Mons. Scheinig animó a ser "presencia cristiana" en este tiempo
- 26 de mayo, 2021
- Luján (Buenos Aires) (AICA)
En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, la Iglesia convocó a una jornada para rezarle a la Madre de Luján por la salud del pueblo argentino. El arzobispo de Mercedes-Luján presidió la misa.
En un nuevo aniversario de la Patria, la Iglesia convocó este 25 de mayo a rezar por la salud del pueblo argentino. A los pies de la Madre de Luján, le ofrecieron una jornada de rosarios, pidiéndole su protección en este tiempo difícil.
En ese marco, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió la Eucaristía. “El Domingo de Pentecostés, celebramos que el Señor nos regala su Espíritu, que el Señor está presente, su presencia está asegurada. Cuando el Señor está, la vida cambia. Tal vez no las circunstancias, pero sí la vida. El Señor nos regala su Espíritu que transforma nuestra vida para saber enfrentar las circunstancias", expresó en el comienzo de su homilía.
"Y hoy martes, día significativo para los argentinos, quisimos desde este Santuario tener un gesto, estar presentes en el dolor de la Patria", afirmó. "Hay mucho dolor, no abstracto, dolor de personas concretas. Necesitamos -así como el Señor nos asegura su presencia- también nosotros estar presentes junto a los hermanos que sufren, por tantos motivos, por tantos dolores. Especialmente estar cerca de aquellos que por diversas razones, por la fragilidad física, también por la fragilidad social, se encuentran víctimas de esta pandemia", sostuvo.
"Durante todo el día le hemos rezado a la Virgen y le hemos pedido a Ella que rece con nosotros y por nosotros al Padre. Desde las seis de la mañana, fuimos desgranando Ave Marías. Lo haremos hasta las doce de la noche. Muchos obispos de la Argentina han guiado el Rosario, tratando de acompañar el sufrimiento de nuestras hermanas y hermanos argentinos", reconoció. "Y ahora nos encontramos con este Evangelio, donde Juan con mucha simpleza nos dice que María estaba junto a la Cruz".
En ese sentido, compartió una reflexión sobre María al pie de la Cruz. "Tenemos que aprender de María, ir a la escuela de María, aprender de Ella", animó.
"Lo primero, lo más evidente. Estar al pie de la Cruz es saber sentir el dolor del otro. Ser sensible al dolor del otro. Saber acompañar significa saber descubrir el dolor del otro, no negarlo. No podemos dar vuelta la cara. Es una cuestión de sensibilidad, de apertura de corazón. Y tal vez es tiempo de hacer silencio profundo para sentir el dolor del otro, con un respeto superior", consideró.
"En este tiempo convulsionado nos faltamos el respeto. Y a veces incluso, trivializamos el dolor o lo manoseamos. Lo primero que nos enseña María es a asumir que el otro sufre, que su hijo sufre. Está al pie, en silencio respetuoso, abierta al dolor", recordó.
"Lo segundo: Necesitamos saber sostener al que sufre. Es un tema delicado saber sufrir con otro. Mucho más delicado es sostenerlo. No soy yo el que sufre, es mi hermano. Ahora tengo que saber ocupar un lugar secundario y por el otro, me doy, me entrego, lo sostengo, me solidarizo", afirmó.
"Cuando podemos estar cerca, lo expresamos en gestos: miradas que se cruzan, abrazos, manos sostenidas, silencios compartidos. Sostenerlo en su dolor, estar al lado, asegurar la presencia de uno al lado del otro. Muchos gestos hay en nuestro pueblo argentino de sostener el dolor del otro. Con semejante cantidad de personas en estado de miseria y de pobreza, si no hubiera hermanas y hermanos que sostienen el dolor, sería invivible", admitió.
Pero en este caso, advirtió, "con esta enfermedad, a las familias se les hace difícil o imposible estar al lado. Y tienen que hacer un gesto de entrega, de renuncia, superior. Pero hay que seguir sosteniendo al otro, hay un sostén espiritual. Lazos invisibles pero verdaderos. No por ser invisibles son inexistentes".
"Estamos invitados a saber sostener espiritualmente, en comunión espiritual, a nuestros seres queridos. Y eso existe. Porque cuando uno tiene mucho amor, está en comunión con el otro, más allá de la distancia. Es tiempo de cerrar los ojos y estar al lado del otro espiritualmente y rezando, entregando, pidiéndole a Dios, intercediendo", alentó.
Lo tercero que nos enseña María, enumeró el prelado, "es que estar al pie de la Cruz significa resistir. Son tiempos para resistir. En la etimología de la palabra resistencia, hay un sentido que es 'estar clavado'. Uno resiste, está clavado, como un escudo", explicó.
"Son tiempos de resistirle al mal, que tiene muchos rostros, el mal que nos pega, que nos hace daño, porque somos seres frágiles. La fragilidad humana es nuestra característica. Lo que más nos caracteriza no es el poder, o la omnipotencia, sino la fragilidad. Por eso tenemos que resistir al mal, a todo lo que nos daña, como un escudo que quiere proteger. Esto los papás lo conocen bien, porque se lanzan sobre sus hijos para protegerlos de cualquier daño", continuó. "Así entre nosotros deberíamos ser capaces de resistir a todo lo que nos daña".
"Pero en este tiempo hay violencia verbal, y también algunas manifestaciones preocupantes de violencia física. Esa violencia que se expresa en el odio, en el enojo, en una frustración contenida que muchas veces se lanza hacia los otros", reconoció el arzobispo. "Resistir al mal es poner nuestra vida al servicio del bien, de los otros".
"Es un misterio que seamos una Nación los que estamos en esta tierra que llamamos Argentina. Es un misterio providencial. Hay otros que comparten otra tierra, otra nación. Nosotros compartimos la Nación Argentina. El mismo pueblo, la misma familia, nos identifica la bandera, el himno. Pero ahora nos identifica la pelea contra todo lo que nos hace daño", destacó.
"Y parece que estamos debilitados para unirnos en semejante pelea, cuando tendríamos que estar más juntos. Parece como que el mal se nos mete, nos enfrenta, y nos debilita para esta pelea", lamentó.
Por eso, exhortó: "Tenemos que permanecer en Jesucristo, queridas cristianas, queridos cristianos. Hay que permanecer en Jesucristo y en la Virgen y aprender de Ella, en esta humilde escuela, junto a la Cruz de su Hijo. Son tiempos de saber sufrir con los otros, de saber sostenernos los unos a otros en el dolor, y tiempos para saber resistir juntos".
"Que el día de hoy, que en este Santuario quisimos ponernos a los pies de la Virgen y rezar con Ella, nuestra Patria reciba mucha gracia de parte de Dios, de parte de la Virgen. El Señor ha soplado sobre nosotros el domingo y nos confirmó su presencia. El Señor está. La Virgen está. El desafío es que nosotros también sepamos estar en esta realidad, como está el Señor, como está la Virgen", sostuvo. "No nos dejemos tentar. No dejemos que el mal nos saque de estar al pie de la Cruz. Animémonos a tener una presencia cristiana en este tiempo tan complejo para el mundo, tan doloroso para la Argentina", concluyó.+