Mons. Lozano: La fuerza y la fragilidad del agua

  • 8 de agosto, 2021
  • San Juan (AICA)
El arzobispo de San Juan de Cuyo exhorta a cuidar más el agua y lamenta que socialmente no se asuma esta realidad pese a los muchos artículos que advierten sobre la escasez de este bien preciado.

“Estamos atravesando un tiempo de cambio climático a nivel planetario. Aunque todavía hay quienes toman la actitud del avestruz, no se puede negar lo que es patente a la comunidad científica. Además, no hace falta tener grandes estudios para afirmar esto por experiencia propia o de vecinos y familiares”, planteó el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano.

En su columna semanal, el prelado señaló: “Los desastres naturales en varios países a causa de lluvias torrenciales nos traen imágenes dramáticas sucedidas en cuantiosas poblaciones. Agua y barro arrastran plantaciones, viviendas, vehículos”. 

En este sentido, el arzobispo sanjuanino advirtió: Como contraparte de este proceso, en el Cono Sur nos afecta una sequía agresiva. La notable disminución de lluvias en el Mato Grosso ha provocado una merma crítica en los ríos Paraguay y Paraná, y en los arroyos que de ellos se derivan”.

“Como hace tiempo no sucede, se asiste a mortandad de peces, pérdida de cultivos, falta de agua para los animales. Esto que se percibe en el Litoral también incide de modo grave en la Cordillera de los Andes. Hay una preocupante disminución sostenida de nevadas año tras año”, puntualizó.

A fin de concientizar sobre la seriedad de la situación, monseñor Lozano habló de lo que ocurre en la provincia de San Juan: “Estamos al 44% del promedio de los últimos 20 años. Es conmovedor ver las imágenes satelitales del volumen decreciente de los glaciares y zonas nevadas en la Cordillera. Los estudios indican que el 2021 es muy malo y el 2022 será peor”. 

“Lo que nos muestran las fotos traerán consecuencias importantes. Los chacareros están evaluando plantar menos superficies ante la dificultad de contar con riego suficiente para los cultivos. ¿Habrá que elegir qué regar y qué no? ¿Quién produce y quién no? ¿Será pareja para todos la disminución de superficies a sembrar?”, se preguntó.

“El resultado se va a percibir en menos fuentes de trabajo y en la disminución de riqueza generada localmente. Otro efecto lo notaremos en la reducción de disponibilidad de agua en los domicilios. Debemos cuidar más el agua. No puede ser que para lavar una taza o un vaso se utilicen dos litros de agua”, cuestionó.

El arzobispo recordó que en los últimos tiempos se han publicado unos cuantos artículos periodísticos que expresan con claridad la situación crítica que hay que afrontar, pero lamentó que parecería que “socialmente no asumimos esta realidad”.

“Es necesario promover la implementación articulada de políticas públicas y privadas. Las decisiones no pueden ser arbitrarias ni solo de un sector”, aseveró.

“En este ámbito como en otros, lo técnico, lo legal, lo político y lo económico, deberían ir de la mano. La amplia recepción que tuvo la encíclica Laudato si’, acerca del cuidado de la casa común, estuvo dada por el vínculo entre la ciencia, la moral y la espiritualidad”, destacó. 

Monseñor Lozano afirmó que “desde la Iglesia queremos hacer nuestro aporte y ofrecer un espacio de intercambio de diversos sectores de la sociedad”, por lo que invito al Conversatorio “Agua, fuente de vida” que está organizando la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz, y la Universidad Católica de Cuyo para el próximo martes 10 de agosto, de 10 a 12:30 y de 16 a 20. 

En este sentido, invitó a inscribierse en el formulario y a recabar más información en  extension@economicas.ucccuyo.edu.ar.+

» Texto completo de la reflexón