El inicio del Adviento en Belén, renovar la esperanza pese a la pandemia

Con restricciones sanitarias, el Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton, presidió el inicio de las celebraciones litúrgicas del tiempo de Adviento.

Con la entrada solemne del Custodio de Tierra Santa, Fray Fancesco Patton en Belén, lugar de origen de la vida de Jesús, y la misa celebrada este domingo 30 de noviembre, en la basílica de la Natividad, marcaron el inicio de las tradicionales celebraciones litúrgicas de este tiempo de Adviento: un tiempo que se hizo especial también debido a la pandemia global que afecta a esta tierra.

La jornada del sábado 28 de noviembre comenzó, como de costumbre, con el encuentro del Custodio con una parte de la comunidad de la parroquia de San Salvador en la sala Diwan del convento franciscano de la ciudad vieja. El párroco, fray Amjad Sabbara, destacó la importancia de las raíces cristianas de los fieles locales y la importancia de ser cristiano en este lugar tan particular, así como la difícil situación de una pandemia. 

Por su parte el Custodio subrayó la peculiaridad de la presencia de peregrinos para la comunidad local, no solo de apoyo económico sino también espiritual: la oportunidad de una ventana a la Iglesia Universal. 

"Hoy queremos tomar simbólicamente la luz que viene de Belén" dijo el Custodio "para mantener viva la esperanza, confiar en el Padre celestial y en la caridad que nos lleva a ser solidarios y ayudarnos unos a otros. El virus pasará, lo importante es que se mantenga la solidaridad entre hermanos y hermanas de la comunidad. Que el Señor nos ayude a mirar hacia adelante, a vivir siempre con esperanza”. 

Según el status quo, el segundo paso fue el saludo a la limitada representación civil y religiosa que venía de Beit Jala frente al Monasterio Griego Ortodoxo de Mar Elias y luego se dirigía hacia la Basílica de la Natividad en Belén pasando por el puesto de control de la Tumba de Raquel excepcionalmente abierto todos los años en este día. 

A diferencia de años anteriores y debido a la reciente regulación anti-Covid, el Guardián recorrió el centro de Star Street en auto, conducido por un grupo de exploradores locales. 

Al llegar a la plaza frente a la Basílica, un buen número de representantes de la comunidad local estuvieron presentes para presentar al Custodio su entrada solemne en la Basílica de la Natividad.

En la iglesia de Santa Catalina, propiedad franciscana que bordea la Basílica de la Natividad, el Custodio fue recibido por fray Enrique Segovia, superior del convento franciscano de Santa Catalina. 

“La pandemia es como la noche, hay noches más largas y noches más cortas pero la noche siempre termina y el sol vuelve a salir”, dijo el fray Patton. “Y si nuestro sol es el Señor Jesucristo, no tenemos por qué temer a la noche”. 

Pocas horas después de esta breve celebración, el custodio presidió las solemnes primeras vísperas del primer domingo de Adviento. Durante las vísperas se insertó el rito tradicional de la claraboya, que consiste en el encendido de la primera vela de la corona de Adviento con una vela encendida en el pesebre, lugar de nacimiento de Jesús.

A continuación, el domingo por la mañana se celebró la misa solemne en árabe, también presidida por el custodio de Tierra Santa. “En el Evangelio, Dios nos dice que debemos estar atentos en todo momento, para recordarnos que estamos llamados a vivir nuestra vida cristiana con responsabilidad, esperanza y fe”. 

La homilía en árabe, pronunciada por el párroco, fray Rami Asakrieh, se centró en el término “estar alerta”: una espera sin riesgo de dormirse, pero una espera encaminada a trabajar por nuestra salvación.

“La parroquia de Belén sigue preparándose para la Navidad”, dijo fray Rami. "Por causa del virus estamos más preparados y dispuestos a volver la mirada al origen de la salvación, y no a las ceremonias externas: intentamos llegar a lo más profundo de nuestra fe, en este tiempo puede ser una buena oportunidad, aunque las fiestas serán muy limitadas debido a las regulaciones anti-Covid". +