Mons. Mestre: "El amor es el documento de identidad o pasaporte del verdadero cristiano"
- 17 de mayo, 2022
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
En el quinto domingo del tiempo pascual, el obispo de Mar del Plata alentó a elevar "nuestra mirada hacia la realidad del amor en nuestras vidas".
En el marco del quinto domingo de Pascua el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Antonio Mestre, invitó a reflexionar sobre tres puntos: Amar como Jesús; ¿Es posible que el amor sea un mandamiento?; y El amor signo distintivo del cristiano.
Tomando la narración de los capítulos 13 al 17 del Evangelio de Juan, monseñor Mestre recordó que allí “el Señor nos deja un largo y profundo discurso de despedida donde concentra los grandes temas que marcan la vida del verdadero discípulo misionero” y resaltó también la importancia de compartir algunos versículos de dicho texto que “elevan nuestra mirada hacia la realidad del amor en nuestras vidas. Propongo tres puntos para orar sintetizados en tres palabras:
Amar como Jesús
En la primera palabra, el prelado resaltó que lo que define lo esencial del amor en clave cristiana es como dice Jesús con claridad: ‘ámense como yo los he amado’. Y “¿cómo nos amó Jesús? Dando la vida. Esta es la clave del auténtico amor: dar la vida”, señaló el obispo, quien sostuvo que para saber si existe realmente amor en los vínculos de familia, de pareja, amicales, fraternos, sociales se debe analizar internamente “si estamos dando la vida, para que el amor no quede en una esfera superficial y sea solo una palabra”.
En ese sentido, invitó a preguntarse y observar con detenimiento si “soy capaz de amar, cómo estoy amando o si logro entender que amar es dar la vida con generosidad amando a mis hermanos en los grandes desafíos y en los detalles de todos los días”.
¿Es posible que el amor sea un mandamiento?
En la segunda palabra, monseñor Mestre afirmó que el amor puede ser un mandamiento de Dios porque antes es dado como gracia por el mismo Dios. “A pesar de nuestra debilidad y de nuestro mismo pecado el amor es posible en nuestra vida. ¿Por qué? Porque Dios nos amó primero: ‘como yo los he amado’. Él dio su vida por nosotros sin merecerlo de nuestra parte”
Además, expresó que la fuerza de la Pascua de Jesús en nuestro corazón, que se nos entrega por la gracia, nos permite amar dando la vida” y “por eso el amor es un mandamiento”. “Se nos puede MANDAR porque antes experimentamos y recibimos ese amor. Recibir la gracia de Dios y experimentar su amor particular y único por cada uno de nosotros es el primer gran paso para captar la novedad de este mandamiento”.
El obispo instó a que “revisemos la historia de amor de Dios por cada uno de nosotros a lo largo de la vida. Si hoy estamos parados como hombres y mujeres de fe en nuestras vidas es porque hemos experimentado el amor de Dios”, y también alentó a repensar si “me dejo amar por Dios cada día, dejando que ese amor me fortalezca para poder amar a los demás, o si busco vivir el mandamiento del amor en medio de los límites de mi existencia cotidiana”.
El amor, signo distintivo del cristiano
Luego, el prelado reflexionó en torno a ¿cuál es el signo distintivo del discípulo de Jesús? En referencia a ello, señaló que si bien “uno podría pensar que usar colgado al pecho una cruz, o el santo rosario en el espejo retrovisor del vehículo; o sus conocimientos de Biblia o la misma forma de orar en público, que con seguridad puede orientar y acercar, pero el signo más distintivo por excelencia del cristiano es el amor”. “El amor es el documento de identidad o pasaporte del verdadero cristiano. Nos reconocerán o nos deberían reconocer por cómo nos amamos”, continuó monseñor Mestre, quien aseguró que “los demás deberían decir: Miren cómo se aman los discípulos de Jesús en ese grupo, en esa comunidad, en esa familia. Yo quiero amar así, por eso voy a comenzar a vivir la fe en serio como lo hacen ellos. ¡Cuánto nos hace falta caminar en esta dirección!”.
Luego, invitó a descubrir la experiencia de amor como el signo distintivo de “mi identidad de discípulo misionero de Jesús” para luego transmitir “a mis hermanos en la fe a que redescubran cada día esta exigencia”.+