El obispo castrense reza por el eterno descanso de un capellán auxiliar
- 13 de mayo, 2021
- Buenos Aires (AICA)
El presbítero Luis María Bove murió hoy a los 67 años en La Plata, donde había sido trasladado en las últimas horas tras diagnosticársele Covid-19 e internarlo en Tapalqué, su ciudad natal.
El presbítero Luis María Bove, capellán auxiliar, murió hoy a los 67 años en la ciudad de La Plata, donde había sido trasladado en las últimas horas tras diagnosticársele Covid-19 el pasado lunes e internarlo en un centro asistencial de la ciudad bonaerense de Tapalqué, confirmó el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera.
El prelado invitó a rezar y dar gracias a Dios por la vida y ministerio del sacerdote fallecido, y recordó que recientemente había conversado con el padre Bove y le había transmitido su alegría por la llegada de su jubilación.
El padre Bove nació en Tapalqué, provincia de Buenos Aires, el 26 de noviembre de 1953 y había sido ordenado sacerdote el 24 de marzo de 1984. En el obispado castrense, pertenecía a la Región Pastoral Platense, desplegando su labor en el Ejército Argentino.
El 1° de julio de 2011, el padre Bove fue designado en el Regimiento de Caballería Blindada 10 "Húsares de Pueyrredón" en la ciudad de Azul. El 1° de abril de 2015 fue trasladado al Comando de la Primera Brigada Blindada “Brigadier General Martín Rodríguez”, de Tandil. En ese año también fue designado capellán de la Fuerza de Tareas Argentina N°46 de la Misión de Paz en la República de Chipre (UNFicyp).
Ante su fallecimiento, monseñor Olivera expresó: “La semana pasada tuve la alegría de conversar con él, lo escuché muy contento, le había llegado su jubilación, e iba a continuar hasta noviembre de este año en nuestra diócesis castrense, fecha en que cumpliría sus 68 años".
"En esa conversación, el padre Bove agradecíó a nuestra diócesis el lugar y misión asignado a él para desplegar su misión pastoral, había llamado para despedirse y agradecer. Me llevo el mejor recuerdo del padre Luis María, pero también me embarga la tristeza de ver una nueva víctima de esta terrible pandemia e invito a toda nuestra diócesis a rezar y dar gracias a Dios por su vida y su ministerio”.
“Una vez más la pandemia de este coronavirus nos pone de cara a la posibilidad de la muerte. El padre Luis María tenía una gran alegría por su jubilación, toca el corazón pensar que solo Dios basta, que estamos en sus manos y como me gusta decir y pensar también, en la vida espiritual para morir solo hace falta estar vivos. Entonces, valoremos la vida como don de Dios y como regalo. Tengamos siempre en el horizonte el gozo del encuentro con el Padre y la experiencia de cielo que adelantamos aquí, con nuestra vida conforme al Evangelio”.
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