Mons. Conejero: La misión de la Iglesia en este momento de la historia
- 8 de julio, 2021
- Formosa (Brasil) (AICA)
"Está llamada a profundizar y revitalizar la comunión, la participación y la misión, a caminar sinodalmente, a favor del hombre y de todos los hombres", recordó el obispo de Formosa.
El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, lamentó que por segundo año consecutivo la pandemia impida celebrar con normalidad la preparación y fiesta patronal diocesana en honor de Nuestra Señora del Carmen.
“Quisiéramos que, aún a pesar de las dificultades y consecuencias de esta adversidad, no sólo disminuyan nuestro amor y honra a María; sino al contrario, se acrecienten en nosotros, cada día más, el afecto, la devoción y la fidelidad a aquella que, con vehemencia y convicción, señalando a su Hijo, nos exhorta: ‘Hagan todo lo que Él les diga’”, expresó.
En su editorial mensual en el periódico diocesano “Peregrinamos”, el prelado recordó: “En medio de las debilidades y fragilidades, de la ignorancia y, también, de la mentira, corrupción, violencia, la maldad y perversidad de nuestro alrededor, estamos invitados, ahora y siempre, a acudir a Jesús, y a aprender a ser -como Él mismo lo es-, pacientes y humildes de corazón”.
“Nuestra sociedad actual está caracterizada por la incidencia e influjo de ideologías partidarias y reduccionistas que atentan contra una comprensión integral y trascendente de la persona, que lamentablemente aprueba leyes de conductas, por simple consenso mayoritario, sin tener en cuenta la verdad objetiva ni el fundamento de la ley natural y racional, destruyendo de esta manera la dignidad humana; sociedad, donde el afán desmedido de codicia y poder a toda costa, crea y mantiene desigualdades inicuas, en lugar de favorecer una mayor igualdad e inclusión de todos, obstaculizando y retardando el instaurar la fraternidad universal”, advirtió.
El obispo formoseño sostuvo que “la Iglesia, pueblo de Dios y sacramento universal de salvación está llamada, en este momento de la historia, a ser más consciente de su vocación e identidad, a profundizar y revitalizar la comunión, la participación y la misión, a caminar sinodalmente, a favor del hombre y de todos los hombres”.
“Así, juntos contribuiremos a responder a los nuevos desafíos; entre otros, propiciar la cultura del trabajo, con la creación de fuentes genuinas del mismo y la mejora de la Educación. Cada uno, según el don y la capacidad recibida, aportará al bien común de toda la familia humana. La participación en la próxima Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, -en cuya etapa de Escucha nos encontramos- es una verdadera oportunidad para conocer mejor la realidad, discernir y actuar en esta dinámica y dirección; siempre, claro está, bajo la moción del Espíritu Santo que es quien guía y conduce a la Iglesia, experta en humanidad, con su rica tradición y magisterio social”, afirmó.
“Busquemos y sintamos la presencia y compañía de María, la madre de Jesús y de la Iglesia, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra -como rezamos en la Salve-, y como los apóstoles, en Caná de Galilea y en Pentecostés experimentemos su cercanía, su alegría y consuelo maternal”, concluyó.+