Vivencias de un laico argentino participante de la Asamblea Eclesial

  • 30 de noviembre, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
"Estamos teniendo una percepción directa y común de que somos una sola y enorme Patria, comulgando en el Magisterio de Francisco, que nos llama la Patria Grande", describió el presidente de la CNJP.

El presidente de la Comisión Nacional Justicia y Paz (CNJP), doctor Humberto Podetti, escribió una carta con lo vivido durante la reciente Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, de la que participó como laico en el encuentro llevado a cabo en la ciudad de México y organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) a propuesta del papa Francisco.

"Estamos teniendo una percepción directa y común de que somos una sola y enorme Patria, comulgando en el Magisterio de Francisco, que nos llama la Patria Grande. Percibiendo el fruto del maravilloso proceso de inculturación del Evangelio en las grandes civilizaciones y culturas originarias de nuestro continente: ¡somos una Patria y un pueblo reunidos en el compromiso de construir un mundo nuevo y una nueva sociedad humana!", exclamó el referente del organismo episcopal mayormente integrado por laicos.

El doctor Podetti puntualizó que "las mujeres tienen un decisivo papel en este proceso, y están señalando buena parte de los nuevos rumbos que debe tomar nuestra Iglesia. Fueron el 67 % de las voces que recibimos durante el proceso de escucha a nuestro pueblo que preside esta Asamblea" y subrayó: "Y, como ya ocurrió en el Sínodo de la Amazonia, las mujeres   animan, fortalecen y orientan en todos los grupos el diálogo y la escucha".

"Es muy fuerte el compromiso de llevar a la práctica los cuatro sueños que Francisco propuso al mundo en Querida Amazonia. También el de inspirar el desarrollo de la Economía de Francisco, reemplazando la economía global contemporánea que está destruyendo la naturaleza y empobreciendo a buena parte de la humanidad. Y el de inspirar una nueva política en la que la voz del pueblo sea el único mandato de políticos y gobernantes y una sociedad en la que todos los habitantes del planeta tengan acceso a la tierra, al techo, al trabajo digno, a la educación integral, a la salud, a la tecnología. Libre de trata de personas y esclavitudes, comercio de armas, narcotráfico, corrupción, violencia económica o de cualquier otra naturaleza", sintetizó.

Texto de la reflexión
Me animo a compartir una muy breve visión de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe al concluir la tercera jornada y haber leído muchas de las esperanzas, dolores, desafío y proposición de orientaciones pastorales de los grupos de trabajo y escuchado los testimonios y reflexiones en las sesiones plenarias.

Estamos viviendo unas jornadas extraordinarias, de escucha, diálogo y discernimiento en común. Mas de 1000 asambleístas -incluidos 70 de Estados Unidos y 40 de Canadá-, ¡con reuniones plenarias de más de 700 latinoamericanos y caribeños trabajando juntos!

¡Cientos de personas -laicos, laicas, sacerdotes, obispos, diáconos, religiosas y religiosos- como miembros pares de una asamblea continental! Con la fuerte intercesión del Espíritu, bajo las muchas advocaciones de María en nuestro continente, con sus apariciones y manifestaciones siempre junto a los humildes, los discriminados, los oprimidos.

Estamos teniendo una percepción directa y común de que somos una sola y enorme Patria, comulgando en el Magisterio de Francisco, que nos llama la Patria Grande. Percibiendo el fruto del maravilloso proceso de inculturación del Evangelio en las grandes civilizaciones y culturas originarias de nuestro continente: ¡somos una Patria y un pueblo reunidos en el compromiso de construir un mundo nuevo y una nueva sociedad humana!

Las mujeres tienen un decisivo papel en este proceso, y están señalando buena parte de los nuevos rumbos que debe tomar nuestra Iglesia. Fueron el 67 % de las voces que recibimos durante el proceso de escucha a nuestro pueblo que preside esta Asamblea. Y, como ya ocurrió en el Sínodo de la Amazonia, las mujeres   animan, fortalecen y orientan en todos los grupos el diálogo y la escucha.

Es muy fuerte el compromiso de llevar a la práctica los cuatro sueños que Francisco propuso al mundo en Querida Amazonia. También el de inspirar el desarrollo de la Economía de Francisco, reemplazando la economía global contemporánea que está destruyendo la naturaleza y empobreciendo a buena parte de la humanidad. Y el de inspirar una nueva política en la que la voz del pueblo sea el único mandato de políticos y gobernantes y una sociedad en la que todos los habitantes del planeta tengan acceso a la tierra, al techo, al trabajo digno, a la educación integral, a la salud, a la tecnología. Libre de trata de personas y esclavitudes, comercio de armas, narcotráfico, corrupción, violencia económica o de cualquier otra naturaleza.

¡Alabado sea el Señor! ¡Y bendecidas nuestra Patria Grande y nuestro pueblo latinoamericano y caribeño!

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