Mons. Frassia bendice a la comunidad y reza por la llegada de un nuevo pastor
- 27 de abril, 2021
- Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
"No se cansen de hacer el bien, búsquenlo constantemente", pidió el obispo emérito en una carta por los 60 años de la diócesis de Avellaneda y los 20 de la unión con Lanús.
El obispo emérito de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, envió una carta con motivo de los 60 años de la creación de la diócesis y los 20 años de la unión entre Avellaneda y la Vicaría de Lanús, formando una nueva realidad eclesial.
“Hermosa realidad y tremendos desafíos, que fueron sorteados por la generosidad de todos los sacerdotes y el querido pueblo de Dios. Colaboraron todas las instituciones que pertenecían en aquel entonces a las distintas realidades. Así se fue consolidando, con la buena voluntad de todos, la querida diócesis de Avellaneda-Lanús, tratando de vivir, alcanzar y expresar ese hermoso lema bíblico ‘un solo corazón, una sola alma’”, destacó.
El prelado recordó que él tuvo la alegría inmensa de ser el obispo que llevó adelante “la unión de la comunidad diocesana”, algo que se hizo posible, subrayó, .”por la voluntad y generosidad de todos y de cada uno de los responsables”.
“Los felicito y les agradezco”, expresó en la misiva dirigida a monseñor Rubén Oscar López, administrador diocesano y a toda la comunidad de esta jurisdicción eclesiástica.
Monseñor Frassia aseguró que desde su lugar de obispo emérito reza todos los días por ellos, para que “no se cansen de hacer el bien. Que lo busquen constantemente”.
“Que la verdad, el entusiasmo, la alegría, el sacrificio y la entrega no tenga límites: ‘no se cansen de hacer el bien’. Estos tiempos difíciles que como diócesis y como país, estamos pasando, hoy más que nunca se nos llama a ser testigos de la esperanza. Quien es creyente, sabrá ofrecer todo a Dios, a Cristo el Señor, a la Virgen, a Nuestra Señora de la Asunción, y a San José patrono y protector de todas nuestras necesidades”, sostuvo.
“Que la Iglesia no sea acallada y que siempre pueda comunicar la verdad y la vida nueva del Evangelio”, agregó, y rogó al papa Francisco que “muy pronto pueda procurar un nuevo pastor para que guíe a esta Iglesia particular”.
El obispo emérito animó a la comunidad diocesana a no tener miedo, dado que “el Señor Resucitado ha vencido al pecado, en todas sus acepciones, y a la consabida muerte. Culpa feliz, que nos mereció tan grande Redentor”.
“Que Cristo el Señor de la vida, de la gracia, de la verdad y del amor, brille en cada uno de ustedes, y en sus comunidades y familias”, pidió, e hizo una mención especial de los obispos que condujeron la diócesis, entre ellos él mismo: monseñor Emilio Antonio Di Pasquo, monseñor Jerónimo Podestá, monseñor Eduardo Francisco Pironio (administrador apostólico), monseñor Antonio Quarracino (luego cardenal), monseñor Rubén Héctor Di Monte, y quien “les está dirigiendo con el corazón estas líneas”.
En relación con los sacerdotes que han dado la vida por la Iglesia, monseñor Frassia dijo no poder nombrar a cada uno, “son varios; las religiosas, siempre silenciosas pero con una fidelidad increíble; los laicos, hombres y mujeres que se jugaron por el Señor y por la Santa Iglesia”.
“Todos ellos, forman una gran alfombra que sostienen la santidad del pueblo santo de Dios”, subrayó y los bendijo de corazón diciendo: “Jamás me olvidaré de ustedes, y de sus realidades. La Virgen de la Asunción los siga protegiendo de todo mal. Que Santa Teresa de Jesús, mantenga encendido el amor y la pasión por la Iglesia”.
“Que San José, les dé la fuerza y la pureza de la fe, para custodiar a la Iglesia, y que San Pablo VI, siga bendiciendo el Seminario, a los seminaristas les dé la fuerza y la alegría de la perseverancia y la luz de buscar y hacer su santa voluntad”, concluyó.+