Regina Caeli: "El Espíritu cambia el corazón y ensancha la mirada"
- 23 de mayo, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En la solemnidad de Pentecostés, Francisco rezó por última vez en el año el Regina Coeli y animó a recibir al Espíritu Santo, el "viento fuerte y libre" que "cambia el corazón".
El papa Francisco rezó, por última vez en el año, la oración del Regina Coeli, asomado al balcón del Palacio Apostólico. El Espíritu Santo "nos hace nuevas criaturas", como hizo en Pentecostés con los Apóstoles, y "pone en comunicación a personas diferentes, realizando así la unidad y la universalidad de la Iglesia”, manifestó el Pontífice.
En la solemnidad de Pentecostés, el domingo 23 de mayo, Francisco dedicó su alocución al Espíritu Santo, el "viento fuerte y libre" que "cambia el corazón", "derriba nuestras defensas" y "desmantela nuestras falsas certezas".
Cuando cincuenta días después de la Pascua, los discípulos estaban en el Cenáculo, con la Virgen María, porque el Señor resucitado "les había dicho que se quedaran en la ciudad hasta que recibieran de lo alto el don del Espíritu". El cual se manifestó con un repentino "rugido" que vino del cielo, como un "viento impetuoso" que llenó la casa en la que se encontraban. "Una experiencia real, pero también simbólica”, comentó Francisco.
El Espíritu "procede de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo" e irrumpe en la Iglesia, “y por tanto en cada uno de nosotros, dando vida a nuestras mentes y a nuestros corazones", mencionó el Papa. Aquel día en Jerusalén, "los discípulos de Jesús todavía estaban desconcertados y asustados. Aún no tenían el valor de salir a la luz".
Francisco nos comparó con los discípulos: “Nosotros también, a veces, preferimos permanecer dentro de las paredes protectoras de nuestro entorno. Pero el Señor sabe cómo llegar hasta nosotros y abrir las puertas de nuestro corazón. Él envía al Espíritu Santo sobre nosotros que nos envuelve y derrota todas nuestras vacilaciones, derriba nuestras defensas, desmantela nuestras falsas certezas. El Espíritu nos hace nuevas criaturas, como lo hizo ese día con los Apóstoles”.
En efecto, luego de recibir el Espíritu Santo, los Apóstoles "ya no volvieron a ser como antes", sino que salieron y empezaron a predicar que Jesús había resucitado, "de tal manera que cada uno los entendía en su propia lengua".
El Papa subrayó que "el Espíritu cambia el corazón, ensancha la mirada de los discípulos", y "los hace capaces de comunicar a todos las grandes obras de Dios", superando "los confines culturales y religiosos en los que estaban acostumbrados a pensar y vivir".
En otras palabras, “el Espíritu Santo pone en comunicación personas diferentes, realizando la unidad y universalidad de la Iglesia. Y hoy esta realidad del Espíritu Santo nos dice mucho, cuando en la Iglesia hay grupitos que siempre buscan la división, separarse de los demás. Esto no es el Espíritu de Dios: el Espíritu de Dios es armonía, es unidad, une las diferencias”.
Finalmente, Francisco se encomendó a la Virgen María, “que interceda para que el Espíritu Santo descienda en abundancia y llene los corazones de los fieles y encienda en todos el fuego de su amor".+