Card. Parolin: "Algunos estilos de vida minoritarios parecen un tótem intocable"

  • 4 de septiembre, 2021
  • Madrid (España) (AICA)
El Secretario del Estado Vaticano participó, este sábado 4 de septiembre, en Madrid del II Encuentro Internacional de Políticos Católicos

El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, mostró su "preocupación" frente a la tendencia de que algunos estilos de vida "minoritarios en la visión que proponen" se vuelvan "casi un tótem" capaz de plegar ante sí a la representación institucional de la sociedad "para sentirse políticamente correcto".

"Una preocupación que puede surgir fácilmente cuando nos damos cuenta de cómo en nuestras sociedades algunos estilos de vida -con frecuencia minoritarios, no sólo en lo que se refiere a las personas que lo comparten, sino a la visión que proponen-, se vuelven intocables, casi un tótem ante el que se inclina el legislador, el político, el magistrado, el educador, quizá sólo para sentirse 'políticamente correcto'", consideró el purpurado.

El cardenal Parolin hizo estas declaraciones en el II Encuentro Internacional de Políticos Católicos, convocado por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, y la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos, con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer en el campus de Moncloa de la Universidad CEU San Pablo.

En el encuentro, el Secretario de Estado Vaticano hizo hincapié en la necesidad de que los que ostentan algún tipo de autoridad la ejerzan inspirados por conceptos como "la amistad social y la cultura del encuentro" si bien advirtió que "el necesario diálogo social" nunca pude sustituir las funciones propias de la autoridad ya que no se pueden confiar "las riendas del orden social a un pensamiento, a una cultura dominante".

Así instó a que el ejercicio de la autoridad "no coincida con una visión personal, partidista o nacional", sino más bien con un "sistema organizado de personas e ideas compartidas y posibles", que sean capaces de asegurar el "bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales" en una dimensión que "supera las fronteras, no sólo del territorio sino sobre todo del corazón".

Durante su ponencia bajo el título 'Cultura de encuentro y amistad cívica en un mundo en crisis', Parolin manifestó que la visión de la amistad social lleva a extender toda acción "más allá de las fronteras" y que la cultura del encuentro debe eliminar "la exclusión, el desprecio y la rígida división en categorías que atribuyen una dignidad distinta" y hasta "diferentes derechos fundamentales o tratos discriminatorios".

De otro lado alertó que no deben confundirse con la "homogeneización que el proceso de la globalización sostiene en estos años" que intentó "uniformar comportamientos y programas, pero sobre todo mercados, instrumentos de la economía y de las finanzas". 

El purpurado reconoció que "no es un recorrido fácil", sobre todo en un contexto que, desde visiones diferentes, ve surgir "contraposiciones y contrastes a menudo feroces".

No obstante, pidió a los políticos que sean capaces de contar con el "necesario discernimiento para captar lo importante que es salvaguardar la visión de conjunto" y "limitar la invasión de aparatos y estructuras no inspiradas en la subsidiariedad, así como para comprender que la amistad social y la cultura del encuentro también son valores constitutivos de las instituciones, de la justicia y de las relaciones sociales".

Para el cardenal Parolin esta es la única manera de hacer frente a "los fenómenos más negativos, como los conflictos, las guerras, las catástrofes ecológicas y el subdesarrollo, por citar los más relevantes".

Al respecto señaló que la crisis pandémica "corre el riesgo de transformarse en un hecho positivo para unos pocos -la recuperación de algunas economías es significativa- y una ulterior marginación para la mayoría de los países".

Por ello también arremetió contra el "funcionalismo del momento" que restringe la capacidad de acción de las "decisiones de las instituciones" que se quedan como el "fruto de un equilibrio de intereses contrapuestos y casi nunca convergentes" mientras que "las decisiones económicas sólo tienen el sabor de la asistencia momentánea y no de la continuidad". 

El remedio al "descarte" en la sociedad no está en el hecho de trabajar en un "continuo estado de emergencia", sino más bien en hacer "emerger valores como la amistad y el encuentro", señaló.

"Las respuestas a la crisis, en otros términos, están configuradas a mayor escala y con una visión a medio y largo plazo, y no se reducen a decisiones dictadas por la necesidad o impuestas por mecanismos cuya validez y efectos están planteados en base a la resolución de emergencias y no a la continuidad", concluyó.+