El Papa: La luz de la belleza en medio de las sombras de la pandemia
- 12 de diciembre, 2020
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco recibió esta mañana a los protagonistas del Concierto de Navidad: La belleza del arte mueve al hombre a la esperanza, la armonía y la paz.
El papa Francisco recibió esta mañana a los promotores, organizadores y artistas del Concierto de Navidad en el Vaticano, promovido por la Congregación para la Educación Católica, y cuya recaudación será entregada a la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes y a la Fundación Salesiana Misiones Don Bosco.
“La belleza del arte mueve al hombre a la esperanza, la armonía y la paz, y los artistas que son sus custodios tienen una alta y exigente tarea, especialmente en este momento en el que la pandemia está haciendo más densas las sombras”, les dijo el Papa a los artistas.
Francisco destacó que la creación artística, por lo tanto, la "percepción y contemplación de la belleza", tiene en sí misma "tres movimientos".
El primero es el de los "sentidos", generado por el asombro, el segundo el que toca la interioridad y el alma humana, despertando "recuerdos, imágenes y sentimientos", y luego un tercero, que es el "sentido de la esperanza, que irradia también sobre el mundo circundante":
En este punto, el movimiento exterior e interior se fusionan y, a su vez, afectan a las relaciones sociales: generan la empatía capaz de comprender al otro, con el que tenemos tanto en común. Es una nueva sociabilidad, no sólo vagamente expresada sino percibida y compartida.
Del triple movimiento desencadenado por el arte, "el asombro, el descubrimiento personal y el compartir", se genera "un sentido de Paz que nos libera -dijo el Papa citando el testimonio de San Francisco de Asís- de todo deseo de dominio sobre los demás, nos hace comprender las dificultades de los más pequeños y nos empuja a vivir en armonía con todos". Una armonía que está ligada a la belleza y la bondad".
El vínculo entre la armonía, la belleza y la bondad tiene sus raíces en el Génesis, donde encontramos -explicó el Papa- el adjetivo "bueno" que en hebreo se traduce en un sentido amplio como "armonioso". Y desde la belleza de la Creación también podemos entender cuál es "nuestro papel en el mundo ante tanta grandeza", los artistas -dijo Francisco- son conscientes de ello, los que, como decía San Juan Pablo II, "percibiendo en sí mismos la chispa divina de la vocación artística" están llamados a ponerla al servicio de la humanidad, o, como decía San Pablo VI, son "amantes de la belleza" que el mundo necesita para no hundirse en la desesperación.
Incluso en el desconcierto causado por la pandemia, su creatividad puede generar luz. La crisis ensancha "las sombras de un mundo cerrado" y parece oscurecer la luz de lo divino, de lo eterno. No cedamos a este engaño. Busquemos la luz de la Natividad: atraviesa la oscuridad del dolor y de la tiniebla.
Así que las últimas palabras del discurso del Papa se convierten en una verdadera apelación a los artistas, "custodios de la belleza", cuya vocación "alta y exigente" es transmitir "verdad y belleza" con "manos puras y desinteresadas":
Ambos infunden alegría en nuestros corazones y son un "fruto precioso que resiste el desgaste del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse con admiración". Hoy como entonces, esta belleza se nos aparece en la humildad del pesebre. Hoy, como entonces, lo celebramos con un espíritu de esperanza. +