Mons. Scheinig plantea dos desafíos para "bautizar" al mundo

  • 1 de junio, 2021
  • Luján (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Mercedes-Luján marcó la necesidad de "vivenciar" la Trinidad y también de llevar esa experiencia trinitaria relacional "concreta, no teórica, no doctrinal".

El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió la misa de la solemnidad de la Santísima Trinidad en la basílica de Nuestra Señora de Luján, donde animó a “bautizar” a las personas no solo sacramentalmente y planteó al menos dos desafíos para hacerlo.

“El primero, diría, necesitamos vivenciar la Trinidad. Los que creemos en este Dios tenemos que vivenciarlo, en lo personal, en lo comunitario, en nuestras parroquias, en nuestra iglesia, en nuestra iglesia doméstica: la familia”, detalló.

“¿Cómo se vivencia la Trinidad?”, preguntó y respondió: “En la calidad de nuestras relaciones. La mejor manera de decir que yo creo en este Dios trino, que es amor, es viviendo la relación sanamente, con confianza, con libertad”.

En este sentido, el arzobispo destacó que “en la Trinidad hay un amor puro, un amor absoluto, un amor total porque en esas relaciones del Padre, del Hijo y el Espíritu hay respeto por lo que el otro es. Un respeto de aceptación del otro como diverso, como distinto a mí, que es el abc de la relación”.

Monseñor Scheinig marcó como segundo desafío “llevar al mundo esa experiencia trinitaria relacional, concreta, no teórica, no doctrinal” y detalló cómo hacerlo: “Yo le digo al mundo Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero no sé si modifica mucho eso. Ahora si digo: nosotros queremos ser imagen y semejanza de nuestro Dios, y queremos vivir el amor como lo vive Dios, como nos lo enseñó Jesús, y entonces intento misionar”

“Compartir la experiencia que yo vivo de los modos de relación. Intento decirle al mundo que hay otra manera de relacionarse”, agregó.

El arzobispo hizo hincapié, entonces, en la propuesta que el papa Francisco hace en Fratelli tutti, esa otra manera de “entablar relaciones humanas de más calidad, de mejor humanidad”.

“Es urgente entonces que nuestra misión como Iglesia penetre de tal manera en la conciencia, en el corazón, que la Trinidad sea un modelo social. Que el ser de nuestro Dios no sea una abstracción, sino un modelo social, un modelo de vida, un modelo de relación”, subrayó.+