El Papa alentó a los líderes religiosos a dar mensajes de apertura y paz
- 12 de septiembre, 2021
- Budapest (Hungría) (AICA)
En el marco de su viaje apostólico a Budapest, Francisco participó en el encuentro del Consejo Ecuménico de las Iglesias y los representantes la Comunidad judía en el Museo de Bellas Artes
“Nuestras voces, queridos hermanos, tienen que hacerse eco de esa Palabra que el cielo nos ha dado, eco de esperanza y de paz. Y aunque no nos escuchen o no nos entiendan, no neguemos nunca con nuestras acciones la Revelación de la que somos testigos”, expresó este domingo 12 de septiembre el Santo Padre durante el encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias y algunas comunidades judías de Hungría, en el Museo de Bellas Artes de Budapest.
El encuentro con los líderes judíos y de otras confesiones cristianas tuvo lugar antes de la misa que va a celebrar en la Plaza de los Héroes de Budapest para clausurar el 52 Congreso Eucarístico Internacional que comenzó el domingo 5 de septiembre.
En su discurso, el Santo Padre hizo referencia al Puente de las Cadenas que une las partes oriental y occidental de la capital húngara sobre el río Danubio. La capital de Hungría toma su nombre de la unión que se hizo en 1873 de las ciudades Buda y Pest, al oeste y este del río Danubio respectivamente.
El puente, dijo el Papa, no funde ambas partes de la ciudad en una sola, “pero las mantiene unidas. Así deben ser los vínculos entre nosotros”, porque “cada vez que se ha tenido la tentación de absorber al otro no se ha construido, sino que se ha destruido; lo mismo cuando se ha querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo”.
“¡Cuántas veces ha ocurrido esto en la historia!”, exclamó Francisco, que llamó a “promover juntos una educación para la fraternidad” y exhortó a 'apagar' “la amenaza del antisemitismo, que todavía serpentea en Europa y en otros lugares”.
“El Puente nos sigue sirviendo de ejemplo, está sostenido por grandes cadenas, formadas por muchos eslabones. Nosotros somos estos eslabones y cada eslabón es fundamental, por eso no podemos seguir viviendo en la sospecha y en la ignorancia, distantes y divididos”, señaló.
En ese sentido, el Papa dijo que el mejor testimonio que se puede dar es “que nadie pueda decir que de los labios de los hombres de Dios salen palabras de división, sino sólo mensajes de apertura y de paz”.
En su discurso, Francisco recordó al poeta húngaro Miklós Radnóti, “cuya brillante carrera fue truncada por el odio ciego de quienes, sólo porque era de origen judío, primero le impidieron ejercer la docencia y luego lo arrancaron de su familia”. Estuvo confinado en un campo de concentración y murió fusilado en noviembre de 1944 cuando era trasladado hacia otro lugar con otros judíos. “Al final, en la triste soledad del campo de concentración, mientras se daba cuenta de que la vida se estaba marchitando, Radnóti escribió: ‘Soy también yo una raíz ahora... Fui una flor, me he convertido en una raíz’”, recordó el Papa.
Francisco dijo que “también nosotros estamos llamados a convertirnos en raíces. A menudo buscamos frutos, resultados, afirmación. Pero Aquel que hace fructificar su Palabra en la tierra con la misma dulzura de la lluvia que hace germinar el campo, nos recuerda que nuestros caminos de fe son semillas, semillas que se transforman en raíces subterráneas, raíces que alimentan la memoria y hacen germinar el futuro”.
“Sólo si estamos profundamente arraigados podremos alcanzar la cima. Enraizados en la escucha del Altísimo y de los demás, ayudaremos a nuestros contemporáneos a acogerse y amarse. Solamente si somos raíces de paz y brotes de unidad seremos creíbles a los ojos del mundo, que nos mira con la nostalgia de que florezca la esperanza. Gracias, y buen camino”, concluyó el Papa.+