Card. Turkson: Quien cuida a los enfermos tiende sus manos a la misericordia de Dios

  • 11 de febrero, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El prefecto emérito del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede celebró la misa en la Basílica Vaticana con motivo de la XXX Jornada Mundial del Enfermo.

El cardenal Peter K. A. Turkson, prefecto emérito del Dicasterio para el Servicio Humano Integral presidió este año la celebración de la misa por la XXX Jornada Mundial del Enfermo sobre el tema "Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso". 

En el día que la Iglesia recuerda la aparición de la Santísima Virgen María en Lourdes, dijo el cardenal en su homilía, dio al mundo un "signo de la misericordia de Dios que acompaña a la humanidad doliente en su camino por la vida".

“Dejarse atraer y guiar por la lógica de la misericordia de Dios -observó el purpurado- significa volver al corazón de la elección cristiana”. Al experimentar la misericordia del Señor, uno aprende a tener misericordia. 

Reflexionando sobre la primera lectura tomada del libro del profeta Isaías donde el consuelo de Dios se asemeja al de una madre: “Como una madre consuela a un niño, así los consolaré yo”, el cardenal Turkson explicó que consolar significa "animar, exhortar, procurar alegría". 

"El consuelo -continuó- es un servicio prestado a las personas, en el que el consolador ofrece el don de su presencia a quien en ese momento vive una situación de fragilidad", acogiendo en sí mismo sus sentimientos. Y lo hace inspirándose y fortaleciéndose en ese Dios que siempre en la historia se hizo cercano a la humanidad, convirtiéndose así también en testigo "de las obras de Dios realizadas en la vida de los suyos".

El tema del testimonio del amor de Dios recibido, que hace que los demás tengan la esperanza de recibirlo, nos remite al pasaje evangélico de hoy en el que se narra el encuentro entre María y su prima Isabel tras el anuncio del ángel Gabriel. El ángel también había anunciado a la Virgen la concepción de Isabel "como prueba y testimonio del poder de Dios", obrando ya en la misma María. La visita a Isabel habla de la caridad de María hacia su anciana pariente, pero también es una confirmación a María de las palabras del ángel. “Isabel fue por tanto testigo para María -afirmó el cardenal Turkson- lo que Dios hizo por Isabel, ahora lo hace por María y María alaba al Señor en su himno del Magníficat”.

La misericordia de Dios se extiende de generación en generación, recordó el prefecto emérito, y lo celebramos esta mañana, como en todas partes cuando pastores y fieles "invocan el nombre del Señor para ungir a los enfermos". Así ocurre en hospitales, residencias de ancianos, hospicios y en todos los lugares donde se atiende a las personas más frágiles. En estos lugares, ser misericordioso "adquiere un significado particular para todos los trabajadores de la salud", a los que el papa Francisco presta tanta atención y a los que recuerda: "Tus manos que tocan la carne sufriente de Cristo pueden ser signo de las manos misericordiosas del Padre". 

La misericordia es un bálsamo de vida, dice el cardenal, y gracias al Espíritu Santo podemos convertirnos en "bálsamos de vida para los demás". Y concluye de nuevo invitándonos a mirar a Lourdes “donde en la curación de las enfermedades y dolencias del cuerpo la Santísima Virgen María hace que los hombres anticipen la salvación que da su Hijo”.+