Celebran misas en todo el mundo por el centenario del fundador de Comunión y Liberación
- 23 de febrero, 2022
- Roma (Italia) (AICA)
Obispos y cardenales presidieron misas con motivo del centenario del nacimiento del siervo de Dios don Luigi Giussani y el 40° aniversario del reconocimiento pontificio de Comunión y Liberación.
Cientos de misas se celebraron en estos días, presididas por obispos y cardenales del mundo, con motivo del centenario del nacimiento del siervo de Dios don Luigi Giussani (1922?2005) y del 40° aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación (CL), el 11 de febrero de 1982, informó la Oficina de Prensa de CL.
La intención de las misas –precisó Comunión y Liberación- es la siguiente: “Pidamos, por intercesión de la Virgen, ‘fuente viva de esperanza’, vivir y testimoniar personalmente todos los días, con fidelidad total a la Iglesia, la responsabilidad del carisma donado por el Espíritu de Cristo a don Giussani en beneficio de todo el santo Pueblo de Dios y de nuestros hermanos los hombres”.
En distintas ciudades de Europa, Asia, Medio Oriente y hasta en nuestra América Latina, celebraciones eucarísticas presididas por sus diocesanos dieron gracias a Dios por el don de la vida de monseñor Luigi Giussani y por el carisma del Movimiento fundado por él en la década del ochenta. Aquí puede consultarse el listado actualizado de las celebraciones.
El realismo de la fe
El 20 de febrero en la basílica romana de San Juan Laterano, el vicario del Papa para diócesis de Roma, cardenal Angelo De Donatis, celebró una misa por el centenario del nacimiento del fundador de Comunión y Liberación.
“La celebración de este año –dijo el cardenal De Donatis- adquiere un significado especial. Don Giussani nació el 15 de octubre de 1922: Puedo imaginar que en los próximos meses, hasta el otoño, el movimiento Comunión y Liberación prevé una serie de actos para recordar a su fundador cien años después de su nacimiento. Estas iniciativas permitirán comprender mejor diferentes aspectos de la figura sacerdotal y de la obra apostólica de don Giussani. Habrá que preguntarse qué dejó a sus hijos espirituales y más en general a toda la Iglesia. Será una ventaja para todos que quienes no conocen a don Giussani tengan la oportunidad de conocerlo y que quienes lo conocen tengan la oportunidad de descubrir nuevas dimensiones incluso en lo que ya saben de él”.
El vicario de Roma destacó que “los aspectos interesantes de la personalidad de don Giussani son ciertamente múltiples. Sin embargo, hay un aspecto fundamental de la persona de don Giussani que fascinó a quienes lo conocieron y sigue fascinando también a quienes lo conocen a través de sus escritos y es lo que yo llamaría el realismo de la fe. Para él, la fe ciertamente no es un sentimiento indistinto o una inspiración interior que empuja hacia el compromiso ético y social. Pero tampoco es simplemente la adhesión a una doctrina que permanece ajena a la vida. Don Giussani tiene una aguda percepción de la realidad de Cristo, de su actualidad actual, de su singularidad por lo que debemos reconocer que él, Jesús, tiene rasgos inconfundibles incluso con los que él mismo creó como signo de sí mismo".
“Nada puede reemplazar a Cristo, agregó el purpurado italiano. A través de los acontecimientos de la historia, Cristo sigue siendo sujeto de una iniciativa que es sólo suya. Y cuando Cristo se da a conocer por lo que es, nada parece más decisivo que la relación con Él. Don Giussani expresó claramente la profundidad de su relación con Cristo: ‘Es la vida de mi vida, Cristo. En él se resume todo lo que quisiera, todo lo que busco, todo lo que sacrifico, todo lo que en mí evoluciona por amor a las personas con las que me puso’”.
“Que el realismo de la fe, concluyó el cardenal De Donatis, esté siempre vivo en nosotros: la vida nos coloca en discernimientos difíciles, en situaciones propicias en las que se nos da la posibilidad de hacer el bien en vez del mal”.
Los papas sobre don Giussani
En la nota difundida por Comunión y Liberación se recuerda a don Giussani con palabras del papa Francisco, Benedicto XVI, san Juan Pablo II y san Pablo VI.
En 2015, el papa Francisco expresó: “Estoy agradecido a don Giussani por varias razones. La primera, más personal, es el bien que este hombre me hizo a mí y a mi vida sacerdotal a través de la lectura de sus libros y de sus artículos. La otra razón es que su pensamiento es profundamente humano y llega hasta lo más íntimo del anhelo del hombre. Saben cuán importante era para don Giussani la experiencia del encuentro: encuentro no con una idea, sino con una Persona, con Jesucristo. Todo en nuestra vida, hoy como en tiempos de Jesús, comienza con un encuentro. Un encuentro con este hombre, el carpintero de Nazaret, un hombre como todos y, al mismo tiempo, diverso. Mantengan vivo el fuego de la memoria del primer encuentro y sean libres. Así, centrados en Cristo y en el Evangelio, pueden ser brazos, manos, pies, mente y corazón de una Iglesia ‘en salida’” (Audiencia al movimiento de CL, Plaza de San Pedro, 7 de marzo de 2015).
