En la fiesta de Ntra. Sra. de Buenos Aires, Mons. Ares pidió "el don de la unidad"
- 26 de abril, 2021
- Buenos Aires (AICA)
El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares, presidió el 24 de abril la misa en honor de Nuestra Señora de Buenos Aires.
Con una misa al aire libre frente al templo ubicado en el barrio de Caballito, la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Buenos Aires celebró a su Virgen Patrona.
Luego de una procesión por el barrio, los fieles recibieron con aplausos a la imagen de la Virgen. La misa estuvo presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares.
En su homilía, el obispo recordó: “En este día especial para la comunidad, y también para la ciudad de Buenos Aires, porque tiene el nombre de la Virgen, y como ustedes saben, ya en la primera fundación, Pedro de Mendoza, una pequeña fortaleza, la pone bajo el amparo de Nuestra Señora del Buen Ayre”.
Después esa población queda devastada, y hay una segunda fundación de la ciudad donde Garay pone la ciudad a nombre de la Santísima Trinidad a nombre de la Santísima Trinidad, y el puerto de Santa María de los Buenos Aires”, continuó. Pero, aclaró, “estamos hablando de historia y en realidad no es tanto recordar algo del pasado sino ver cómo la Virgen nos acompaña en este presente”.
Además, destacó la vocación de santidad de María al vivir “totalmente en el amor”. En ese sentido, afirmó: “La mejor forma de bendecir es descubrir que cada uno de nosotros somos una bendición”.
“En este fin de semana se reza por las vocaciones, y cada uno de nosotros tenemos una misión, somos una bendición para este mundo, y tenemos que llevarla adelante con la santidad. Para algunos es imposible, para Dios todo es posible”, aseguró.
“Cuando acudimos a la Virgen, cuando miramos a Nuestra Señora de los Buenos Aires, arriba del barco, vemos que ella está acompañando nuestra barca, para que lleguemos a buen puerto”. Finalmente, recordó que la Virgen, como verdadera Madre, “camina con nosotros, lucha con nosotros, derrama incesantemente la cercanía del amor tierno de Dios”, y pidió “el don de la unidad”, y poder “desarrollar nuestra santidad, nuestra vocación, y acoger a María que nos acompaña siempre, en cada instante y en este momento”.+