Mons. Aspiroz Costa: "Lo que nos transforma es ser verdaderamente hijos de Dios"
- 4 de agosto, 2021
- Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Bahía Blanca invitó a no quedarnos con los signos y a confiar en que Dios puede transformar interiormente.
El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, comenzó su homilía dominical remarcando la vivencia de la pandemia: “Más que nunca hemos sufrido o experimentado la fragilidad o el temor. Luego hemos estado discutiendo qué es esencial y qué no, quiénes somos esenciales y quiénes no”.
En cuanto a esto, recordó las palabras que San Pablo decía en la cárcel: “Yo estoy encadenado, pero la palabra no está encadenada”. En ese punto, se refirió al discurso del Pan de Vida que se leyó este domingo. “Las palabras de Jesús pareciera que son como superficiales y que van diciendo lo mismo, pero cuando uno atornilla un tornillo en la pared, si lo mirás de frente ves que da vueltas, pero si lo mirás de costado ves que va metiéndose y metiéndose con firmeza en el interior”.
“Algo muy parecido -agregó- a lo que nos pasa a nosotros le pasa al pueblo de Dios que murmura y protesta. Y rara vez nosotros murmuramos y protestamos porque no estamos satisfechos con nuestro modo de ser; siempre le pegamos a alguien. En este caso a Moisés y a Aaron. Y en ellos la culpa es de Dios”.
Con relación al episodio del Éxodo, el arzobispo bahiense recalcó la añoranza de una antigua normalidad: “’Te acordás en Egipto, había cebollas, pepinos’ y así se olvidan de que eran esclavos. Esas añoranzas de una antigua normalidad que no nos permiten abrir los ojos a algo esencial. Éramos esclavos y nos olvidamos porque punta más la panza”.
“Nosotros estamos acostumbrados a agarrar de las solapas a Dios para que se entere de lo que nosotros sabemos que está pasando y Él parece que no”, mencionó. En ese sentido, subrayó: “Se le pide a Dios una prueba. Y Él prueba al pueblo y a Moisés, pero a su vez Dios da pruebas como signo de su solicitud y su providencia: las perdices a la tarde, el maná a la mañana”.
Para finalizar, monseñor Azpiroz Costa explicó que “Jesús es el Pan de Vida, no del “lo quiero ya” e invitó a no ser como los niños que hasta que no consiguen lo que quieren, no se calman. “Nosotros no debemos quedarnos en los signos”, enfatizó.
Y concluyó: “Este pan es para no tener más hambre, esta agua es para no tener más sed. Si Dios hizo lo que hizo con tantas cosas, con el maná, la multiplicación de los panes, ¿cómo no va a hacer lo mismo con nosotros interiormente? Lo que nos transforma es ser verdaderamente hijos de Dios”.+