Mons. Ojea: "Jesús, el amigo con mayúsculas, que enriquece nuestra vida"

  • 9 de mayo, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Enriquece nuestro corazón de tal manera que nos permite, en este momento, servir a los hermanos, ponernos a su disposición y crecer en el amor hacia ellos, saliendo de nosotros mismos", sostuvo.

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, describió que en el Evangelio de este domingo el “Señor Jesús confiesa su amistad por nosotros” y subrayó un párrafo de la lectura: “Ustedes son mis amigos, ya no los llamaré servidores porque el servidor ignora lo que hace su Señor. Yo los llamo amigos porque todo lo que oí de mi Padre se los he dado a conocer”.

“Él es el amigo porque nos ha dicho todo lo que tiene que decirnos del Padre, los secretos del Padre y para corresponder a su amistad tenemos que ponernos delante de Él y escuchar esos secretos del Padre, escuchar lo que el amigo Jesús nos quiere decir, el gran amigo de nuestra vida”.

Tras afirmar que “el amigo es el que nos respeta y nos quiere como somos”, citó a un poeta que decía que la amistad “es el encuentro de dos soledades que mutuamente se protegen, se respetan y se reverencian”.

“Qué importante es, y en este tiempo tan difícil de nuestra vida, en este tiempo de pandemia en el que experimentamos la depresión, la tristeza, el enojo, el nerviosismo, la insatisfacción, la incertidumbre; qué importante sentir y agradecer la presencia del amigo, de la amiga; que nos quiere como somos, que nos respeta como somos, que nos entrega sus secretos, que confía en nosotros y al mismo tiempo que es capaz de dar la vida”, destacó, y agregó: “Ese es el acto supremo de la amistad, la entrega de la vida y esto es lo que hace Jesús por nosotros”.

El prelado sanisidrense propuso pensar qué significan los amigos y las amigas en la vida de cada uno, especialmente en este momento, y reflexionó: “No se nos regala la amistad para que quede dentro de nosotros y así permanezca cerrada sino como dice el papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti, para abrir el corazón en círculos; para poder salir de nosotros mismos, para vivir esta ley del éxtasis de la que habla el Santo Padre allí, que es la necesidad de salir de uno mismo porque el hombre se realiza, como dice el Concilio, solamente en la entrega sincera de sí mismo y el amigo y la amiga son una riqueza que hacen que nuestro corazón se pueda volcar mejor a los hermanos”.

“Demos gracias al Señor por aquellos amigos y amigas que han enriquecido nuestra vida, por aquel que es el Amigo con mayúscula de nuestra vida, que enriquece nuestro corazón de tal manera que nos permite, especialmente en este momento, servir a los hermanos, ponernos a disposición de ellos y crecer en el amor hacia ellos saliendo de nosotros mismos”.

Monseñor Ojea finaliza rezando: “Que la Santísima Virgen de Luján, nuestra patrona, la gran amiga de Jesús, que conoció también los secretos de su amistad como Madre, ella nos lo conceda”.+