Francisco: Los ancianos piden dignidad, no solo planes de asistencia, sino de existencia
- 23 de febrero, 2022
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El Santo Padre comenzó hoy un nuevo ciclo de catequesis sobre la vejez, reflexionando sobre el tema: "La gracia del tiempo y la alianza de las edades de la vida" (Gálatas 3,1-2.5).
“Los ancianos, con los recursos que solo los años de vida otorgan, son llamados a comunicar sus sueños, para que a partir de ellos los jóvenes puedan ensanchar sus horizontes y tomar decisiones que abran caminos hacia el futuro”, explicó el papa Francisco durante la audiencia general de hoy, 23 de febrero, al comenzar un nuevo ciclo de catequesis sobre la vejez, reflexionando sobre el tema: “La gracia del tiempo y la alianza de las edades de la vida” (Gálatas 3,1-2.5).
En esta primera catequesis sobre el valor de la vejez, Francisco expone que “nunca antes en la historia de la humanidad hubo tantos ancianos como hoy”. Sin embargo, añade, “constatamos que la cultura dominante tiene como único modelo al adulto joven, por lo que conviene preguntarse si existe una conexión o alianza entre las diversas etapas de la vida, o si más bien prevalece la separación y el descarte”.
Lamentablemente, aclaró, “es común que, en las así llamadas culturas ‘desarrolladas’, la vejez tenga poca relevancia, pues no es considerada como una edad que pueda ofrecer grandes cosas”. Ha de existir, explicó, “una alianza entre las generaciones.
En su reflexión, el Papa constató que nunca antes en la historia de la humanidad la población anciana había sido tan numerosa y que la longevidad se ha masificado en amplias regiones del mundo, al punto de sobrepasar el equilibrio entre la infancia distribuida en pequeñas dosis, por un invierno demográfico, y la vejez. Sin embargo, el riesgo de ser descartados es aún más acuciante porque los ancianos son vistos a menudo como “un peso”.
“En la dramática primera fase de la pandemia fueron ellos los que pagaron el precio más alto. Ya eran la parte más débil y descuidada: no los mirábamos demasiado en vida, ni siquiera los vimos morir”, lamentó el pontífice.
Este desequilibro entre las nuevas y viejas generaciones proviene, a decir de Papa, de “la cultura dominante que tiene como modelo único al joven-adulto, es decir, un individuo hecho a sí mismo que permanece siempre joven”, mientras que la vejez es considerada simplemente como el “vaciamiento y pérdida” del sentido de la vida.
“La exaltación de la juventud como única edad digna de encarnar el ideal humano, unida al desprecio de la vejez vista como fragilidad, degradación, discapacidad, ha sido el icono dominante de los totalitarismos del siglo XX”, enfatizó el Papa
No obstante, al recordar que la prolongación de la vida incide de forma estructural en la historia de los individuos, de las familias y de las sociedades, el Papa se preguntó cómo en las culturas llamadas “desarrolladas”, la vejez tiene poca incidencia, no es reconocida y su cuidado se limita a planes de asistencia y no a proyectos de vida en un período que abarca casi un tercio de la existencia humana.
“Esto es un vacío de pensamiento, imaginación, creatividad. La juventud es hermosa, pero la eterna juventud es una alucinación muy peligrosa. Ser ancianos es tan importante –y hermoso– como ser jóvenes”, agregó el Papa.
No consumir la vida en la "inercia de la supervivencia"
“La alianza entre las generaciones, que devuelve al ser humano todas las edades de la vida, es nuestro don perdido”, continuó diciendo el Santo Padre al explicar que la profecía de Joel vincula a jóvenes y ancianos, pues si estos últimos no se dejan inspirar por el Espíritu Santo y entierran su pasado y sus sueños, los jóvenes no lograrán vivir el presente y tener una visión de futuro.
“Si los abuelos se repliegan en sus melancolías, los jóvenes se encorvarán aún más en su celular. La pantalla puede también permanecer encendida, pero la vida se apaga antes de tiempo”, advirtió Francisco, sin dejar de señalar que durante la pandemia esta dependencia se agudizó.
El Santo Padre concluyó su catequesis alentando a los ancianos a vivir la vejez como un “don de sentido de la vida” y no que se consuma como “inercia de su supervivencia. “
“La vejez, si no es restituida a la dignidad de una vida humanamente digna, está destinada a cerrarse en un abatimiento que quita amor a todos”. Y este, añadió el pontífice, es el desafío de humanidad y de civilización requiere nuestro compromiso y la ayuda de Dios.+