Mons. Tissera recuerda que comunión y misión son las palabras clave del Sínodo
- 20 de octubre, 2021
- Quilmes (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Quilmes abrió la fase diocesana del camino convocado por el Papa e invitó a una dinámica de comunión y participación que permita seguir 'haciendo camino juntos" como pueblo de Dios.
El obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, presidió la misa en la catedral Inmaculada Concepción, mediante la cual esa comunidad diocesana se unió a la apertura del Sínodo convocado por el papa Francisco con el tema: "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión".
"Invocamos al Espíritu Santo para que, como en Pentecostés, se derrame sobre todo el pueblo de Dios y sus pastores, para anunciar al mundo de hoy 'la alegría del Evangelio'. 'El Sínodo no es un parlamento… el Sínodo no es un sondeo de las opiniones; el Sínodo es un momento eclesial, y el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo. Si no está el Espíritu, no habrá Sínodo'”, subrayó citando al pontífice.
El prelado quilmeño destacó que comunión y misión son las palabras clave y recordó cómo los papas hicieron hincapié en esos conceptos desde el Concilio Vaticano II.
"En nuestra Iglesia de Quilmes, gracias a Dios, estas palabras no nos resultan tan nuevas. El padre obispo Jorge Novak supo encarnar en la naciente diócesis las enseñanzas del Concilio Vaticano II, y por eso, desde sus comienzos quiso que fuera una Iglesia sinodal", sostuvo.
"Se cumplieron 40 años de la convocatoria al Primer Sínodo Diocesano. Su tema fue: 'La Palabra de Dios'. Para el Siervo de Dios, Jorge Novak, el Sínodo era el medio eficaz de la aplicación del esfuerzo renovador del Concilio Vaticano II, de las orientaciones emanadas de los Sínodos Romanos de los Obispos, y de los Documentos de Medellín y Puebla de la Iglesia Latinoamericana", agregó.
Monseñor Tissera detalló que al Primer Sínodo seguieron la Asamblea del Pueblo de Dios (1987), los Congresos de Laicos (1989 y 1996-1997), un Congreso Misional Diocesano (1992), el Congreso Diocesano de la Juventud (1989), un Segundo Sínodo Diocesano (1993-1994), dos Congresos diocesanos de Educación Católica y un Congreso diocesano de Catequesis.
"Yo había convocado al Tercer Sínodo Diocesano. La pandemia y sus consecuencias, hicieron que no se realice la Asamblea del Sínodo como pensábamos, sino que he decidido invitar a toda la diócesis a entrar en un 'camino sinodal', en una dinámica de comunión y participación que, con sus propios medios y herramientas, nos permita seguir 'haciendo camino juntos” como pueblo de Dios", precisó.
“Nada de lo que hemos hecho hasta ahora se pierde. Ninguna asamblea parroquial, ninguna consulta, ninguna palabra de las que hemos dicho y escuchado, va a caer en el olvido. Todo lo que hemos trabajado hasta el momento será recogido y servirá como punto de partida para el camino sinodal. Un equipo especialmente convocado, animará esta nueva etapa, un equipo que tendrá como una de sus principales responsabilidades escuchar y hacer oír la voz de todo el pueblo de Dios”, profundizó repitiendo parte de la homilía que pronunció en la peregrinación diocesana a Luján del 19 de septiembre pasado.
"De esta manera, de modo providencial, nos unimos al camino que inicia la Iglesia universal, participando del Sínodo sobre la Sinodalidad, camino que el Papa inició el pasado domingo en Roma, y hoy nosotros en Quilmes", subrayó, y pidió: "Que la Inmaculada Concepción y San José nos acompañen en este camino de todos".
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