"Estamos apegados a las guerras, una vergüenza para todos", alertó el Papa

  • 18 de febrero, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"La humanidad todavía parece andar a tientas en la oscuridad debido a los amenazantes vientos que persisten en Medio Oriente y en Europa", advirtió este viernes el papa Francisco.

El papa Francisco recibió este viernes 18 de febrero a los miembros de la plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales a los que dirigió unas palabras en las que lamentó “los amenazantes vientos de guerra que soplan en toda Europa".

El pontífice recordó con agradecimiento al papa Benedicto XV, fundador de la Congregación para las Iglesias Orientales y del Pontificio Instituto Oriental. Cien años después de su muerte, el Papa recordó que Benedicto XV había afirmado en la encíclica Dei Providentis, a saber, que “en la Iglesia de Jesucristo, que no es ni latina, ni griega, ni eslava, sino católica, no hay discriminación entre sus hijos y que todos, latinos, griegos, eslavos y demás nacionalidades tienen la misma importancia”.

Francisco evocó la denuncia que había hecho Benedicto XVI "sobre la incivilidad de la guerra como 'masacre inútil'", pero "su advertencia no fue escuchada por los líderes de las naciones involucradas en la Primera Guerra Mundial".

“Como en este momento, cuando hay tantas guerras por todas partes, no se escucha este llamamiento”, prosiguió bromeando: “parece que el mayor premio de la paz se debe dar a las guerras. Es una contradicción. Estamos apegados a las guerras. La humanidad avanza en las ciencias, en muchas cosas bellas, pero retrocede en hacer la paz: es campeón en hacer la guerra, y esto es una vergüenza para todos, hay que rezar por esto”, dijo Francisco. 

“Esperábamos que no hubiera necesidad de repetir palabras similares en el tercer milenio”, afirmó Francisco sobre las palabras de Benedicto XV: “sin embargo, la humanidad parece todavía andar a tientas en la oscuridad”. “Hemos sido testigos de las masacres de los conflictos en Medio Oriente, Siria e Irak, las de la región etíope de Tigrai”, enumeró el Papa: “y todavía soplan vientos amenazadores en las estepas de Europa del Este, encendiendo mechas y fuegos de armas y dejando fríos los corazones de los pobres y de los inocentes. Estos no cuentan”. 

“Y mientras tanto -agregó- continúa el drama del Líbano, que ya deja a mucha gente sin pan; jóvenes y adultos perdieron la esperanza y se van de esas tierras. Sin embargo, son la patria de las Iglesias orientales católicas: allí se desarrollaron conservando tradiciones milenarias, y muchos de ustedes, miembros del dicasterio, son sus hijos y herederos”. 

“En esos lugares, continuó el Papa, el esplendor del pasado se mezcla con la fe heroica de las comunidades del presente, en medio del lodo y de tanto sufrimiento”. Francisco destacó el drama de la diáspora al describir a los católicos orientales como "semillas colocadas en los tallos y ramas de plantas centenarias, llevadas por el viento a fronteras impensables", de hecho, desde hace décadas "han habitado continentes distantes, cruzaron mares y océanos y atravesaron llanuras". Y el Papa menciona las eparquías establecidas en Canadá, Estados Unidos, América Latina, Europa, Oceanía, mientras que otros católicos de las Iglesias orientales "están encomendados al menos por el momento a los obispos latinos" que coordinan las actividades de los sacerdotes enviados por los respectivos jefes de la Iglesia, patriarcas, arzobispos o metropolitanos.

Francisco se refirió también al tema de la liturgia y señaló que la misión de la Iglesia exige estar "más atenta a la riqueza de las diversas tradiciones". Hay una experiencia que vivimos, continúa el Papa, que no está sujeta a cambios de opinión ni a "análisis sociológicos, aunque sea necesario", sino que está guiada por la Palabra y el Espíritu y esta experiencia es la liturgia. 

Sobre el camino sinodal el pontífice reiteró que “no es un parlamento”, no se trata de decirnos opiniones diferentes y luego hacer un resumen o una votación. “El camino sinodal es caminar juntos bajo la guía del Espíritu Santo, y vosotros, en vuestras Iglesias, que tenéis Sínodos, antiguas tradiciones sinodales, ustedes son testigos de ello”.

La liturgia, concluyó Francisco, "es el cielo en la tierra, como a Oriente le gusta repetir especialmente". Pero no es "un oasis de evasión o de conservación". Al dirigirse a Dios, la asamblea litúrgica siente el impulso de ir a los hermanos para anunciar a Cristo.+