Ecuador: La Iglesia solidaria con los damnificados por alud y lluvias
- 3 de febrero, 2022
- Quito (Ecuador) (AICA)
Unos 25 muertos, 12 desaparecidos y 53 heridos, el balance por ahora del mal tiempo en la capital ecuatoriana. Los obispos y Cáritas hablan de "catástrofes evitables".
Las intensas lluvias que vienen azotando al Ecuador ocasionaron un aluvión que invadió varios sectores de Quito. El fenómeno dejó hasta ahora 25 personas fallecidas -cifra que podría aumentar-, 12 personas desaparecidas, varios heridos, y ocasionó daños severos a viviendas y vehículos.
La arquidiócesis de Quito, a través de Cáritas, lanzó una campaña de solidaridad para ayudar en las necesidades más urgentes a los damnificados por el aluvión que devastó varias zonas de la ciudad, y pidió rezar por las víctimas de esta tragedia y sus familias.
La Conferencia Episcopal del Ecuador (CEE) y Cáritas ecuatoriana publicaron una nota en la que se habla de “catástrofes evitables”.
“En los últimos días, con dolor, hemos visto cómo muchos de nuestros hermanos sufren por las intensas lluvias, inundaciones y daños ambientales. Entre los escombros seguimos encontrando cadáveres de niños, jóvenes, adultos y ancianos. Como Iglesia nos ponemos inmediatamente al servicio de las poblaciones y comunidades afectadas en Coca, Sucumbíos, Tena, Latacunga, Babahoyo, Montalvo, Durán, Quito y tantas otras”.
La nota destaca que Cáritas nacional, diocesana y parroquial no han dejado ni un momento de garantizar "alimentos calientes, frazadas, colchones, víveres, atención médica, asistencia espiritual".
Pero “muchos de estos desastres se podrían haber evitado si cada uno hubiera actuado con responsabilidad, anteponiendo sus intereses personales al bien común; si el Estado tuviera como eje de su acción la protección de la vida; si respetáramos la naturaleza como un regalo del Creador y no como una propiedad para ser explotada”.
Continúan los obispos: “Agradecemos a los católicos del Ecuador, a los hombres y mujeres de buena voluntad que confían en la acción pastoral de la Iglesia, para acudir en auxilio inmediato de los cientos de víctimas, pero también a la de la policía, ejército, bomberos, servicios de emergencia, que trabajan sin descanso y sin grandes recursos”.
“Nuestro compromiso, más allá del impacto del momento, es no dejar de acompañar a quienes perdieron a un ser querido, a quienes perdieron el trabajo de su vida, enterrados en el lodo; seguiremos coordinando nuestras acciones y sumando esfuerzos para que la vida pueda volver a empezar”.+