En 2007, Benedicto XVI se refirió a don Giussani con estas palabras: “Mi primer pensamiento va dirigido a su fundador, monseñor Luigi Giussani, a quien me unen tantos recuerdos y que se convirtió para mí en un verdadero amigo. El Espíritu Santo suscitó en la Iglesia, a través de él, un Movimiento, el de ustedes, que testimoniara la belleza de ser cristianos en una época en la que iba difundiéndose la idea de que vivir el cristianismo es algo fatigoso y opresivo. Don Giussani entonces se dedicó por entero a despertar en los jóvenes el amor a Cristo, ‘Camino, Verdad y Vida’, repitiendo que solo Él es el camino hacia la realización de los deseos más profundos del corazón del hombre, y que Cristo no nos salva a pesar de nuestra humanidad, sino a través de ella” (Audiencia al movimiento de CL, Plaza de San Pedro, 24 de marzo de 2007).
En 2002, san Juan Pablo II escribió a Giussani: “El cristianismo, antes que ser un conjunto de doctrinas o de reglas para la salvación, es, pues, el “acontecimiento” de un encuentro. Esta intuición y esta experiencia es lo que usted transmitió a lo largo de estos años a muchas personas que se han adherido al movimiento. Comunión y Liberación, más que ofrecer cosas nuevas, apunta a hacer redescubrir la Tradición y la historia de la Iglesia, para volver a expresarla en formas capaces de hablar y de interpelar a los hombres de nuestro tiempo” (Carta a don Luigi Giussani, 11 de febrero de 2002).
En 1977, Pablo VI saludó a un grupo de estudiantes florentinos de CL con estas palabras: “Miramos con suma atención el plan que van difundiendo, su estilo de vida, su adhesión, nueva y juvenil, renovada y renovadora, a los ideales cristianos y sociales que les proporciona el ambiente católico en Italia. Los bendecimos y, con ustedes, bendecimos y saludamos a su fundador, don Giussani. Esten contentos, sean fieles, sean fuertes y alégrense de llevar a su entorno el testimonio de que la fe cristiana es fuerte, es gozosa, es hermosa y capaz de transformar realmente en el amor y con el amor la sociedad en la que se inserta” (Audiencia general, 28 de diciembre de 1977).
Don Luigi Giussani
De acuerdo a la biografía ofrecida por CL, Luigi Giovanni Giussani nació el 15 de octubre 1922 en Desio, un pequeño pueblo de la Brianza, al norte de Milán. Su padre, Beniamino, fue delineante y tallista, y su madre, Angelina Gelosa, obrera del sector textil. “Él socialista, ella católica, fueron fundamentales para la formación humana y religiosa del joven Giussani”.
A los 11 años entró en el seminario y fue ordenado sacerdote por el cardenal Ildefonso Schuster el 26 de mayo de 1945. Después de la ordenación sacerdotal, sus superiores decidieron que el joven Giussani se quedara en el seminario para proseguir los estudios y empezar la docencia.
En 1954 consiguió el doctorado en Teología. En esos años Giussani advirtió que “en la aparente buena salud de la vida del catolicismo italiano, con las iglesias llenas y millones de votos para la Democracia Cristiana, ya se atisbaba una crisis profunda: el divorcio entre fe y vida, la tradición en contraste con la mentalidad común, la moral reducida a moralismo. Aun conociendo la doctrina y los dogmas, los jóvenes permanecían profundamente “ignorantes” de todo lo que era la Iglesia y se iban alejando”.
Por ello obtuvo de sus superiores el permiso para dar clase de Religión en un liceo estatal y a partir de 1954 fue profesor en el Liceo clásico Berchet de Milán, donde seguió hasta 1967.
Su presencia en la enseñanza dio un nuevo impulso a Gioventù Studentesca, GS, (el nombre de la Acción Católica italiana en la enseñanza superior) y le proporcionanó el carácter de un verdadero Movimiento. Este fue el comienzo de la historia de Comunión y Liberación.
Desde el curso académico 1964-1965 don Giussani enseñó Introducción a la Teología en la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán, cátedra que mantuvo hasta 1990.
En 1968 la Gioventù Studentesca, observo como muchos de sus miembros pasaron a formar parte del Movimiento estudiantil, abandonando la experiencia cristiana. En este mismo año don Giussani sentó las bases, mediante una serie de encuentros en el Centro Cultural Charles Péguy de Milán, para una renovación de la experiencia original del Movimiento. Al año siguiente, 1969, nació el nombre “Comunión y Liberación”.
Desde comienzos de los años 70 se implicó directamente con un grupo de estudiantes de la Universidad Católica. El Movimiento se difundió en todos los ambientes: la enseñanza, la universidad, las parroquias, las fábricas, los lugares de trabajo, a menudo desafiando con éxito mundos cultural y políticamente hostiles.
Con los años, desarrollaron las intuiciones juveniles de Giussani acerca de la misión y del ecumenismo. “Algunos jóvenes de GS habían salido para Brasil ya en los primeros años sesenta. Mientras tanto, también a través de la amistad con el padre Romano Scalfi y la obra de Rusia Cristiana (la asociación creada para dar a conocer las riquezas de la tradición de la ortodoxia rusa), crecieron las relaciones con Europa del Este y el mundo ortodoxo. En esos años el Movimiento se difundió sobre todo en Europa, América Latina y los Estados Unidos, también en virtud de la cálida invitación de Juan Pablo II, en 1984, a ‘ir al mundo entero’”.
En la actualidad el Movimiento está presente en noventa países de los 5 continentes.
Giussani fue consultor de la Congregación para el Clero y del Pontificio Consejo para los Laicos. Fue creado Prelado de honor de Su Santidad por Juan Pablo II en 1983.
A comienzos de los años noventa se manifestaron los primeros signos de la enfermedad que, agravándose progresivamente, lo acompañó durante más de una década, hasta su muerte el 22 de febrero de 2005.+