Mons. Han Lim Moon: "Tu dolor y tu alegría, ¡pueden convivir juntos!"
- 20 de marzo, 2021
- Venado Tuerto (Santa Fe) (AICA)
El obispo coadjutor de Venado Tuerto reflexionó con el Evangelio del quinto domingo de Cuaresma y llamó a la comunidad a "compartir la misma suerte que Jesús".
En su reflexión para el quinto domingo de Cuaresma, el obispo coadjutor de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, predicó con el Evangelio de San Juan y exclamó: “Tu dolor y tu alegría, ¡pueden convivir juntos!”.
Tomando la comparación que hace Jesús en relato evangélico, explicó: “Así como el grano de trigo debe morir para germinar en espiga y dar mucho fruto, de la misma manera, el Hijo de Dios encarnado en la tierra debe morir para dar mucho fruto por medio de su resurrección, regalando así la vida eterna a todos los hombres”.
Este domingo “Jesús nos invita a los cristianos a compartir su misma suerte”, es decir, “necesitamos morir para vivir y dar mucho fruto”. Pero el prelado preguntó: “¿No te resulta extraña esta invitación de Jesús?”.
Por eso, seguidamente dio una explicación sobre el sentido de esta expresión. Compartir la muerte con Jesús significa: “Rechazar todo lo que se opone a sus enseñanzas, como el egoísmo, la mentira, la idolatría, etc., en una palabra, rechazar el pecado; permitir y aceptar que el otro sea diferente porque, en principio, la diferencia es una riqueza que nos complementa”.
Además, “sin desvalorarnos, dar prioridad al otro valorando su aporte: opiniones, sentimientos, talentos; favorecer las condiciones para amar y servir mejor a los demás, por ejemplo, cuidando nuestro cuerpo o capacitándonos; aportar al otro nuestra riqueza a través del servicio que, en general, implica sacrificio. Especialmente ofrecerle a Cristo vivo, que es nuestra mayor riqueza”.
Monseñor Moon prosiguió recordando a Jesús “profundamente angustiado”. Por lo cual, “muchas de nuestras ‘muertes’ de cada día tampoco son agradables, sobre todo cuando nos humillan, persiguen o, inclusive, quieren matarnos a pesar de nuestros buenos propósitos a favor de los demás. Y nuestra angustia se agrava aún más al no saber si nuestro sacrificio dará fruto o no”, reflexiónó.
Pero enumeró dos razones para “morir”: “Creer en Jesús, quien murió y resucitó por amor a nosotros y nos invita a participar en su obra redentora; y por la esperanza puesta en Jesús, quien dará mucho fruto, la vida eterna, para todos; como la mujer que da a luz, que, a pesar de su angustia, tiene la esperanza de traer un hijo al mundo”.
Finalmente, recordó que ser cristiano es “compartir la misma suerte que Jesús”. Por eso, animó a la comunidad a vivir con esta lógica “extraña”, porque “si aceptas, tendrás más libertad y disfrutarás mucho mejor de esta vida y, finalmente, de la vida eterna”.+