Mons. Mazzitelli: "Acercar la belleza de Dios en una fraternidad que celebra comunión"
- 13 de abril, 2022
- Mendoza (AICA)
El obispo auxiliar de Mendoza hizo este llamado al presidir la misa del Domingo de Ramos en la capilla del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Rosario.
El obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Marcelo Fabián Mazzitelli, presidió la misa del Domingo de Ramos, con el que empieza la Semana Santa, desde la capilla del seminario arquidiocesano Nuestra Señora del Rosario.
“Cuando contemplamos al Crucificado somos llamados a la fe, a creer que somos amados. La fe no se trata de creer que Dios existe, sino fundamentalmente creer que Dios nos ama”, recordó en la homilía, y aseguró que “cada uno de nosotros puede decir ante el Señor en la cruz: ‘moriste por mí, me amaste hasta el fin”.
“Contemplamos lo que el Señor hizo por nosotros, pero no solo es revelación, también es invitación. La Pasión nos invita al seguimiento. ¿Estamos dispuestos a jugarnos la vida por Él, a dar la vida para que otros tengan vida, a cuidar la vida en todos los estamentos de su desarrollo, a abrazar con compromiso los dolores y sufrimientos del mundo haciéndolos nuestros, a comprometernos con una verdadera conversión, a dar la vida por la comunión y la fraternidad en nuestra comunidad eclesial?”, preguntó. “¿Estamos dispuestos a hacernos ese buen samaritano que se inclina a los que están en los costados de los caminos, que escuchan los gritos callados de los que son invisibilizados, rompemos la indiferencia ante tanto dolor, especialmente de los más pobres?”.
Monseñor Mazzitelli recordó que “sólo la belleza salvará al mundo”, como decía un personaje de Dostoievski. "¿Dónde está la belleza en un rostro desfigurado, en un cuerpo torturado y lacerado; dónde está la belleza en la soledad y en el silencio; dónde está la belleza en el sufrimiento?”.
“Justamente –indicó- en el rostro desfigurado resplandece la belleza de Dios, que es su compasión, su amor por nosotros; y es la belleza que resplandece en el corazón de un cristiano que, siendo testigo del amor con que ha sido amado, abraza y se inclina ante la realidad del otro reconociéndolo como hermano y hermana”.
“Cuánto nos hace falta de esta fraternidad en nuestro tiempo, en nuestra nación, en nuestro pueblo tan herido, fragmentado y enfrentado. Acercar la belleza de Dios en una fraternidad que celebra comunión. Vivamos esta Semana Santa con el deseo de seguir con fidelidad al Señor, para que unidos a Él seamos testigos del Reino de Aquel que vino para que tengamos vida y vida en abundancia. La muerte, su muerte, no fue la última palabra. En el silencio de la cruz late la esperanza de lo nuevo, que solo Dios puede hacer y que se hace canto en la Resurrección”, concluyó.+