está en manos de la "gente común"
- 11 de julio, 2022
- Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ, compartió una reflexión con motivo del 204º aniversario de la independencia.
Con ocasión de un nuevo aniversario de la independencia argentina, el arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ compartió una reflexión.
En diálogo con Radio Continental, consideró: "Nos viene bien nuestra fiesta patria para recordar en estos tiempos tan turbulentos nuestros, aquellos también fueron turbulentos, quizá la diferencia es el modo de encararlos. Todos nuestros tiempos han sido turbulentos".
En ese marco, compartió un fragmento de una carta de la Pastoral Social de Córdoba: ‘Una Nación se construye con gestos de grandeza y con heroicidad. Así fue forjada nuestra Patria, su soberanía y su autodeterminación. Cada 9 de Julio nos da la posibilidad de recordarlo, celebrarlo y honrarlo con nuestro propio compromiso en la construcción de un presente y un futuro mejor para todos".
"La Patria no necesita ‘héroes’ para el bronce; pero sí necesita de personas comunes que estén dispuestas a asumir gestos que hoy, en un contexto de grietas y polarización, tienen algo de heroicos. Personas que estén dispuestas a construir el arte del diálogo antes que la moda de la división; a promover el bien común antes que buscar el propio interés; a conquistar y promover la paz antes que ser agentes de la violencia en cualquiera de sus formas; a brindar el servicio desinteresado antes que sostener el poder a costa de lo que fuere".
"Las personas y las instituciones que tenemos responsabilidades públicas, aún desde el ámbito privado, somos conscientes de la realidad que vivimos y, también, responsables de las palabras que decimos y de los gestos que hacemos".
"¡Necesitamos construir la esperanza en lugar de fomentar la crispación y el miedo! Es urgente contribuir, de la manera que fuere, con un clima que propicie el diálogo y la paz. ¡Tantos lo hacen todos los días! ¿Cómo no celebrar y valorar a tantos argentinos que con valentía, creatividad y tesón perseveran, a través del trabajo, en el sueño de construir un país para todos?", citó.
Al respecto, reflexionó: "A esta heroicidad de la gente común, el Papa los nombra como los santos de la puerta de al lado, la gente sencilla, que puede ser nuestra propia familia, nuestro barrio".
Y compartió una anécdota para ilustrarlo: "Cuando fue el bicentenario, me habían pedido unas palabras sobre cómo vivirlo, y me acuerdo que en esos días, pasé por la hospedería de Manos Abiertas, que se dedica a hombres en situación de calle, y me encontré con un enjambre de voluntarios, de jóvenes, algunos en la recepción, otros en la cocina, otros sirviendo los platos de comida con delicadeza, a cada uno, como lo hace una mamá o una abuela. Otros, aún estudiantes de medicina, atendiendo la salud de los hospedados enfermitos; otros, ‘los buscadores’ preparados para salir a llevar un plato caliente y sobre todo, una palabra caliente que entibie esa frialdad cruel que produce la soledad, no en la panza sino en el alma, a los que duermen acurrucados en los recovecos de nuestras ciudades".
"Yo venía en ese momento de ver en el hogar Bainotti, a un grupo hermoso de jovencitas estrenando su maternidad, ensayando en eficacia y en ternura los gestos que en un tiempo más tendrán con sus propios hijos: acurrucando en sus brazos, cambiando pañales, dando de comer pacientemente a críos que encuentran en ellas el calor materno que por esas vueltas de la vida no pudieron hallar donde debería estar. Y en esa misma mañana había visto en la Casa de la Bondad, que es la atención a los enfermos terminales, a otro joven voluntario, me sorprendió cuando llegó, un joven barriendo la vereda, y después a él mismo lo vi acompañar y consolar a un moribundo que estaba en sus últimos trancos", relató.
"Me habían pedido en ese momento una palabra, y yo tuve la sensación –y la vuelvo a tener- de que en estos gestos encarnados por nuestra gente común, allí encontré la respuesta al desafío que se nos presenta de frente a nuestro tiempo, como un modo de responder a la grandeza de aquellos que en aquel 9 de julio pusieron el pellejo, la cabeza y el corazón, para ir hacia adelante a la luz de los gestos de estos hombres grandes que nos hace tanto bien recordarlos", concluyó.+