Mons. Torres Carbonell: Descubrir y valorar la riqueza de una vida entregada

  • 12 de agosto, 2021
  • Gregorio de Laferrere (Buenos Aires) (AICA)
En su homilía dominical, el obispo de Gregorio de Laferrere sugirió resolver el desánimo "aprendiendo a confiar en la providencia de Dios que sostiene al que quiere ser fiel".

En su homilía sobre el evangelio de este domingo, el obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Torres Carbonell, se refirió la actitud los judíos: “El conocimiento del parentesco de Jesús les impide ir más a lo hondo de su persona, para llegar a descubrir y valorar la riqueza que significa una vida entregada que es alimento”.

“Se define también aquí un gran enemigo que es la murmuración, la queja, el juicio prematuro, como modo de expresarnos cuando algo no se entiende y se cae en esa trampa, en lugar de hacer silencio y esperar con paciencia”, expresó.

En ese sentido, aclaró: “Llegar a conocer a Jesús como alimento es parte de un camino que se realiza, y este puede suponer que algo de quien me enseña no lo entienda o no lo entienda a él, pero si el juicio prematuro ya me define y cierro el diálogo, el proceso interior será complicado, porque no me dejo ayudar”.

El prelado invitó a tener una sincera apertura de corazón. “Los muchos que fueron a buscarlo a Jesús lo querían hacer rey, la actitud a considerar aquí es la de la ambición por un socio en un ambiente de poder, que no es el de Jesús”, advirtió.

En tanto, mencionó al profeta Elías cuando pasó de desearse la muerte a recibir el alimento, para destacar la importancia de la oración. “La distancia que toma Jesús para rezar con el Padre es alimento para el camino, es tiempo y silencio de encuentro con Él para valorar los dones recibidos y crecer en el reconocimiento de esa ‘instrucción que en el corazón’ nos da Dios”.

Hacia el final, sugirió resolver el desánimo “aprendiendo a confiar en la providencia de Dios que sostiene al que quiere ser fiel”. Y planteó: “Podemos quedarnos en una tarea de conservar la fe, como nos recuerda Francisco, evitando que se la maltrate, refugiándonos en las seguridades que nos brinda el ser hijos”. 

En cuanto a esto, contrastó: “O podemos ser proféticos con Jesús y salir a las periferias, a los lugares y con las personas que esperan un anuncio, un gesto, una palabra que comprenda sus tiempos, sus procesos en la vida. Muchas veces cargados de incomprensiones, de falta de querer ponernos en el lugar del otro”. Y resumió: “Somos alimento, cuando nos resuena fuerte: ‘Yo daré mi carne para la vida del mundo’. Y con cercanía y silencio, caminamos días y noches sosteniendo vidas”.

Monseñor Torres Carbonell culminó afirmando: “Somos alimento aun comiendo ‘de las migajas que caen de la mesa de los dueños’ porque con esa actitud humilde de conformarnos, desgranamos esa riqueza que forma parte de las canastas con las sobras luego de la multiplicación de los panes y pescados. En eso poco, aprendemos a ser pacientes con lo que se nos comparte y esperando para conocer la que todavía es una riqueza oculta”.

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