Mons. Macín animó a "Caminar juntos y a la par"
- 18 de octubre, 2021
- Reconquista (Santa Fe) (AICA)
El obispo de Reconquista, monseñor Ángel José Macín, compartió con los fieles algunas sugerencias para vivir el tiempo sinodal.
Con el título “Caminando, juntos y a la par”, el obispo de Reconquista, monseñor Ángel José Macín, se dirigió a los fieles con una carta pastoral en la que comparte sugerencias para el tiempo sinodal que comienza este fin de semana, convocado por el papa Francisco.
Una vez más, reconoció el obispo, el Papa “nos invita a ponernos en camino”. Al respecto, consideró: “No podría ser de otra manera. Es condición fundamental de la Iglesia ser ‘Pueblo de Dios Peregrino’. Por eso no podemos dejar de caminar. Por eso, siempre tenemos que volver a partir”.
Y describiendo el panorama dejado por la pandemia, señaló que “a pesar de todo, el Espíritu dice a las Iglesias que hay que ponerse en camino, recuperar la marcha, transitar con serenidad y confianza los recodos y vaivenes de la historia, leyendo sus coordenadas principales, para testimoniar y construir el Reino de Dios, hasta su consumación definitiva, cuando Cristo sea todo en todos”. Por eso, su propuesta es “caminar, juntos y a la par”
En el primer punto: "La Iglesia es sínodo", el obispo se refirió al significado de la expresión “sínodo”: Caminar juntos. Y recordó que San Juan Crisóstomo decía: “Iglesia y sínodo son sinónimos”. En ese sentido, y tomando la explicación de la Comisión Teológica Internacional, se refirió a la “multiforme y ordenada” riqueza de carismas, vocación y ministerios que llevan adelante la misión de la Iglesia.
En ese sentido, anunció el comienzo del sínodo 2021-2023, convocado por el Papa, con inicio el domingo 17 de octubre en las diócesis, y que “nos pone ante dos acontecimientos algo distantes, pero muy significativos: el hecho guadalupano (2031) y el Jubileo de la Redención (2033). Su lema es simple. Se dice con palabras conocidas, la finalidad de esta nueva invitación a ponernos en camino: “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación, Misión”.
El prelado se refirió luego a una “vinculación de experiencias”, fruto de la escucha para la Asamblea Eclesial. “La gente se ha expresado, y tenemos que volver a escuchar esas voces, meditarlas, discernirlas, y guardarlas en el corazón”.
“El sínodo 2021-2023 no viene a anular este u otros procesos anteriores, sino a darle continuidad y mayor profundidad. Necesitamos escucharnos más. Urge escuchar al otro. Es imperioso no desoír el grito de la tierra y el clamor de los pobres”, afirmó, animando a una escucha amplia, abierta, atenta, comprometida, para escuchar “lo que Dios nos quiere decir”.
En este marco, detalló cinco puntos: El primero, “Sínodo y Pastoral Orgánica Diocesana”, vincula el caminar diocesano con el llamado universal del Papa, “como la columna de fuego que guiaba al Pueblo de Dios en el desierto”, para ver mejor, revisar y reformular las prioridades: la familia, los jóvenes, los pobres.
En segundo lugar, se centró en “El sínodo y los organismos sinodales”: “Es un tiempo de gracia para recuperar la sinodalidad en aquellas estructuras que ya tienen una trayectoria importante en nuestro caminar como Iglesia Particular, como Comunidad Diocesana inspirada en el Concilio Vaticano II”.
En ese sentido, mencionó al Consejo Diocesano de Pastoral y los Consejos de Pastoral Parroquial. “Es tiempo de renovar el entusiasmo y la modalidad de funcionamiento de estos organismos”, consideró. “Y si en alguna parroquia ha decaído, es tiempo de recuperarlo, de reconstituirlo”.
“De esta estructura simple y fundamental, que recorre como columna vertebral toda la Iglesia Diocesana, se desprenden una serie de otros organismos, todos sinodales, que necesitamos revitalizar, relanzar, ventilar, tanto en las diócesis como en las parroquias. El Consejo Presbiterial, la Junta de Religiosas, la Junta de Laicos, el Consejo Económico, el Plan Compartir (Programa Fe), la Red de Escuelas del Obispado, la Junta de Educación, los Movimientos y Asociaciones de fieles”. A todos ellos, llamó a una conversión pastoral.
En el tercer punto, compartió “algunos presupuestos para vivir la sinodalidad”, a partir del lema del sínodo: “Para una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.
Y teniendo en cuenta que la comunión es el fundamento de la sinodalidad, destacó que, “para que la comunión sea real y efectiva en la Iglesia, se requiere abrir cauces por donde fluya la vida del Espíritu”.
“Entonces aparecen conceptos como el de participación, reciprocidad y corresponsabilidad. Para que la comunión funcione, es necesario que las personas se puedan sentir realmente parte de la Iglesia; la reciprocidad puede ser cultivada desde la gracia, el remedio al clericalismo que nos acecha en todos los niveles de la vida eclesial”.
“Finalmente, la sinodalidad, la comunión, la participación, es para la misión. De la abundancia de los dones recibidos y compartidos, brota un auténtico espíritu misionero, es decir, de apertura, de diálogo, de ofrecimiento, incluyendo el respeto por lo diferente. La misión es una condición inherente a la Iglesia, y está más relacionada al bien que recibimos que al éxito logrado”.
El prelado enumeró luego “Algunas actitudes sinodales”: Serenidad, alegría y buen humor, caminar juntos.
Y finalmente, hizo una mención especial a “la Sagrada Familia, referencia sinodal”, animando a “retomar esa figura como ícono sinodal, donde las cosas que alcanzamos a decir, vislumbrar y otras que no logramos expresar, se realizan de un modo sencillo y decisivo”.
“Ellos caminan juntos, buscando la fidelidad personal al llamado de Dios y, al mismo tiempo, siguiendo el proyecto de Dios para toda la humanidad. Ellos pueden ser un modelo de Iglesia sinodal, que vive en lo cotidiano la comunión, la participación y la misión”.
“Ellos también pueden ser nuestros intercesores, para que podamos redescubrir la profunda dicha que nos trae el caminar juntos y anunciar juntos las maravillas del misterio en el que creemos y que nos contiene: un Dios que es familia, un Dios que es fuente, soporte y fin de todo intento sinodal”.+